Por primera vez, durante dos días seguidos, el planeta supera los 2 ºC de calentamiento global. El viernes 17 de noviembre la anomalía fue de 2,07 y el sábado 18, de 2,06 ºC. Parece un detalle técnico, pero es 2023 reventando una tras otra todas las marcas climáticas. Los científico, mientras tanto, no saben qué pensar.
¿Qué significa exactamente esto? Como decía González Alemán, corremos el riesgo de confundir esta subida con el famoso acuerdo de París de “limitar el crecimiento de las temperaturas al 1,5 ºC” sobre la media preindustrial. Evidentemente, son cosas relacionadas: pero muy lejanamente.
Las referencias del acuerdo de París no están basadas en anomalías diarias como las que hablamos hoy. Eso sería problemático porque hay muchos motivos por los que la temperatura puede subir (aisladamente) en día concretos. Por ello, París usa medias de 30 años y ahora mismo estamos en un 1.25 ºC por encima de la media.
No es la bocina final, pero. Pero es un aviso claro. Otro más. Al fin y al cabo, no faltan observaciones. Los satélites de la NASA llevan meses indicando que el planeta está ganando cada vez más energía. El balance energético (la diferencia entre la energía que entra en la atmósfera y la que sale hacia el espacio) es inusualmente alto y la culpa es, esencialmente, de los gases invernadero.
El resultado es que, “casi con total seguridad, 2023 será el año con la temperatura media global más alta jamás registrada”.
Mas allá de las emisiones. Hay que tener en cuenta que, como explicaban en Climática, el calentamiento global “se produce a diferentes escalas temporales”. En este caso, a la tendencia al “calentamiento a largo plazo de la atmósfera y los océanos (impulsada por los gases de efecto invernadero)” hay que sumar los efectos deEl Niño. Un El Niño que tiene cada vez más posibilidades de ser “históricamente fuerte”, con todo lo que eso conlleva a nivel climático, económico y social.
¿Qué pasará después de El Niño? La pregunta es relevante: los modelos tienen claro que El Niño estará con nosotros durante 2024, pero después todo son incógnitas. ¿Volverán las temperaturas al ‘redil’ de las series históricas o la subida está aquí para quedarse? Nadie lo sabe muy bien. No obstante, las proyecciones marcan la tendencia claramente.
Hasta tal punto de que ayer mismo el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó el informe sobre la brecha de emisiones de 2023 y los datos son malos para París. Muy malos. Ahora mismo, los redactores del informe señalan que solo hay un 14% de posibilidades de que el mundo no supere ese umbral.
Lo más probable, siempre según el PNUMA, es que (si seguimos con las tendencias actuales) alcancemos una temperatura entre2,5 y 2,9 °C por encima de los niveles preindustriales. Para que nos hagamos una idea, si queremos no superar el grado y medio, tenemos que reducir las emisiones en un 42% antes de 2030.
¿Podremos hacerlo? Según el Programa de la ONU no parece probable. Es más, en la medida que no dejemos de “batir récords no deseados de emisiones de gases de efecto invernadero”, tendremos que acostumbrarnos a “temperaturas máximas mundiales y fenómenos meteorológicos extremos”.
Imagen | Copernicus
– La noticia Llevamos años tratando de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC. La ONU acaba de dar el objetivo por muerto fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .