En esto del “hazlo tú mismo” habíamos visto de todo. Más allá de los clásicos juguetes (y no tan juguetes), algunas empresas han querido innovar poniendo al cliente en el papel de “constructor” de sus propios productos. Lomography invitaba a construirte tu propia cámara analógica. Y Nintendo sorprendió con su Mario Kart Live Home Circuit. Lo que no habíamos visto hasta ahora era lo de vender un coche.
En Luvly saben que los coches eléctricos no son baratos. Especialmente si queremos uno entregado en el concesionario, con todas sus ruedas y mandos disponibles. ¿Cómo? Sí, no hablamos de entregar coches con funciones capadas por falta de chips, hablamos de recibir un coche funcional con todos sus mandos disponibles.
Porque eso es lo que recibirán los talleres encargados de montar nuestro vehículo. Esta compañía sueca ha ideado una nueva forma de enviar sus baratísimos coches eléctricos: por piezas. La idea es que, bien apiladas, las piezas ocupan mucho menos que un vehículo ya construido. Así que, ¿por qué no enviarlo así al lugar de destino?
Dentro de esta caja, tiene su coche
El Luvly 0 es un coche simplísimo. Mide 2,70 metros de largo, 1,53 metros de ancho y 1,44 metros de largo. La carrocería se monta sobre un motor eléctrico y una batería que prometen un consumo de 6 kWh/100 km, una autonomía de hasta 100 kilómetros y una velocidad máxima de 90 km/h. Todo suma un total de menos de 400 kg.
El objetivo es vender esta suerte de coche eléctrico por 10.000 euros. Un precio de salida que tiene un importante problema: la distribución se comería los costes. A menos, eso sí, que el espacio ocupado por cada vehículo sea mínimo. Por ello, en un contenedor con capacidad para cuatro coches son capaces de trasladar las piezas de 20 vehículos. Ya en destino, el coche es montado por talleres que cuenten con acuerdos con la marca. De momento, en su espacio web tampoco señalan qué desde qué países o regiones se pueden enviar ni donde encontrar un taller adscrito a su programa.
Por tanto, lo único que podremos montar o desmontar como clientes será su batería. Porque su peso es de 15 kg y es extraíble, por lo que, como sucede con algunas moticicletas eléctricas urbanas, es posible sacar la batería para cargarla en un enchufe doméstico.
En Luvly deben ser conscientes de las reticencias que puede levantar su producto. De hecho, una de las primeras respuestas que nos encontramos en su página web está relacionada con la seguridad del vehículo. Según aseguran, el Luvly es completamente seguro y ha sido “diseñado con tecnologías de coches de carreras” en lo que a absorción de impactos se refiere.
Reducir el tamaño del producto enviado puede ser esencial para la viabilidad del mismo o el ahorro de una compañía. El coste de la distribución es tal que, por ejemplo, algunas marcas chinas están comprando sus propios barcos para controlar ellas mismas todo el proceso. En otros sectores, Apple aseguraba que eliminar el cargador de los iPhone les permitía incluir hasta un 70% más de teléfonos en un mismo palé.
La compañía de Cupertino también alegaba importantes ahorros en emisiones de CO2 con esta decisión. Según sus cuentas, con el iPhone 12 ahorraban “2 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono cada año”. Aunque Luvly no da detalles de este tipo, también alegan que su producto es más sostenible distribuyéndolo de esta manera.
Fotos | Luvly
– La noticia Una compañía sueca ha encontrado el truco para vender el coche eléctrico barato: imitar a Ikea fue publicada originalmente en Xataka por Alberto de la Torre .