En España estamos acostumbrados a que la matrícula de nuestro coche le acompañará hasta el final de su vida útil. Los únicos cambios que hemos visto en ellas tienen que ver con la incorporación de nuevos materiales, como el metacrilato; o el cambio de formato que vimos en 2000, cuando el sistema provincial llegó a su final en Madrid.
Ninguno de estos cambios, ni mucho menos, ha implicado cambios para las matrículas ya existentes: por muchos años que tenga un coche, su matrícula se mantiene invariable. En México, en cambio, sí hay cambios periódicos obligatorios para el parque de vehículos. Y aunque el principal motivo esgrimido es la seguridad, muchas voces apuntan al afán recaudatorio. Puede que ambas partes tengan razón.
De un código de barras a burbujas de aluminio
Al contrario que en España, y como ocurre en Estados Unidos, México permite que cada estado diseñe las matrículas con su propio estilo, tanto estético como en el tipo de combinación de dígitos y letras. Eso sí: obliga a respetar ciertas normas comunes. Un tamaño de 30 x 15 centímetros, esquinas redondeadas y caracteres troquelados, entre otros.
La seguridad mencionada como principal argumento para los cambios está relacionada con evitar falsificaciones. Y las placas han ido ganando en medidas físicas contra el fraude. Desde imágenes impresas en tinta invisible que solo es visible bajo un tipo de luz concreta hasta burbujas de aluminio, pasando por códigos de barras, remaches con una leyenda específica y hasta un código QR que contiene información sobre el vehículo.
De esta forma, si un agente de la autoridad quiere corroborar la autenticidad de una matrícula, no solo tiene formas físicas de comprobarla, sino que usando el QR puede cotejar que esa placa es del coche de quien dice ser, una medida como la que tenemos en España con el carné de conducir digital y que también se está aplicando en patinetes.
Los materiales también han ido mejorando para hacer las matrículas más longevas, y algunos cambios obligatorios han tenido que ver con esto: una forma de asegurarse de que las matrículas no envejecen de forma tan acusada que dejan de ser legibles.
“Al final en cuanto ves una matrícula muy desgastada ya es una forma de saber si no ha sido reemplazada, así que es fácil detectarlo. Aunque también hay gente que las pinta, sobre todo en el transporte ilegal, los taxis piratas. Si las ves desde cerca enseguida te das cuenta de que es falsa, pero si la ves desde lejos quizás no. Y para un local es fácil notarlo, pero para un foráneo probablemente no”, nos explica Álex, un diseñador de 35 años de Ciudad de México.
Estos cambios forzosos también son dependientes de cada estado. El Estado de México, por ejemplo, dispuso a principios de 2019 que todas las placas deberían ser renovadas cada cinco años. El coste del trámite era de 751 pesos (unos 42 euros), pero ha ido incrementándose y ya cuesta 894 pesos (unos 50 euros) para vehículos particulares. En el caso de vehículos antiguos, el precio sube hasta los 1.402 pesos (unos 78 euros).
Esta medida supone, solo para el Estado de México, unos 5.600 millones de pesos anuales en ingresos (unos 310 millones de euros anuales en ingresos).
Otra diferencia con España es que si una persona se muda de estado, también deberá reemplazar su matrícula. De no hacerlo, en el caso de que la mudanza sea permanente, se expone a multas. El coste en 2023 para este trámite es de 511 pesos (unos 28 euros).
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– La noticia Las matrículas de los coches en España son para siempre. En México no fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .