No lleva ni tres días en cartelera, pero ‘Napoleón’, el biopic dirigido por Ridley Scott y centrado en el corso más famoso de todos los tiempos, protagoniza ya una encendida polémica con encarnizadas críticas y aún más agrias réplicas del propio Scott. Nada extraordinario tratándose de una superproducción. Lo curioso es que las primeras no parten de críticos de cine y las respuestas de Scott tampoco se centran en cuestiones técnicas o supuestos fallos de guion. El terreno de la discordia es otro bien distinto (y resbaladizo): el de la historia.
Y lo cierto es que le está haciendo la campaña a la película.
Polémica antes del estreno. Para ser precisos, la polémica en torno al ‘Napoleón’ de Scott se ha adelantado incluso al estreno de la película. Los segundos de metraje avanzados por la productora antes del estreno, con un primer tráiler ya en julio, sirvieron para caldear el debate que ha acabado por marcar la cinta: el del rigor histórico. El resultado es que el film llegó a los cines este viernes precedido de un agitadísimo debate sobre sus imprecisiones y las libertades más o menos legítimas que se ha tomado Ridley Scott al abordar al personaje.
Napoleón no es al fin y al cabo una figura cualquiera. Dejando al margen su relevancia en Europa y especialmente en Francia, es uno de los dirigentes más populares de, como mínimo, los últimos siglos. Y precisamente por eso también de los más explorados, tanto en la ficción como por historiadores y biógrafos. El mismo Scott ha reconocido que hay más de 2.500 libros sobre Bonaparte y, al menos hasta hace unos años, era el personaje histórico más representado en la gran pantalla. Según cálculos del Guinness World Records, se ha retratado ni más ni menos que en 189 filmes entre 1897 y 2000. Y de eso hace 23 años.
De peinados y cañonazos. Las objeciones de los historiadores se centran en cuestiones que van desde imprecisiones puntuales, que podrían pasar por licencias artísticas totalmente aceptables, a otras que “distorsionan” el relato histórico. O al menos así lo han señalado expertos que ya han visto la película. De todas, hay dos que se han comentado de forma especial: la primera son las imágenes en las que se ve cómo la artillería gala dispara a las pirámides durante su campaña en Egipto; la segunda, la presencia de Bonaparte durante la muerte de María Antonieta.
“Bonaparte no asistió a la ejecución de María Antonieta, estaba en el sitio de Tolón“, recuerda a la cadena France Info Georges Mourier, cineasta y buen conocedor de la figura del emperador francés. No es su único matiz a la cinta de Scott. El también experto en restauración, recuerda que cuando la reina francesa pasó por la guillotina llevaba el pelo corto, a diferencia de lo que se ve en la nueva película, y que por supuesto el dirigente francés “nunca mandó bombardear las pirámides”. “¡Es la base de la egiptología moderna!”, reivindica Mourier.
De licencias y críticas. Tampoco esos son los únicos detalles que han “escamado” a los historiadores. En la cinta a Napoleón lo interpreta Joaquin Phoenix y a su primera esposa, Josephine de Beauharnais, la actriz Vannesa Kirby. Ambos intérpretes se llevan unos 14 años, cuando entre los personajes reales había una diferencia de seis. En Francia hay incluso quien se ha burlado del instante de la cinta en el que los soldados gritan “Vive La France” en un francés con clarísimo acento americano. La escena, llegó a publicar la edición nacional de GQ, resultó “profundamente torpe, antinatural e involuntariamente divertida”.
Mourier señala algunos detalles más relevantes y que, estos sí, desdibujan los hechos históricos. “Cambia una fecha importante. Joséphine murió el 29 de mayo de 1814, mucho antes de los Cien Días. Pero en la película muere cuando Napoleón ya ha desembarcado en Golfe-Juan, a su regreso de Elba”, anota. También se altera en cierto modo la batalla de Austerlitz. El experto admite en cualquier caso ciertas licencias que hacen el relato “más espectacular y comprensible” y asegura que tampoco le molestan “libertades cinematográficas” en la cinta de Scott.
“Distorsiona el discurso”. Entre sus comentarios Mourier señala sin embargo algunos detalles de la película que, a su juicio, van más allá y afectan a la idea que se traslada al espectador sobre la figura de Bonaparte, su legado y contexto. “En la coronación de Napoleón, si no recuerdo mal, le hicieron decir: ‘Recogí la corona de Francia del arroyo…’. Esto distorsiona totalmente su discurso, porque si Napoleón se hizo coronar emperador fue para que el pueblo no viera en él la continuidad de la realeza”, explica: “El juramento de 1804 está más cerca del deseo de respetar los logros de la Revolución que de prolongar cualquier espíritu del Antiguo Régimen”.
Otra de las objeciones de Mourier es que en la película “faltan muchos elementos geopolíticos” que explican las decisiones de Bonaparte, el papel de Inglaterra o que directamente ayudan a entender el saldo de bajas de las batallas. “En esta película, el personaje de Napoleón carece de la dimensión de su geopolítica real, y también de su obra civil”, lamenta el experto. El propio Scott levantó ampollas hace unos meses al comparar a Napoleón con Alejandro Magno, Adolf Hitler o Stalin.
Si no te gusta… ajo y agua. Eso básicamente es lo que ha respondido Scott a quienes han cuestionado las imprecisiones de su cinta. Y en un tono tan rotundo y en ocasiones incendiario que al final ha servido para dar aún más eco a las críticas. Ya antes del estreno el director dejó perlas dignas del mejor manual de incorreción política. Cuando la BBC le preguntó por las críticas recibidas en Francia, contestó: “¿De verdad quieres que responda a eso? Sonará un pitido de censura”.
Antes Scott ya había aconsejado a quienes examinan con lupa los detalles históricos de su película que “se compren una vida”. “¿Acaso estabas allí? Ah, no estabas allí. Entonces, ¿cómo lo sabes?”, llegó a espetar en una ocasión. Su tono no se ha rebajado con el paso de las semanas. Hace unos días Europa Press publicó una entrevista en la que le preguntaban de nuevo por la falta de rigor histórico o el supuesto enfoque probritánico y antifrancés que traspira la película. Su respuesta es si cabe la más rotunda de todas: “Eso es una absoluta gilipollez”.
“No se gustan ni a sí mismos”. Hay más. Como recogen Fotogramas o la cadena BBC, Scott ha llegado a responder a las críticas recibidas por al menos parte de la crítica gala afirmando que “los franceses no se gustan ni a sí mismos”. Sobre la mayor o menor imprecisión de su cinta, ha recordado también que la suya no es la primera obra que aborda la rica y poliédrica figura de Bonaparte. “Siempre habrá historiadores que digan esto, pero de lo que no quieren hablar es de que se han escrito más de 2.500 libros sobre la figura de Napoleón —argumenta—. Eso significa que hay una gran cantidad de especulación y visiones diferentes”.
Resultado: una gran campaña. ‘Napoleón’ no es la primera y seguramente tampoco sea la última película señalada por sus licencias e imprecisiones. La lista de cintas que se han enfrentado a quejas parecidas es larga y abarca tanto biopics como otro tipo de rodajes históricos: ‘Espartaco’, ‘Braveheart’, ‘Titanic’ o incluso otra de las producciones de Scott coprotagonizada por Phoenix, ‘Gladiator’, que entre otras cuestiones altera de forma notable la muerte del emperador Cómodo. De la lista no se salva ni siquiera ‘Oppenheimer’, el último éxito de Nolan.
En ocasiones los fallos son cuestiones de detalle, menores, en otras afectan al relato histórico, pero el debate se mueve siempre en torno a las mismas preguntas: ¿Son lícitas las licencias en una obra de ficción que, a fin de cuentas, no se presenta como documental? ¿Debe ser fiel a las biografías un biopic? ¿Es incoherente que una producción invierta millones de dólares en escenarios, decorados y vestuarios lo más fieles a la realidad posible y luego no respete los hechos históricos?
Por lo pronto, a ‘Napoleón’ el debate le está sirviendo para ganar visibilidad. Durante su estreno en Francia logró recaudar aproximadamente 1,02 millones de dólares, con 120.000 entradas vendidas en su estreno, según Variety. Y ya hay quienes, como Mourier, esperan por la versión extendida que se ofrecerá en Apple TV+ y durará más de cuatro horas para ahondar en la visión de Scott .
En Xataka: Duero Alto, Cabo de Peñas, Bidasoa: el mapa provincial que Napoleón se inventó para España en 1810
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La noticia ‘Napoleón’ es la película más polémica de Ridley Scott en años. No entre los críticos: entre los historiadores fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .