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February 17, 2023

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Adriana P

Japón ha sido incapaz de convencer co los pagos móviles. Esta primavera intentará que con el yen digital sea distinto

Japón ha sido incapaz de convencer co los pagos móviles. Esta primavera intentará que con el yen digital sea distinto

La fidelidad de los japoneses con el dinero en efectivo es enorme. Pese a que existen numerosos sistemas de pagos móviles, el uso de los pagos electrónicos en Japón es muy inferior al de sus vecinos. Mientras en Japón se encuentra alrededor del 30%, en Corea del Sur y China superan el 90 y el 80% respectivamente.

Una sociedad anclada al efectivo. Desde hace años el gobierno japonés quiere cambiar esta tendencia y han potenciado el Kyasshuresu (sin efectivo). El objetivo marcado es conseguir que en 2027 los pagos electrónicos supongan al menos el 40%. Pero hasta la fecha todos los intentos han sido poco efectivos para un cambio profundo. Ahora, el Banco Central de Japón se prepara para un avance que puede cambiar el sistema radicalmente: el yen digital.

Llegan las pruebas del yen digital en primavera. Según describe el propio CBDC, el próximo mes de abril se lanzará la primera prueba del yen digital. Shinichi Uchida, director del Banco de Japón ha explicado que quieren comprobar la viabilidad técnica del yen digital y recibir el feedback de las empresas y negocios, de cara a su posible implementación pública en 2026.

A la cola de China y Corea… La apuesta de Japón por el yen digital puede entenderse como una respuesta a los movimientos de China, que lleva ya varios años con el yuan digital, regalándolo y operando de manera normal en cajeros.

…pero en sincronización el mundo occidental. El país nipón es, junto a Europa y Estados Unidos, uno de los miembros que se unió con el Banco de Pagos Internacionales para la creación de una moneda digital. Unos y otros han ido haciendo pruebas y se espera que el yen digital pueda llegar a encajar con el euro y el dólar digital, cuando estos se materialicen. Una sincronización el resto de economías occidentales que no se encontraría en la moneda digital china.

Que todo funcione offline. Entre las pruebas de Japón para esta primavera está el resolver posibles incidencias a la hora de realizar transferencias o retiros, así como comprobar que no hay problemas de funcionamiento aunque haya problemas de conexión a internet.

Lo más difícil: convencer. Lo que no tendrá esta prueba es acceso por parte de los consumidores. Japón todavía tiene pendiente confirmar que vaya a implementarlo. Es precisamente la aceptación de la ciudadanía lo que más preocupa al gobierno japonés, pues han sido tradicionalmente un país muy ligado al pago en efectivo.

Si los pagos móviles no han logrado cambiar las tornas, difícilmente el yen digital vaya a ser distinto. Lo que sí parece claro es que el Banco de Japón está acelerando a marchas forzadas para intentar modernizar el sistema de pagos de una sociedad todavía demasiado anclada a los billetes y las monedas.

Imagen | Japanexperterna.se


La noticia Japón ha sido incapaz de convencer co los pagos móviles. Esta primavera intentará que con el yen digital sea distinto fue publicada originalmente en Xataka por Enrique Pérez .

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Adriana P

La nueva baja por menstruación aprobada en España refleja una realidad: nos estamos quedando cortos

La nueva baja por menstruación aprobada en España refleja una realidad: nos estamos quedando cortos

En junio de 2021, el Ayuntamiento de Girona acordó introducir los permisos menstruales en su convenio colectivo. Era solo el principio. Un poco después, en septiembre de ese año, el de Castellón de la Plana hizo lo mismo y, en los últimos dos años, las polémicas en torno a “las bajas por reglas dolorosas” han sido recurrentes (y no solo en la administración). Ayer, finamente, el Congreso de los Diputados las aprobó para todo el territorio español.

Es una cambio importantísimo en materia laboral y no solo por sí mismo. Sino porque señala un problema endémico de la relación entre el sistema médico y el mundo del trabajo. Un problema que puede resumirse en una sola frase: llevamos años quedándonos cortos en temas de salud laboral.

“La prosperidad mata”

En 2016, la revista Lancet publicó un estudio muy interesante que, paradójicamente, sorprendió a la opinión pública. En el trabajo, los investigadores de la Universidad Complutense y el Instituto Carlos III descubrieron que durante los primeros años de la crisis económica de 2008 se produjo un descenso de la mortalidad por todas las causas. Un descenso que, además, era mucho más grande en los niveles socioeconómicos más bajos.

Decía que la sorpresa es “paradójica” porque desde hace un siglo sabemos que la mortalidad es ‘pro-cíclica’. Es decir, cuando la economía va bien muere más gente que cuando la economía se estanca o decrece. A más trabajo, a más crecimiento económico: más muertes. En el 77, Joseph Eyer llegó a publicar un trabajo llamado “La prosperidad como causa de muerte“. Es decir, podremos discutirlo más o menos, pero sorprendente no es.

Al fin y al cabo, hay buenas razones para aceptar esto: cuando la economía va bien, la gente trabaja más (se hacen más horas extras, se tienen más accidentes laborales, se producen más externalidades negativas); la gente conduce más (hay más accidentes de tráfico, hay más contaminación); la gente consume más (especialmente cosas que nos hacen mal como el tabaco, el alcohol y otros tipos de productos).

Aunque hay teóricos para todos los gustos, esto no quiere decir, evidentemente, que tengamos que renunciar al crecimiento, al desarrollo o a la prosperidad. El decrecimiento, el estancamiento sistémico o la miseria tienen su propios problemas (y no son pocos). Basta con admitir que el funcionamiento normal de las economías contemporáneas tiene cosas buenas, pero también cosas malas.

Cosas que se pueden evitar

Al menos, en el plano teórico. Ese y no otro ha sido el objetivo de prácticamente toda la legislación laboral desde la revolución industrial hasta nuestros días: encontrar un equilibrio entre la maximización del desarrollo económico y la minimización de sus impactos negativos en los trabajadores y en la población en general.

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Además de todas las cuestiones anejadas a la geopolítica, hay cierto consenso entre los historiadores económicos en que la gran expansión de la productividad en los años 50 fue un factor clave en el desarrollo de los estados de bienestar de la misma forma que el estancamiento de esta en los 80 fue uno de los detonantes de los grandes procesos de desregulación que, a falta de un nombre mejor, llamaremos ‘neoliberalismo’.

Es razonable, desde un punto estrictamente macroeconómico (y a riesgo de caer en cierto materialismo cultural), que el aumento de productividad que han permitido las tecnologías de la información venga aparejado con nuevos “derechos sociales” y regulaciones más estrictas de las externalidades positivas.

Como un caso particular de estas últimas puede entenderse, sin ir más lejos, todas las normativas relacionadas con el cambio climático. Casos particulares de lo primero son medidas como los permisos vinculados a la menstruación, pero también buena parte del aumento de atención sobre los problemas de salud mental en los últimos años.

Polémico, pero necesario

Por esperadas, este tipo de medidas suelen ser polémicas. Primero, porque no suele ser fácil saber qué medidas son las mejores.  Los modelos económicos nos pueden hablar de tendencias a largo plazo, pero los ecosistemas sociales son tan complejos que rara vez se regulan por “leyes sencillas”. Y como habitualmente no tenemos contrafácticos, una mala política puede “parecer” que genera buenos resultados aunque, en efecto, no los esté generando.

Y, segundo, porque si se trata compensar daños y redistribuir beneficios, no siempre imperan los criterios técnicos, éticos o restaurativos; a menudo imperan cuestiones de oportunidad política, sustrato cultural o distribución desigual del poder. En el caso que nos ocupa, es curioso que pese a que la regulación es pionera en Europa; haya países como Japón, Indonesia o Zambia que ya lo contemplan.

No obstante, si nos abstraemos un momento del debate legal y económico y enmarcamos el debate en términos de salud pública, la cuestión es clara: aunque hemos avanzado mucho, el desarrollo económico sigue siendo malo para la salud y eso solo puede significar que falta muchísimo trabajo por delante.

Imagen | Annika Gordon


La noticia La nueva baja por menstruación aprobada en España refleja una realidad: nos estamos quedando cortos fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .