Han pasado dos años desde el lanzamiento de la Fitbit Charge 5 y Google vuelve con la familia más popular de Fitbit para demostrar que aún tienen mucho que decir en este sentido. Sí, Xiaomi es la reina del mercado con sus Smart Band y hay muchísima competencia por parte de otras marcas, pero la Fitbit Charge (con aquella mítica Charge HR) tiene uno de los grandes nombres históricos en el segmento.
Vamos a ver si, aparte de nombre, la Fitbit Charge 6 tiene hueco en el mercado. La he llevado en mi muñeca durante el último mes para este análisis y te voy a contar qué tal se porta en el día a día, entrenando y si la tecnología de Google sienta bien a esta pulsera cuantificadora.
Ficha técnica de la Fitbit Charge 6
Diseño que no desentona fuera del gimnasio
Vamos a empezar este análisis de la Fitbit Charge 6 hablando del diseño. Este es un apartado fundamental en cualquier dispositivo, pero en un reloj o una pulsera es más importante aún.
El motivo es que vamos a estar muchas, muchísimas horas con él en la muñeca y, en el caso de una pulsera de actividad como esta, la autonomía permite que estemos hasta una semana sin tener que quitárnosla, pero no nos adelantemos.
Tras un mes con la Charge 6 en la muñeca, puedo decir que es un dispositivo muy, muy cómodo. En un principio me chirrió el tacto de la correa. No es malo, ni mucho menos, ya que es una silicona que se nota de calidad y me encanta en este tono ‘Porcelana’, como lo llama Google. Sin embargo, es rígida y pensaba que iba a ser incómoda por las noches.
Lo cierto es que tiene un tacto tan suave y el dispositivo en conjunto pesa tan poco (menos de 30 gramos con la correa corta) que muchas veces olvidas que lo tienes puesto. Cuando voy en manga corta ni me acuerdo y algo que me gusta es que, ahora que ya empezamos a llevar sudaderas, como el perfil tampoco es demasiado grueso, no molesta en las mangas algo más ajustadas.
Y, aparte de esto, la correa tiene una cosa buena y una que se podría mejorar (y mucho). Lo bueno es que en la caja vienen dos tallas. Esto permite que elijamos la que más nos guste para tener el mejor agarre posible cuando estamos haciendo ejercicio (lo que mejora la recolección de datos), pero que también nos permita un ajuste cómodo a lo largo del día.
Que vengan las dos tallas es algo que no se suele ver, así que hay que aplaudir a Google en este sentido. Además, el enganche es de aluminio y el sistema no se ha soltado en ningún momento. ¿Lo mejorable? Pues que seguimos con el sistema de enganche propietario, así que sólo puedes usar correas compradas a propósito para este modelo o alguna que tengas de la generación anterior.
Pero bueno, hay que decir que, mientras que en los relojes (excepto en el Apple Watch) los fabricantes optan por hacer correas universales, en las pulseras deportivas es otro cantar y cada marca hace la guerra por su cuenta en este sentido. Eso sí, el sistema es sencillo (es una palanquita que expulsa la correa), pero no me gusta que sea de plástico. Habría sido genial que hubieran mantenido el aluminio de la caja.
Y ya que lo mencionamos, la caja se siente de muchísima calidad. Viene en tres colores a juego con la correa y tengo que decir que este de ‘Porcelana’ es el más camaleónico, puesto que me parece que no desentona en un gimnasio y, además, es muy elegante para cualquier otra situación. El ‘Coral’ me parece bonito también, pero la de color ‘Obsidiana’ es algo sosa. Esto va en gustos, claro.
La caja está fabricada en aluminio y cristal en la parte de la pantalla, en la trasera tenemos tanto los pines de carga como los sensores y es idéntica a la generación anterior excepto por un detalle: vuelve el botón.
Una de las críticas que hicimos (y que fue extendida) a la Charge 5 fue la ausencia de un botón físico. Ahora tenemos uno en el lateral izquierdo y tengo que decir que juega al despiste. Pensaba que era un botón háptico (que no sería un botón propiamente dicho, vaya), pero resulta que probando para ver si era mi impresión o no, lo pulsé con diferentes materiales (un cable USB, una caja de auriculares y un posavasos de madera) y… sí, es un botón físico.
Es extraño porque no tiene recorrido y toda la retroalimentación que ofrece es mediante una vibración, pero ahí está, es un botón. Sirve para ir a la esfera principal y nada más, pero hay ocasiones en las que agradezco tenerlo.
Pantalla heredada de la generación anterior
Y si en diseño es prácticamente idéntica a la generación anterior, en la pantalla ambas son como dos gotas de agua. Tenemos el mismo panel de 1,04 pulgadas que ya vimos la generación anterior: AMOLED, a color y con una resolución adecuada para no distinguir los píxeles con facilidad.
Con ciertas esferas, el frontal da la sensación de ser más generoso de lo que realmente es. Y es que, en cuanto empezamos a interactuar y, sobre todo, en cuanto nos entra alguna notificación, descubrimos que los marcos son excesivamente grandes.
En los laterales tenemos unos marcos de algo más de dos milímetros (sin contar el milímetro y medio adicional metálico del cuerpo), pero arriba y abajo tenemos seis milímetros en negro más un milímetro adicional de la caja en su punto más delgado.
Considero que es exagerado y un diseño del frontal más propio de tiempos pasados. Y sí, la hora se ve perfectamente, pero como digo, cuando necesitamos ver un mensaje largo o el nombre de una función que ocupa más espacio, es normal que se divida en dos líneas o que necesitemos esperar unos segundos a que acabe el recorrido lateral del título.
Afortunadamente, la interfaz de Fitbit está optimizada para una pantalla tan pequeña y todo se basa en iconos muy grandes que se muestran de uno en uno o en interruptores cuyo icono es pequeño, pero que tienen un área de toque como el de un icono normal. Si tienes dificultades a la hora de ver el texto, puedes activar la función de aumento.
Con un doble toque en cualquier momento y en cualquier punto de la pantalla (aunque el dedo ocupará todo el panel con facilidad), puedes aumentar el tamaño de todo. Dando otro doble toque, vuelve a su tamaño habitual. Me parece una buena opción de accesibilidad, pero en una Charge 7, definitivamente, deberíamos ver un panel de un mayor tamaño.
Y en ajustes de la pantalla, no creas que encontramos mucho más, pero sí hay dos elementos que deberías tener en cuenta. El primero es que tenemos un modo sueño. Esto lo que hace es apagar la pantalla en un horario que podemos definir para que no tengamos un destello de la pantalla que nos moleste cuando dormimos, ya que en su brillo mínimo, sigue siendo molesto en total oscuridad.
Sobre los niveles de brillo, tenemos el ‘Atenuado’, ‘Normal’ y ‘Máximo’ y, aunque en la configuración de la pantalla no se nos indique, también hay un sensor de brillo automático que funciona bastante bien. No es el más rápido, pero definitivamente adapta de forma correcta el brillo a la iluminación ambiental.
Hay modo de pantalla siempre encendida que muestra una versión simplificada de la esfera que tengas en cada momento y el tiempo de pantalla encendida no podría ser más críptico. Google ha hecho varias cosas de forma distinta al resto de fabricantes en esta pulsera y es algo de lo que nos damos cuenta tanto por el software como por algunos menús.
Y es que, en lugar de definir con un tiempo cada nivel de pantalla encendida, lo que se nos muestra es ‘Por defecto’, ‘Medio’ y ‘Largo’. Sí, queda más elegante leer eso que una cifra, pero ya no se trata de ser elegantes o no, sino prácticos. Lo hemos medido y el tiempo de pantalla encendida es de cinco, diez y quince segundos. Esa es la información que el usuario necesita saber.
Yo lo he configurado con el tiempo medio porque no suelo necesitar más y, de hecho, casi siempre preciso menos tiempo, así que pongo la palma sobre el panel para apagarlo o que empiece a mostrar el modo de Always-on Display. Hablando de ‘tocar’, el panel responde perfectamente a nuestras pulsaciones y las huellas se quedan bastante marcadas. Lo que me ha gustado mucho es que la protección hidrófoba funciona a la perfección.
Un sistema sencillo potenciado por apps de Google y todas las opciones… si pagas
Visto el diseño y la pantalla, es el momento de pasar al interior. Algo que me gusta de Fitbit es que, en estos modelos, tienen claro que se trata de pulseras cuantificadoras y para hacer deporte. Lo único ‘smart’ que suelen tener son las notificaciones, pero se centran en hacer que la experiencia de usuario con los menús sea lo mejor posible.
Es algo que se repite en esta Charge 6, pero podríamos decir que está ‘Googleficada’. Y es que, además de las aplicaciones de salud de la pulsera, tenemos algunas de Google que pueden venir muy bien:
- Controles de YouTube Music.
- Google Wallet para pagar con la pulsera.
- Google Maps.
Y sí, las tres tienen su letra pequeña. Para empezar, no podemos controlar la música de nuestro móvil que suene en apps como Tidal, Apple Music o Spotify. Los únicos controles para música que aparecen son los de YouTube Music, así que si no usas ese servicio, te fastidias.
Me gusta que no se limita a play, pausa y controles de volumen, ya que te permite seleccionar canciones en un menú desplegable, pero aunque uso varios sistemas de streaming, YouTube Music está al final de mi lista y estos controles no me sirven de mucho.
Google Wallet funciona… siempre que la tarjeta sea compatible. No pude enlazar la tarjeta de mi banco porque éste no soporta los pagos en Google Pay para Fitbit. La compatibilidad es bastante alta, pero mi banco (que no es una caja pequeña, precisamente) no está soportado. Puedes ver la lista completa de bancos en la propia página de Fitbit para no llevarte sorpresas.
Y Google Maps es la que funciona sin sorpresas: es un navegador paso a paso, lo que significa que, cuando introducimos una ruta en el móvil, nos muestra las órdenes concisas como la distancia en línea recta, cuándo vienen las curvas y ese tipo de información.
Llegan todas las notificaciones y están bien recogidas en una de las esferas laterales que, en todo momento, muestra una pantalla inicial con el número de notificaciones que tenemos. Si bajamos, vamos viéndolas todas y hay apps en las que podemos responder con mensajes predefinidos o con emojis. Pensaba que sólo iba a estar limitado a los SMS de Google, pero he podido responder perfectamente a mensajes de Telegram.
Podríamos decir que ahí acaban las funciones smart y, salvo las aplicaciones nuevas de Google, el resto es tal y como vimos en la Charge 5. ¿Es negativo? En absoluto, pero antes de comentar las opciones de salud, quiero abrir el melón de la suscripción.
Y es que, aparte de la pulsera, tenemos la opción de suscribirnos a Fitbit Premium para tener algunas métricas más avanzadas y sesiones tanto de ejercicio como de meditación y relajación con vídeos de entrenadores de Google. Algo así como Fitness+ de Apple. Lo que incluye la suscripción es lo siguiente:
- Mejoras en las estadísticas de nivel de recuperación diario para saber cuándo hacer el próximo ejercicio.
- Perfiles de sueño con tendencias de sueño de los últimos 30 días.
- Puntuación de gestión del estrés con datos granulados.
- La puntuación del sueño muestra tanto las fases del sueño como su calidad.
- Vídeos de ejercicio y acondicionamiento, recetas de alimentación deportivas y sanas y vídeos de mindfulness.
- Informes de bienestar con tendencias de salud de los últimos 30 días.
El precio de la suscripción es de 8,99 euros al mes o 79,99 euros al año ahora que está al 26% (la app marca que el precio habitual son 107,88 euros), pero con la compra de la Charge 6, tenemos seis meses de Fitbit Premium gratuitos.
Considero que, por los 160 euros que cuesta, deberíamos tener incluidas todas las métricas y estadísticas que se han apartado tras el muro de pago de Premium. Hay algunos vídeos gratuitos a los que podemos acceder sin pagar, pero entendería que esas sesiones de entrenamiento, la nutrición o la meditación estuvieran tras un muro de pago. Lo de las estadísticas más detalladas es algo que no comprendo.
Abierto este melón, tengo que decir que las mediciones que nos ofrece la pulsera me parecen muy, muy buenas. Aunque tiene funciones de smartwatch, aquí se nota que estamos ante una pulsera deportiva y toda la experiencia está muy enfocada a eso, aunque hay algunos automatismos que pueden limitar esa experiencia.
La medición del ritmo cardíaco es constante, en el reloj tenemos gráficos que muestran qué tal se nos está dando tanto la semana como el día (lo activos que somos) y podemos hacer mediciones a capricho como la del EC o el EDA (pulsando ambos lados de la pulsera durante tres minutos, nos da una estadística con la respuesta física de nuestro cuerpo al estrés).
Ni el EC ni el EDA son algo que haya utilizado más allá de para probar, pero con el seguimiento del ritmo cardíaco estoy muy contento. Google asegura que ha mejorado el algoritmo incorporando el del Pixel Watch y que, por eso, ahora es un 60% más preciso que el de la generación anterior. Esto es algo que se nota más en ejercicios de alta intensidad y tengo que decir que, comparado con el Apple Watch Series 9, el ritmo es idéntico. También es muy similar a lo que me ofrece una barra pectoral.
En la aplicación del móvil (compatible con iOS y Android) tenemos unas estadísticas más ricas y me gusta que en algunos apartados muestren claramente y sin rodeos lo que varían las métricas respecto al día anterior. Hay un apartado de ‘Métricas de salud’ que nos permite ver tanto el estado diario como la tendencia y, en el estado diario, nos dice claramente si nuestros parámetros de hoy se ajustan a lo que solemos tener.
Si pinchamos en cualquiera, tenemos más detalles, y algo interesante es que ahí vemos tanto que mide la temperatura cutánea como la saturación de oxígeno. No podemos activar ambos sensores manualmente y los dos entran en juego automáticamente cuando dormimos. Es algo que también pasaba la generación anterior.
La medición del sueño me parece muy, muy precisa. No me refiero a las fases, ya que no lo puedo saber, sino a las horas del mismo. Además, sin ser premium tenemos la opción de ver nuestra media de los últimos 30 días y la comparativa con personas de mi edad.
La Fitbit Charge 6 para entrenar
Antes de pasar a la autonomía, que es uno de los puntos fuertes de la pulsera teniendo en cuenta la medición constante de parámetros físicos, quiero hablar un poco de los deportes. Ya he comentado que la medición del ritmo cardíaco me parece muy buena y la app funciona genial para dar información adicional, pero ha habido mejoras en el número de deportes esta generación.
Ahora son 40 deportes con algunos nuevos como surf o esquí, pero lo realmente importante es que todos son accesibles desde la Fitbit. No hay que ir al móvil para encontrarlos todos y es una mejora importante respecto a la anterior generación, donde sólo podíamos llevar seis en la pulsera y, el resto, en el móvil.
Algo también interesante es que nos podemos conectar por Bluetooth con ciertas máquinas de ejercicio en casa y de gimnasios que sean compatibles. Así, tenemos unas estadísticas más ricas porque se alimentan, directamente, de lo que ofrecen esas máquinas, pero también en la pantalla de las mismas podemos ver los datos de la zona de ritmo cardíaco en la que nos encontramos y las pulsaciones. Si eres más de gimnasio tradicional con hierros y cintas, esto es algo a lo que no podrás sacar partido.
Y algo que me ha encantado es lo bien que detecta automáticamente tanto los paseos a buen ritmo como la carrera. Cuando estás unos minutos con las pulsaciones más altas de la cuenta, la pulsera activa el modo entrenamiento automáticamente contando desde el momento en el que las pulsaciones empezaron a subir, y lo hace de una forma muy, muy precisa.
Es algo que me ha encantado y que considero que puede venir genial para esa persona sedentaria que quiere empezar a ponerse en forma, ya que estar andando y ver que, automáticamente, la pulsera lo marca como entrenamiento, es una forma de animarse.
Por último, tenemos el GPS. La Charge 6 tiene GPS integrado y me ha gustado que podemos seleccionar qué GPS queremos utilizar en nuestros entrenamientos para tener mejor precisión o gastar menos batería de nuestros dispositivos.
Así, tenemos el ‘Dinámico’ que bebe tanto del móvil como de la Fitbit en función de cuál tenga mejor señal; el ‘Teléfono’ sólo tira del del móvil y podemos seleccionar que únicamente utilice el GPS interno en el modo ‘Dispositivo’. La precisión me parece buena, con ese metro de margen de error de este tipo de dispositivos, pero algo a tener en cuenta es que (al menos en mi caso), el GPS no inicia a no ser que empecemos el entrenamiento desde la app del móvil.
Si vas a salir a andar y seleccionas el ejercicio en la pulsera, aunque hayas marcado que el GPS sea el interno, no lo activa para marcar la ruta, simplemente para darnos información sobre el ritmo. Si quieres usar el GPS, hay que ir a la app del móvil, comenzar el ejercicio desde la misma y esperar a que se posicione.
Autonomía para despreocuparnos durante la semana
La autonomía va a depender mucho de cuánto utilicemos el GPS, pero se puede llegar sin problema a la semana de autonomía que promete Fitbit. Teniendo en cuenta la medición de temperatura y SpO2 mientras dormimos, así como la frecuencia cardíaca en tiempo real en todo momento y un entrenamiento diario durante cinco días a la semana, ver que tenía autonomía de sábado a casi domingo es una alegría.
Como es resistente al agua, no te la tienes que quitar ni para fregar los platos y lo cierto es que, llevando un smartwatch en la otra muñeca, tener una semana de autonomía es calidad de vida. Va a depender mucho de la vibración, el uso del GPS y si tienes o no el AOD encendido, pero me parece buena autonomía.
Sobre la carga, a continuación te dejo los tramos de la misma con el cargador POGO imantado que viene en la caja:
- 10 minutos – 10%
- 20 minutos – 28%
- 30 minutos – 54%
- 40 minutos – 68%
- 50 minutos – 81%
- 60 minutos – 95%
- 70 minutos – 99%
- 74 minutos – 100%
Como suele pasar en este tipo de dispositivos, tenemos un buen empujón inicial, aunque me sorprendió ese tramo de los 20 a los 30 minutos, con una carga más lenta y mucho más progresiva pasado ese 50% de la batería.
Fitbit Charge 6, la opinión de Xataka
Al final, me ha gustado que Google tiene muy claro lo que es esta pulsera. Y es que, ante todo, es eso: una pulsera cuantificadora. Se han centrado en mejorar los algoritmos, mantener la autonomía de una semana y mejorar ciertos elementos cuestionables de la generación anterior a la vez que incorporan esa especie de ‘smartwatchización’ con algunos servicios adicionales.
Que el botón haya vuelto es una buena noticia, así como que podamos seleccionar cualquier deporte desde el propio dispositivo. La precisión me gusta, la aplicación está bien diseñada y nos permite consultar ciertos parámetros muy ricos de forma sencilla para controlar tanto nuestra evolución como nuestros cambios de salud y la autonomía es una gozada.
Ahora bien, considero que en siguientes generaciones habría que mejorar la diagonal de la pantalla y, sobre todo, introducir las métricas más completas dentro de la aplicación gratuita. Entiendo que los servicios son importantes y me parece genial que los entrenamientos estén tras el muro de pago, pero no estimo correcto colocar ahí las métricas completas de algo que ya están midiendo los sensores del dispositivo.
Y, por favor, Google, un reproductor de música que vaya más allá de YouTube Music, eso sería de lo más útil. Por lo demás, es un dispositivo que hace bien lo que tiene que hacer bien y, si lo que necesitas es una pulsera cuantificadora, es de las mejores del mercado.
El dispositivo ha sido cedido para la prueba por parte de Fitbit . Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas .
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– La noticia Fitbit Charge 6, análisis: la fusión entre smartwatch y pulsera cuantificadora suena mejor gracias a Google fue publicada originalmente en Xataka por Alejandro Alcolea .