MediaMarkt sigue de aniversario. Hasta el día 11, tenemos rebajas más que atractivas en productos como smart TVs, smartphones, cafeteras o aspiradores y, como siempre, los hemos reunido en esta selección, para ti. Aquí vas a encontrar los cinco artículos más interesantes de esta campaña.
LG OLED55CS6LA
En smart TVs, una de las habituales en las ofertas de MediaMarkt puede ser nuestra a un precio más bajo que en otras ocasiones, por 999 euros en lugar de los anteriores 1.349: la LG OLED55CS6LA nos sale ahora 350 euros más barata.
Este modelo de 2022 cuenta con panel OLED 4K de 55 pulgadas y es compatible con Dolby Vision y Atmos, lleva WebOS 22 como sistema operativo, cuenta con 40W de potencia de sonido o con cuatro puertos HDMI 2.1, así que es ideal tanto para los amantes de la calidad de imagen como para los cinéfilos y los jugones.
Hacernos con un iPhone 14 Pro Max con 256 GB de capacidad sale a un precio mucho más interesantes ahora mismo. Lo podemos comprar por 1.449 euros en morado o en negro, y por 1.429 euros en dorado o en plata. Nos ahorraremos por tanto 150 ó 170 euros según color, ya que normalmente nos saldría por 1.599 euros.
Como sabrás, este es el más completo terminal de la marca para esta temporada y nos ofrece pantalla Super Retina XDR de 6,7 pulgadas, un potente Chip A16 Bionic, 6 GB de RAM, conectividad 5G o una triple cámara con 48 Mp, capaz de tomar fotos en ProRAW y de grabar vídeo en 4K HDR a 24 fps en Modo Cine, ofreciéndonos además un Modo Acción como novedad.
Para quienes busquen un potente portátil gaming, el Lenovo Legion 5 15IAH7H es un modelo muy interesante que puede ser nuestro ahora por 1.199 euros, con un descuento del 19% sobre los 1.486 euros anteriores. Nos ahorraremos 287 euros en su compra.
Este portátil cuenta con una pantalla de 15 pulgadas con resolución Full HD, con teclado completo, pesa 2,4 Kg y viene con Windows 11 de serie. Monta un procesador Intel Core i7-12700H de última generación, junto a una gráfica RTX3060 con 6 GB de memoria dedicada más 16 GB de RAM y un SSD de 512 GB.
Los que estén pensando en comprar una cafetera superautomática tienena un precio estupendo la De’Longhi Magnifica S ECAM 22.113.B, que lleva una rebaja de 80 euros que la hace pasar de 379 a 299 euros.
Este modelo nos ofrece un depósito para el agua de 1,8 litros además de 15 bares de presión, Cuenta con molinillo para café con capacidad para unos 250 gramos, y ofrece 13 programas para éste. Puede preparar dos tazas de café simultáneamente y además cuenta con espumador para la leche.
Cafetera superautomática – De'Longhi Magnifica S ECAM 22.113.B negra
Terminamos con una aspiradora; uno de los mejores modelos de la marca, la Dyson V15 Detect, que viene con una rebaja de 100 euros, que la hace bajar de 699 euros a 649 euros.
Esta aspiradora nos ofrece 240 W de potencia, pantalla LCD o 3 modos de limpieza, y si bien no es el pack más completo, viene con un buen número de accesorios en el que se incluyen el cepillo digital Motorbar antienredos, un accesorio multifunción y la rinconera, además del puerto de carga, que también nos sirve para colgarla de la pared.
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El pasado mes de febrero se publicaron los resultados del ensayo de la semana laboral de cuatro días, sin reducción salarial, organizado en Reino Unido por 4 Day Week Global entre junio y diciembre de 2022. Los datos obtenidos fueron muy positivos. De las 61 empresas que participaron, 56 decidieron extender este horario y 18 de ellas lo adoptaron de forma permanente.
Más felicidad. Las conclusiones fueron positivas para las empresas y los asalariados. En este sentido, el71% de los trabajadores encuestados afirmó tener menos fatiga laboral. De hecho, hubo empresas en las que los trabajadores se encontraron un 14% más felices y un 28% menos cansados. Por ello no sorprende los resultados arrojados por una encuesta publicada recientemente por Hays.
Mejor trabajar menos. Según las investigaciones elaboradas por la reclutadora, el 62% de los 11.889 trabajadores encuestados afirmaron preferir trabajar de forma presencial durante cuatro días a la semana -sin reducción salarial- que trabajar con régimen híbrido durante cinco días a la semana.
Gusta, pero pocos la aplican. Por otro lado, aunque el 46% de las compañías encuestadas afirman que la semana laboral de cuatro días “será una realidad” en el próximo lustro, solo el 5% de las mismas lo aplica. A este respecto, Hays señala que el 38% de las firmas que operan cuatro días a la semana mantiene los mismos tres días libres para toda la plantilla. El 31%, por su parte, tienen fines de semana diferentes, mientras que el 16% puede escoger el día extra que quiere librar.
Mayor conciliación profesional y personal. Adicionalmente, la encuesta señala la satisfacción de los asalariados con la semana de cuatro días. El 92% de los trabajadores afirmó que esta reducción del tiempo de trabajo había tenido un impacto positivo en su vida familiar y el 84% de los mismos aseguró que su vida profesional había mejorado. En este sentido, el 64% de los profesionales pasa su tercer día libre realizando tareas domésticas; el 62% lo invierte en sus hobbies, ocio o deporte, y el 58% lo emplea para estar con su familia.
Teletrabajo y empresarios. Por otro lado, el estudio demuestra hasta qué punto los empresarios mantienen su confianza en la presencialidad. Los datos de Hays, recogidos entre indican que el 34% de los patrones encuestados estaría más dispuesto a establecer una semana laboral de cuatro días, sin reducción salarial, con la condición de que los profesionales trabajaran de forma exclusivamente presencial. Aquí es posible observar cómo opera la paranoia de la productividad, término elaborado por Microsoft que designa el temor de los empresarios a que los teletrabajadores no sean productivos, a pesar de serlo incluso más que sus compañeros de oficina.
Querer y no poder. Sin embargo, un 53% de los empresarios encuestados reconoce no implementar la semana laboral de cuatro días, sin reducción salarial, por falta de preparación “operacional”. En este sentido hay que recordar la importancia de la coordinación. Pedro Gomes, profesor de Birkbeck University of London y coordinador del ensayo de la semana laboral de cuatro días que se realizará este año en Portugal, reconoció en declaraciones a la BBC que, para aplicar esta reducción del tiempo de trabajo, es muy importante tener procesos comunicativos muy desarrollados.
Impacto positivo. En general, el 89% de las personas que participaron en la encuesta, tanto trabajadores como empresarios, creen que la semana laboral de cuatro días ejercería un impacto positivo en la salud mental y el bienestar. El 59% piensa que se mejorarían la producción y eficiencia organizacionales y el 44% afirman que mejorarían la capacidad para contratar y retener trabajadores.
Optimismo. La investigación de Hays señala que un 32% de las personas encuestadas opina que la semana laboral de cuatro días será una realidad generalizada en dos o cinco años. Probablemente este pronóstico sea muy optimista, pero lo cierto es que cada vez más empresas se interesan en esta reducción del tiempo de trabajo.
Ya es hora. La tradicional semana laboral de 40 horas es percibida como un anacronismo en un contexto histórico con un desarrollo tecnológico impensable en 1919, cuando se convocó la huelga de La Canadiense en Barcelona que dio lugar a la jornada laboral de 8 horas diarias en nuestro país.
Si bucemos un poco entre los coches más rápidos de la historia, encontraremos auténticas joyas de la automoción. Entre las modernas, sin duda, una ha brillado por encima de todos: el Bugatti Veyron. Otros han llegado después pero pocos han tenido el magnetismo de un coche que ha tenido uno de los motores más famosos de la historia.
Echando la vista atrás, en el listado se encuentran increíbles deportivos como el McLaren F1, el Bugatti EB110 y, debilidad personal, el Ferrari F40. Tampoco quedan atrás los Ferrari 280 GTO, los 250 GTO o el mítico Mercedes 300 SL, el alas de gaviota.
Echar la vista atrás es ir descubriendo marcas e hitos a lo largo de la historia. Pero, todos estos coches son vehículos de producción por lo que, probablemente, habrá un superdeportivo que no veas en esta lista. Un vehículo único, que nació fruto del capricho de un multimillonario y que, vigente el récord de 391 km/h del McLaren F1, era capaz de alcanzar los 431 km/h.
La historia del único Lotec C1000
Como decíamos, si este coche no aparece en el listado anterior es, simple y llanamente, porque se trata de un ejemplar único en el mundo.
Lotec era una compañía alemana especializada en fabricar carrocerías y chasis propios para vehículos de competición. Aunque no se saben los detalles (y probablemente no se diera así), antes de 1995 una llamada debió entrar en sus oficinas. La respuesta, si tenemos en cuenta el año, llegaría en forma de fax.
Sí, aceptamos. 3,4 millones de dólares. Esto es lo que, según mi imaginación, se produciría antes de que conociéramos el Lotec C1000. Al menos lo que yo habría plasmado en una película si alguien tuviera el poco raciocinio de cederme un guión, mucho personal y millones de euros de presupuesto.
Pero dejando de lado mis fantasías, lo que sí se sabe es que el encargo le llegó a Lotec desde la casa (¿mansión?) de un jeque árabe. La petición era la de construir el coche más rápido del momento. Lotec dijo ser capaz de fabricarlo pero eso tenía un precio: sí, 3,4 millones de dólares en 1995.
El resultado se mostró a mediados de la década de los 90. El Lotec C1000 era un coche con chasis y carrocería de fibra de carbono que se había montado sobre el motor Mercedes 5.6 V8 MF117. Una bomba explosiva a la que, además, se le añadieron dos turbocompresores Garret para alcanzar la ilusoria cifra de 1.000 CV.
Con 1.000 CV y un peso de 1.080 kg (la fibra de carbono también se aplicó extensamente en componentes como la transmisión, entre otros), lo difícil era domar un coche que cubría el 0 a 100 km/h en 3,2 segundos y el 0 a 200 km/h en ocho segundos. La velocidad punta: los mencionados 431 km/h.
El superdeportivo fue visto recientemente en Curated, especialistas en este tipo de deportivos clásicos, su venta y la restauración de los mismos. Entonces se explicaba que el coche no tenía un valor de compara señalado y, finalmente, parece que como vino se fue.
Cuando de armamento y demás aparataje militar se trataba, en la URSS el tamaño sí era importante. De la mesa de los ingenieros soviéticos salieron los submarinos más grandes de su época, los 941 Akula, o los Ekranoplanos, enormes aviones diseñados para flotar sobre los océanos y que no desentonarían en una peli “bélico-futurista” rodada en pleno 2023. Soplaban los vientos de la Guerra Fría, los del pulso armamentístico perpetuo entre Washington y Moscú… Y —ya sabe— tan importante era tener músculo militar como que el enemigo lo supiera.
Con semejante telón de fondo, tal vez sorprenda menos la historia de la aeronave Mil V-12. Su historia y su tamaño. Aunque se fabricó hace más de medio siglo, en la década de 1960, aún se señalaa menudo como el helicóptero más grande de la historia, un mérito que le reconoce el Guiness World Records gracias a una cifra sorprendente: su peso máximo de despegue rondaba los 105.000 kilogramos. A modo de referencia, un camión de dos ejes pesa como mucho 18.000 kg.
Además de enorme, el Mil V-12 —también conocido como V-12, mi-12 o simplemente “Homer”, el nombre en clave que le asignó la OTAN— presentaba una peculiaridad compartida con otros alardes de la ingeniería bélica de la Guerra Fría: una historia de fiascos y grandes esfuerzos que llegan a destiempo.
Una nave enorme para pasar desapercibido
Para conocer el origen del Mil V-12 hay que remontarse a mediados del siglo pasado, hacia finales de los años 50 y 60, para ser más precisos, cuando la URSS desplegaba una red de bases de misiles nucleares. En Moscú no tardaron en darse cuenta de uno de sus grandes puntos débiles: disponían de armamento balísticos intercontinental, pero si querían transportarlo a silos discretos, donde poder mantenerlos a salvo de la vigilancia enemiga, necesitaban moverlos.
Y moverlos a salvo de espías y miradas indiscretas, claro.
¿Qué opciones tenían? Las autoridades disponían del tren, pero la red ferroviaria soviética distaba mucho de ser ejemplar y tampoco resultaba muy inteligente que cada instalación militar estuviera delatada por un ramal de raíles y traviesas. Las bases secretas lo eran menos, en definitiva, si llegaba con coger un mapa del tren ruso para hacerse una idea de dónde podían situarse.
Otra alternativa era transportar los misiles por el aire, pero semejante solución tenía sus complicaciones. Como recuerdan en Auto Evolution, los helicópteros Mil Mi-6, una de las mejores opciones que tenían los mandos soviéticos a su alcance, se quedaban cortos para desplazar grandes cargas. Hacía falta más.
Así las cosas… ¿Cómo transportar los misiles balísticos intercontinentales de manera discreta, a salvo del control de los aviones espía desplegados por Estados Unidos precisamente para detectar y monitorear el armamento soviético?
La solución de los ingenieros soviéticos fue bastante simple: un helicóptero de carga. Uno enorme. El mayor construido hasta la fecha. El proyecto recibió el OK de las autoridades en 1962 y durante más de un lustro sus técnicos se dedicaron a diseñar una auténtica mole aérea, el V-12, que realizó su primer vuelo en 1968.
Para dar forma a semejante aeronave optaron por un diseño de doble rotor y cuatro motores turboeje Soloviev D-25VF colocados en pares, distribuidos en góndolas externas. Cada uno generaba 4.780 kW. No mucho después, en 1971, demostraron al mundo su habilidad al presentarlo en el Salón de París.
La gran pregunta llegados a este punto es… ¿Realmente era tan grande del V-12?
Popular Mechanics desgrana algunos datos de su ficha técnica que ayudan a hacerse una idea de su magnitud: la caja de carga medía 28,5 metros de largo y 4,4 m de alto y ancho, suficiente para volar con buses urbanos en sus “tripas”. A bordo podía transportar 196 pasajeros o hasta 88.000 libras, unos 39.900 kilos de carga, que se sumaban a los 69.100 que pesaba la nave para alcanzar la marca reconocida por el Guinness World Records. Su longitud rondaba los 37 metros, casi como dos buses articulados. En cuanto a su envergadura, alcanzaba los 67 entre rotores.
Para operar el V-12 hacía falta una tripulación de seis personas, entre piloto, copiloto y demás personal técnico, que se distribuía por una cabina de doble altura. Su velocidad máxima: cerca de 260 kilómetros por hora. En cuanto a autonomía, AutoEvolution precisa que alcanzaba los 500 kilómetros.
Tamaño descomunal, estampa despampanante, una genuina virguería de la ingeniería soviética… pero también un fiasco épico, digno de la estela que dejaron otros artefactos de la Guerra Fría, como el infortunado Sea Shadow de EEUU. ¿La razón? Para 1971, cuando la URSS presumía de su enorme helicóptero en París, el V-12 ya servía para poco más que eso: sacar pecho ante el resto de potencias.
El avance en la carrera armamentística y los sistemas de control acabaron restándole utilidad. Quizás viniera bien a finales de la década de 1950, pero con el tiempo se registraron varias tendencias que hicieron que el apoyo de un armatroste como el V-12 perdiese valor: primero, EEUU mejoró sus satélites espías; segundo, los propios misiles intercontinentales se hicieron lo suficientemente ligeros como para cargarlos en camiones; y tercero, el desarrollo tecnológico aumentó la potencia de cada proyectil, reduciendo la necesidad de nuevas bases.
Antes de dar carpetazo al proyecto y pasar a proyectos más asumibles, como el también enorme Mil Mi-26, la URSS llegó a construir dos prototipos del V-12, uno de ellos conservado aún en el Museo Central de la Fuerza Aérea de Rusia, en Monino, en el óblast de Moscú. Hoy, más de seis décadas después del inicio del proyecto, queda como un recuerdo del despliegue de la Guerra Fría.
Y engorda el listado de proyectos tan sorprendentes como catastróficos.
La primavera no le está sentando bien a ChatGPT. La popular Inteligencia Artificial (IA) de OpenAI —y lo de popular es quedarse cortos, dado su enorme flujo de usuarios mensuales— ha tenido que lidiar ya con dos “sapos” en cuestión de semanas: el primero fue la carta en la que un millar de referentes del mundo tecnológico admiten su preocupación por GPT-4 y piden una reflexión profunda antes de seguir con IAs más avanzadas; el segundo, la decisión de las autoridades italianas de bloquear la herramienta entre recelos por su uso de los datos.
De las dos noticias, la primera ha sido la que más titulares ha acaparado. Es la decisión italiana sin embargo la que amenaza con una resaca mayor para OpenAI, la firma detrás de ChatGPT. ¿La razón? Otros países parecen haber tomado nota.
¿Qué ha hecho Italia Pulsar el botón de “pause” de ChatGPT. Garante, el organismo italiano encargado de la protección de datos, decidía hace unos días bloquear la IA en el país tras detectar dos peculiaridades: una recogida de datos ilícita y la falta de un sistema que permita verificar la edad de los menores.
Si bien se adoptó de forma “inmediata”, el organismo regulador aclara que la medida —que restringe el tratamiento de datos de usuarios italianos por parte de OpenAI— es temporal y ha dado a la compañía 20 días para que demuestre su cumplimiento de la ley. De momento ha abierto ya una investigación.
¿Y cuál es el motivo? Al desarrollar su argumentario, el organismo italiano lamenta la falta de información y pone la lupa en la recogida de datos personales. “No se proporciona información a los usuarios ni interesados cuyos datos recopila OpenAI. Y lo que es más importante, no parece haber ninguna base jurídica que justifique la recopilación y procesamiento masivos de datos personales para ‘entrenar’ los algoritmos en los que se basa la plataforma”, concluye.
El organismo italiano insiste además en que —aunque el servicio de OpenAI se dirige supuestamente a mayores de 13 años— no se aprecia ningún mecanismo de verificación de la edad para los usuarios. “Expone a los niños a recibir respuestas absolutamente inapropiadas para su edad y conocimiento”, remarca.
¿Y el resto de países? La decisión de Italia se sigue con atención desde otros países, que han asistido también al despliegue de chatbots y el motor de OpenAI. Como mínimo —explica a Reuters la abogada Dessislava Savova— ha demostrado que el GDPR puede ofrecer “herramientas para que los reguladores se impliquen en la configuración del futuro de la inteligencia artificial”. No solo eso.
Reuters asegura que los reguladores de Francia e Irlanda se han comunicado ya con sus homólogos italianos para lograr más información sobre el paso que acaban de dar allí. Esta misma semana el ministro galo para la Transición Digital, Jean Noël-Barrot, se mostraba sin embargo contrario a prohibir ChatGPT.
¿Son los únicos casos? Hace poco el diario Handelsblatt publicaba que Alemania podría seguir los pasos de Italia para velar por la protección de datos. “En principio, una acción de este tipo también es posible en Alemania”, señala un portavoz del Comisario Federal de Protección de Datos, Ulrich Kelber. “Estamos haciendo un seguimiento con el regulador italiano”, abundan en Irlanda.
En España, la Agencia de Protección de Datos (AEPD) explicaba hace unos días que de momento no ha recibido ninguna reclamación sobre ChatGPT, aunque sí aclara: “La Agencia sigue de cerca estos desarrollos tecnológicos, que pueden tener una importante afectación para los derechos de las personas”. Precisamente por esa razón, señalan, “no puede descartarse una futura investigación”.
¿Y OpenAI? ¿Qué dice? La compañía, con sede en EEUU, ha publicado un artículo en su blog en el que, entre otras cuestiones, aborda el uso de los datos y la privacidad de los usuarios: “Aunque algunos de nuestros datos de entrenamiento incluyen información personal disponible en Internet, queremos que nuestros modelos aprendan sobre el mundo, no sobre particulares. Nos esforzamos por eliminar información personal del conjunto de los datos de entrenamiento siempre que es posible”, recalca la firma, que responderá a Italia.
La suya no es la única voz que se ha escuchado a lo largo de los últimos días. Ursula Pachi, subdirectora de la Organización Europea de Consumidores (BEUC) reivindicaba hace poco en una entrevista con EuroNews que el paso dado en Italia debe ser “una especie de llamada de atención para la Unión Europea”. “Aunque las instituciones europeas han estado trabajando en la Ley de IA, no será aplicable hasta dentro de cuatro años. Y vemos cómo de rápido se desarrollan”.
Cuando oímos eso de “el poder sanador de la mente” una bombilla se enciende en nuestra cabeza. Es una señal de alerta. A menudo expresiones así se utilizan para vendernos algún “aceite de serpiente” o algún tratamiento pseudocientífico. En contraste, el mejor ejemplo de esta extraña relación entre cuerpo y mente, no solo es un fenómeno documentado, sino que es una de las bases alrededor de las cuales se construyen los ensayos clínicos: el efecto placebo.
La relación va más allá, pero hay un problema: no sabemos gran cosa sobre ella. Nuestro cerebro y sistema nervioso central son extremadamente complejos y nuestra comprensión sobre él es ínfima. Ahora, investigadores médicos en distintos campos tratan de averiguar cómo funcionan estas interacciones para afrontar distintos retos médicos. Uno de ellos, el llamado “síndrome del corazón roto”.
En un artículo reciente publicado en Nature, se da cuenta del trabajo (aún no publicado como artículo revisado por pares) de dos investigadoras del Instituto Tecnológico de Israel, Hedva Haykin y Asya Rolls. El trabajo de estas dos investigadoras se centra en el llamado “síndrome del corazón roto” o miocardiopatía de Takotsubo.
Esta miocardiopatía resulta de un debilitamiento del ventrículo izquierdo que aparece vinculado con un evento estresante, emocional o físico. La pérdida de un ser querido es uno de estos hechos que se ha vinculado con este síndrome. De ahí la alusión al “corazón roto”.
El trabajo de este equipo se ha realizado en ratones. Los investigadores estimularon algunas regiones del cerebro de ratones vinculadas con emociones positivas. Comprobaron después que las lesiones cardiacas detectadas en los ratones que habían recibido estimulación parecían más leves que las lesiones de los ratones que no la habían recibido.
Aún es pronto para poder extraer concusiones certeras sobre esta investigación puesto que no entendemos muy bien los mecanismos que producen este vínculo entre nuestro cerebro y distintos aspectos de nuestra salud. El trabajo de hormonas como el cortisol puede estar relacionado, por ejemplo, con la vinculación entre estrés y salud cardiaca.
El estrés también se ha vinculado, por ejemplo, con la respuesta inflamatoria que nuestro sistema inmune utiliza como mecanismo de defensa (y que a menudo es la que nos causa la sensación física de malestar que asociamos con las enfermedades). Puesto que existen diversos tipos de estresores, pueden existir diversas vías de interacción, tal y como explicaban Haykin y Rolls en un trabajo de 2021.
Otros investigadores han analizado en asunto. Por ejemplo, el neurocirujano Kevin Tracey. Investigando el efecto de antiinflamatorios, observó que la respuesta de éstos se extendía por todo el cuerpo aun cuando eran aplicados tan solo al cerebro. Al indagar en el asunto, comprobó que cortar el nervio vago implicaba cortar este efecto antiinflamatorio.
La mala noticia es que aún no sabemos del todo cómo explotar esto. Tracey sugería en su trabajo la manipulación del nervio vago como método para reducir la respuesta inflamatoria del cuerpo. Los últimos trabajos del experto exploran esta posibilidad, pero aún queda mucho camino por recorrer hasta convertirlo en terapia.
Las posibilidades de estas líneas de investigación tan incipientes son numerosas, y no conoceremos su potencial real hasta dentro de años, si no décadas. Cortar los efectos somáticos de las emociones negativas como el estrés debería ser uno de los logros en estas investigaciones, pero estas investigaciones también podrían decirnos mucho de la parte menos emocional de nuestro sistema nervioso central y cómo ésta se vincula con nuestro sistema inmune.
Mientras buscamos formas de comprender el problema a nivel biológico, quizá lo mejor que podamos hacer para evitar que nuestro cerebro le juegue una mala pasada a nuestro cuerpo es evitar estas emociones negativas. Algunos expertos abogan por mantener una mentalidad positiva. Sabemos que esto nunca nos va a curar de un infarto, pero quizá reduzca nuestras posibilidades de sufrirlo.
En medio de la pandemia surgieron algunas singulares tendencias tecnológicas, y entre las más destacadas estuvo la de los chats de audio en vivo que explotaron con el lanzamiento de Clubhouse. Aquella tendencia desató una fiebre que contagió a gigantes como Spotify o Twitter, pero al auge de estos servicios le ha seguido una caída estrepitosa.
Clubhouse. Lanzada en pleno confinamiento, Clubhouse se convirtió en la red social en la que todo el mundo quería estar. El acceso inicial por invitación —pronto abrieron las puertas a todos los públicos— la convirtió en una plataforma deseada, y su funcionamiento mostró una potencial democratización de las charlas radiofónicas: de repente cualquiera podía montar una mesa redonda con ponentes y oyentes —que podían pedir la voz— para debatir cualquier tema. La propuesta tuvo especial repercusión por aprovecharse del hecho de que todos estábamos en casa y había una gran disposición a probar este tipo de servicios.
Todos la copiaron. Los grandes de la industria no quisieron dejar pasar la oportunidad de ofrecer sus propias alternativas. Instagram, Telegram, Spotify, Facebook, Amazon y Twitter. Por supuesto surgieron otras independientes como Jam o Stereo que trataron de seguir la estela de aquel desarrollo, y durante un tiempo tuvieron su sitio.
Número global de instalaciones de ClubHouse en móviles Android e iOS. Fuente: The Wrap.
Tal como vino, (casi) se fue. La fiebre de los chats de audio se fue difuminando tras el fin de la pandemia. La vuelta a la actividad y la preferencia por otras redes sociales —como una TikTok que sigue en la cresta de la ola— fueron restando relevancia a Clubhouse y al resto de competidores. Según datos de la consultora Sensor Tower citados en The Verge, el número de usuarios activos en Clubhouse ha caído un 82% desde verano de 2021, cuando la app alcanzó su máxima relevancia. La revolución del “audio social” acabó siendo efímera, y hoy en día Clubhouse ha pivotado a salas privadas para tratar de adaptarse a una situación en la que el uso de estas plataformas ha pasado a un segundo plano.
Spotify Live. En Music Ally desvelaban cómo Spotify tiene preparado el adiós a su servicio Spotify Live. Ese fue el servicio que cogió el testigo de Greenroom, el clon de Clubhouse lanzado por este gigante del streaming de audio. Los recortes de presupuesto de la plataforma y el decreciente interés de esa función han hecho que la decisión aquí sea contundente.
Un portavoz de la empresa indicaba en esa pieza cómo “tras un periodo de experimentación y aprendizaje sobre cómo interactúan los usuarios de Spotify con el audio en directo, hemos tomado la decisión de cerrar la aplicación Spotify Live”.
Reddit Talk. Los responsables de esta red social también decidieron cerrar su alternativa a Clubhouse. Reddit Talk, lanzada en abril de 2021, se cerraba hace pocas semanas. En su mensaje de despedida los responsables de Reddit explicaban que la plataforma requería muchos más recursos de los que habían previsto, y confesaban que no tienen claro si volverán a ofrecer de nuevo un servicio de este tipo en el futuro.
Twitter Spaces. Es probablemente la alternativa más relevante en la actualidad, y aunque la actividad en Twitter Spaces sigue existiendo, Elon Musk se ha desecho de gran parte del equipo que gestionaba y desarrollaba esa parte de la plataforma. Con la de cosas que tiene encima el Sr. Musk, no parece que tratar de salvar un producto con una relevancia y popularidad discretas vaya a ser una prioridad.
Amazon Amp. Mucho menos conocida, el servicio de radio en directo de Amazon, lanzado en marzo de 2022 —con el fenómeno Clubhouse ya en caída libre— tampoco tiene especialmente claro su futuro. Su evolución ha sido tímida, pero como indicaron en GeeWire, Amazon despidió en octubre de 2022 a “cerca de 150 personas” del equipo de Amazon Amp.
El audio social pierde fuelle. Todos estos movimientos demuestran que al menos en este momento estas plataformas no acaban de contar con el éxito esperado tras el fenómeno generado por Clubhouse. Se trata sin duda de una opción muy interesante para complementar a los Twitch, YouTube y TikTok que siguen dominando el mercado adiovisual. Quién sabe. Quizás acaben volviendo con fuerza.
Si la industria china dedicada a la fabricación de módulos solares tiene un techo, 2023 no parece el año en que vaya a alcanzarlo. Al menos en lo que a capacidad de exportación se refiere. Los últimos datos de su Administración General de Aduanas muestran que de las fábricas del gigante asiático salen hoy muchos más gigawatios de paneles que hace un año con destino al resto del planeta, sobre todo a Europa y, en menor medida, América. Y eso, dado lo mucho y rápido que ha crecido el músculo chino a lo largo de los últimos años, es un dato interesante.
Las cifras son significativas tanto por la “fotografía fija” que dejan, como, sobre todo, por lo que nos dicen sobre la tendencia en el mercado.
¿Qué dicen los datos? Que China ha arrancado 2023 reforzando su huella exportadora. Las cifras de Aduanas recogidas por InfoLink Consulting muestran que en enero de 2023 el país exportó 14,85 GW en módulos solares, lo que muestra un incremento más que notable si se mira con perspectiva: del 32% si se compara con el mes anterior y del 55% en comparación con enero del año pasado. En febrero el flujo exportador marcó 14,82 GW, con un alza interanual del 6%.
¿Y más allá de las cifras? Más allá de las cifras de GW o porcentajes, los analistas de InfoLink dejan una lectura interesante. A finales de 2022 la industria china se encontró con una “temporada baja” debido al stock que habían acumulado sus clientes extranjeros durante los meses anteriores. Las previsiones pasaban por que esa ralentización se mantuviera durante el inicio de 2023, pero —explica la consultora, con sede en Taipei— “los datos revelan un aumento espectacular”.
“Este repunte muestra cómo el impacto de las existencias de módulos es sorprendentemente transitorio, subrayando un crecimiento de la demanda fotovoltaica en el extranjero más rápido de lo previsto”, concluyen.
Recent #customs#data reveal a dramatic #increase in inventory draws in January and February. This rebound shows how the impact of module stock is surprisingly transitional, underscoring a faster-than-expected growth of PV demand overseas. Learn more 👉 https://t.co/IqtBWqnIEZpic.twitter.com/iFKxP2g2Fh
— InfoLink Consulting (@InfoLinkConsult) April 7, 2023
¿Cuánto se destinó a Europa Pues un buen pellizco. El viejo continente importó bastantes más módulos “made in China” que hace un año: 8,6 GW en enero y 8,4 GW en febrero, lo que deja incrementos interanuales del 120 y 48%, respectivamente. “En 2023 el bloque importó 17GW de módulos desde China, un 77% más que en el mismo período del año pasado”, señalan los analistas.
Según sus cálculos, a lo largo de 2022 sus clientes europeos recibieron 86,6 GW, de los que aún quedarían una parte pendiente de instalación. “Aún así, los datos muestran que el mercado europeo está recuperando fuertes retiros de inventario, que el bloque espera que sean necesarias para acomodar el rápido aumento de demanda”, señalan. Su previsión pasa por “una demanda creciente”.
¿Y fuera de Europa La tendencia es peor en el mercado de Asia-Pacífico, en el que las exportaciones de paneles chinos experimentaron durante los dos primeros meses de 2023 retrocesos interanuales del 13 y 47%. En total la región importó 5,6 GW, un 36% menos que en 2022. El retroceso se explica en parte por la decisión de la India de introducir un arancel aduanero básico (BCD) sobre las importaciones de módulos, lo que alteró las previsiones de compra de los clientes del país. “Los fabricantes locales importaron grandes cantidades un trimestre antes de que entrara en vigor el BCD, lo que resultó en una caída interanual”, señala.
En el mercado americano InfoLink identifica importaciones de módulos chinos equivalentes a 2,6 GW en enero y 1,9 GW en febrero, lo que deja un alza mensual del 58 % y una disminución mensual del 24 %, respectivamente. Destaca el peso de Brasil, principal nación importadora en la región con 3,2 GW a lo largo de los dos primeros meses del año. Su mercado se ha visto también marcado por cambios legislativos, como la Ley 14.300, que cobra una tarifa de red a los proyectos de generación distribuida. “Tuvo un gran impacto”, señala InfoLink.
¿Sorprenden los datos? Más allá de los crecimientos entre meses o interanuales, los datos de Aduanas no hacen otra cosa que confirmar una realidad ya constatada por investigadores, agencias internacionales e incluso la patronal del sector: China se ha hecho con un peso notable en el mapa fotovoltaico. A finales de 2021 la Harvard Kennedy School publicó un dossier elocuente sobre el particular. Sus cálculos son bastante rotundos: si en 2000 China producía menos del 1% de los paneles solares, en 2020 su porcentaje de suministro era ya del 70%.
“La cuota de China en todas las etapas clave de la fabricación de paneles solares supera hoy el 80%, y en el caso de elementos clave como el polisilicio y las obleas está previsto que aumente a más del 95% durante los próximos años, sobre la base de la capacidad de fabricación actual en construcción”, constatan desde la IEA, Agencia Internacional de la Energía en un estudio del verano pasado.
¿Y qué supone ese peso de China Una dependencia en la cadena de suministros sobre la que advertía hace no mucho UNEF, la Unión Española Fotovoltaica, que precisamente por ese motivo demanda una mayor fabricación nacional de paneles solares. La IEA admite también “desequilibrios” en el mercado después de que, a lo largo de la última década, la capacidad de fabricación se haya desplazado de Europa, Japón y Estados Unidos a China gracias en gran medida a la política de innovación y grandes inversiones impulsadas desde Pekín.
Su apuesta también tiene no obstante una lectura positiva: un importante abaratamiento en los costes de fabricación que—reconoce la IEA— ha ayudado a impulsar la tecnología fotovoltaica. “China ha sido fundamental para reducir los costos de la energía solar fotovoltaica en todo el mundo, con múltiples beneficios para las transiciones de energía limpia”, señala el organismo internacional.
Los robots han llegado a nuestras vidas para quedarse. Hemos convertido a los altavoces en el cerebro de nuestros hogares, hay una encarnizada batalla por ver cuál es el mejor robot aspirador y el siguiente objetivo de las compañías es que también tengamos robots en el jardín.
En este caso hablamos de un grupo muy específico de usuarios: los que tienen jardín con césped. Si es tu caso, sabrás que cortar el césped es una de las tareas más insatisfactorias que existen. A los dos días vuelve a estar fatal, la máquina hace ruido y tienes que dar paseos, pero ¿qué pasa si tuviésemos una “roomba” en el jardín? Pues eso es lo que propone Segway con su Navimow H1500E, un robot cortacésped que hemos analizado y que nos ha sorprendido.
Ficha técnica del Segway Navimow H1500E
Segway Navimow H1500E
Área que puede cubrir
1.500 metros cuadrados
Alturas de corte
30 mm a 60 mm
Diámetro de corte
210 mm
Batería
7,8 Ah
Carga en base de carga
Vuelve automáticamente cuando lo necesita
Ruedas
Dos delanteras de inercia
Dos traseras motorizadas y dentadas
Pendiente máxima de 45%
Ruido
54 dB
Conectividad
4G
GPS
Otros
Certificación IPX6
Base con certificación IPX5
Compatible con cámaras y sensores ultrasónicos
App para Android e iOS
Precio
2.400 euros
Diseño robusto y que no se va a llevar el viento
Cuando analizamos un robot aspirador, sabemos perfectamente lo que vamos a encontrar. Además, también es fácil contártelo porque es un dispositivo que está en la mente de prácticamente todo el mundo. Pero… ¿un robot cortacésped?
Lo cierto es que el tamaño es bastante compacto. Eso me sorprendió, igual que el peso, aunque al revés. Son casi 16 kilos, que se dice pronto, así que te recomiendo que, una vez decidas el sitio en el que va a estar instalado, no lo muevas. En la parte trasera tiene un asa con el que lo puedes levantar, pero ya te digo que pesa.
La carcasa está fabricada en plástico y se siente de muy buena calidad. Tiene un acabado texturizado que le da un toque premium, pero también hace que la suciedad se pegue con bastante facilidad. Si en tu zona hay motas de arena en suspensión o algo así, enseguida se va a “ensuciar” con una capa de polvo.
Lo bueno es que tiene certificación IPX6, así que es resistente al agua. En la app puedes configurar que se vaya a la base si detecta lluvia, pero es una simple medida de protección. El día en el que lo configuré saltaron los aspersores (no recordé apagarlos) y se mojó. No le pasó absolutamente nada porque está preparado para ello.
En la parte superior tiene un gran módulo de GPS con un perímetro LED que nos indica el estado. Si parpadea es que algo va mal. Si está en verde o azul es que tiene comunicación con la base y el GPS y si está en rojo es que has pulsado el botón grande de ‘STOP’ o tiene algún problema, como que ha pillado una piedra grande o algo así. En ese caso, automáticamente, se detiene.
Además del LED rojo, tiene una pequeña pantalla que nos muestra códigos de estado si hay algún error, pero también el nivel de batería, las rayitas de cobertura con la base y el GPS, si está bloqueado o no y el porcentaje de terreno que ha cubierto en su última puesta en marcha. Bajo la pantalla están los botones de apagado, y puesta en marcha/vuelta a la base manual.
En la parte frontal tiene una pequeña pestaña que podemos quitar para conectar un accesorio muy interesante (y del que te hablaré más adelante) y en el morro tenemos una entrada para que los pines de carga hagan contacto, así como un parachoques de goma.
Si lo ponemos boca arriba vemos la plataforma de las cuchillas (de 21 centímetros de diámetro), así como la protección contra piedras de cierto tamaño, la guía metálica para el césped y las ruedas delanteras.
En la trasera tenemos la salida del césped (no tiene depósito, ojo con esto) y las enormes ruedas. Dependiendo del modelo son de plástico duro o más gomosas. En nuestro caso, siendo uno de los modelos más potentes, tenemos las ruedas gomosas y tengo que decir que solventan los “baches” y calvas del césped con holgura.
La pendiente máxima que es capaz de manejar es de un 45%, pero es algo que no he podido probar porque, básicamente, vivo en una llanura. Y, por otro lado, tenemos tanto la base de carga (de plástico, y esta da la sensación de ser de plástico más barato) y la antena GPS.
Un montaje sencillo si haces caso a las instrucciones
Visto cómo es el robot, vamos con el proceso de puesta en marcha. En cuanto abres el paquete verás un montón de elementos, pero no te agobies. Segway ha incluido todo lo necesario para el montaje, así que tenemos los elementos fundamentales (robot, base, pica para el GPS y la antena GPS), pero también embellecedores y elementos funcionales (tiras de velcro para amarrar el cable de la antena GPS a la pica, tirabuzones para fijar la base de carga al césped, cuchillas de recambio, un extensor del cable de la antena y la llave Allen para los tirabuzones).
No tendrás que poner ninguna herramienta por tu parte, y eso está genial. También tienes un libro bastante extenso con todo el papeleo legal (no te valdrá para mucho) y una guía de primeros pasos y configuración, así como un cartón con un código QR impreso. Soy una persona a la que le gusta ir por libre y no mirar instrucciones, pero te aconsejo que las leas con atención.
Si haces caso a las instrucciones, no tendrás problemas con la configuración. Puede ser un proceso tedioso, pero solo tendrás que hacerlo una vez.
Siguiendo todos los pasos, la configuración es muy sencilla. Además, algo que me ha gustado es que en la propia aplicación te guían de forma muy visual, con videotutoriales en cada paso. Esto, por un lado, es fantástico, pero si tienes que repetir (por lo que sea) el proceso de configuración o calibrado, no podrás saltar los vídeos. Y es un tostón.
Las instrucciones vienen en la app y son muy visuales.
Ahora bien, si he dicho que la configuración es sencilla, ¿por qué íbamos a tener que repetir nada Pues porque puede que tu caso sea como el mío y tengas que buscar el mejor sitio para poner la base del robot y que reciba la mejor señal GPS posible.
En mi parcela tengo un rinconcito en el que habría quedado genial: está oculto tras un arbusto, por lo que la antena no sería muy visible (tampoco es lo más estético del mundo, así que si está algo escondida, mejor), y además tiene una palmera cerca, por lo que la estación de carga queda bastante ‘recogida’. Vale, pues aunque debería llegar perfectamente la señal GPS, el robot decía que no.
El Bluetooth, el Wi-Fi de casa y todo estaba perfecto, pero la señal del GPS era débil. El fabricante indica que debemos dejar más o menos dos metros entre cualquier pared/árbol/arbusto y la antena, y claramente en ese rincón tenía cielo abierto, pero no daba por válida la señal GPS recibida y no me dejaba avanzar. Lo moví unos centímetros y nada, así que lo tuve que poner en una zona mucho más visible, donde queda peor, pero donde pilla señal perfectamente. Y funcionó.
Tras eso, llegó el momento de la puesta en marcha. Activé la conexión 4G del robot (gratis durante el primer año, luego pasa a 30 euros al año), actualicé el firmware, rellené un cuestionario en la app para ver qué tipo de terreno tengo (es algo que puedes saltar, no vale para mucho) y, tras cumplir todos los requisitos, el cortacésped me dio el visto bueno para empezar el calibrado.
Experiencia de uso
Esto no es como uno de esos robots aspiradores que van a su aire por casa, sin ningún tipo de mapeo ni orden. Tampoco tiene un LIDAR ni un sistema de escaneo de entorno a no ser que compremos un accesorio (de nuevo, te hablaré de él más adelante), así que se para cuando choca contra algo. De ahí el parachoques de goma.
Pero, como realmente el robot no es capaz de detectar el entorno en su versión ‘base’, tenemos que realizar un mapeo de nuestro césped. La primera vez que lo hagamos será hasta divertido, ya que pulsamos el botón, el robot sale de la zona de carga y aparecen unos mandos virtuales en la aplicación del móvil.
Debemos crear un perímetro conduciendo manualmente y teniendo en cuenta que la rueda derecha es la que marca ese perímetro. Debemos ir en dirección contraria a las agujas del reloj generando una especie de pared virtual. Y, oye, va bastante bien. Responde genial y, si nos equivocamos, tenemos la opción de hacer que vuelva sobre sus pasos seleccionando el icono del borrador en la app.
Segway indica que debemos dejar unos 15 centímetros con el borde de nuestro terreno, pero no hay que calcularlo a ojo: en la caja viene un cartón recortable con una base adhesiva que nos debemos pegar sobre la rueda derecha y que sirve de guía. Te recomiendo apurar todo lo posible e ir en línea recta, ya que cuando el robot se ponga a cortar de forma autónoma seguirá a rajatabla todos los movimientos que hayas hecho.
En mi casa tenemos unos 200 metros cuadrados destinados al césped, contando dos paseos de piedra que dividen ese terreno en tres parcelitas. Si es tu caso, no te preocupes. Cuando hayas definido un perímetro, puedes ir a la app, volver a la sección de mapas y seleccionar que quieres crear uno nuevo. Manualmente haces que pase por el paseo de piedra o baldosa y empiezas a mapear de nuevo el perímetro nuevo.
Cuando tengas todos los perímetros (tres en mi caso), puedes seleccionar zonas de paso para que el robot, automáticamente, “salte” de un perímetro a otro. Mis bordillos son de unos 5 centímetros y los superó sin problema.
Antes de darle al botón para que empiece a cortar el césped, toca hacer algunos ajustes más en la aplicación. Puedes seleccionar horarios para que el LED de estado se apague automáticamente, puedes configurar la altura de corte del césped desde los 3 centímetros hasta los 6 centímetros, puedes activar el modo de protección contra piedras y agua y hasta programar cortes.
Verlo trabajar es hipnótico. Es preciso, sigue unas líneas muy eficientes y sortea obstáculos sin problema. La “pega” es que el diámetro de corte es de solo 21 centímetros, así que avanzará muy poco a poco.
Si haces esto, automáticamente el robot se pondrá a cortar el césped a la hora que quieras. Yo he programado domingo, martes y viernes de 8:00 a 11:00 y estarás pensando que estoy loco por decir que se ponga a funcionar a las ocho de la mañana porque eso debe hacer un ruido infernal, ¿verdad? Pues… no.
De hecho, es de las cosas que más me ha gustado. Según la web oficial, emite 54 dB, pero como no es una cifra muy clara, seguro que es más útil si te digo que hace menos ruido que una máquina de afeitar a la potencia mínima. Acostumbrados al rugido de los cortacéspedes tradicionales, esto es un ronroneo. No te enteras cuando te alejas unos metros, mucho menos si estás durmiendo dentro de casa.
Prácticamente, no tengo pegas con la aplicación. Aparte de un montón de tutoriales y de poner las cosas fáciles, está en perfecto castellano, es estable y funciona muy bien. El único “pero” es que no tengo la opción para marcar la parcela que quiero que arregle. Si le das al ‘play’, hará el 100% de lo que hayas mapeado. Con alguna actualización deberían dejar que seleccionemos una zona concreta.
Qué pasa con la detección de obstáculos
La navegación se hace por GPS. Para eso es todo el proceso de configuración y de selección de un buen punto al aire libre, y lo cierto es que es muy eficiente. Evita pasar dos veces por el mismo sitio y va cortando el césped de manera muy uniforme, pero como te he dicho, no tiene “ojos”.
Si en un momento dado el perro se pone delante, lo atropellará hasta que le de por parar. Y si es un balón o algo así, irá arrastrándolo. Considero que no causará heridas porque realmente es complicado que algo se meta en las cuchillas (tanto por la elevación del robot como por las rejillas metálicas que guían el corte del césped), pero vamos, va “al choque”.
Sin embargo, hay solución. En el modelo más caro tenemos un sensor ultrasónico en el paquete, pero es algo que se puede comprar aparte e instalar en cualquiera de los otros modelos. ¿Recuerdas que te dije antes que había una plaquita que podíamos quitar en el frontal? Para eso sirve, ya que ahí van los conectores.
También podemos comprar un dispositivo llamado Vision Fence, que es el que hemos probado nosotros y que, básicamente, es un sistema de cámara con ciertos algoritmos de inteligencia artificial. Tiene una visión de 140 grados, se actualiza mediante Wi-Fi, tiene certificación IPX7 y funciona muy bien siempre que haya luz.
Cuando estás creando el mapa tienes la opción de crear zonas de exclusión. Por ejemplo, alrededor de un árbol. Te recomiendo hacerlo, pero como tenía la cámara, decidí no configurarlo para ver qué pasaba. Y lo cierto es que me ahorré un paso innecesario porque el robot detecta perfectamente el obstáculo (el árbol) y lo esquiva de manera precisa.
Además, si nota algún cambio en la superficie, evita pasar por ahí. Y también es muy rápido parándose si detecta un pie o las patas de un perro, hasta el punto de que mi perra pasó corriendo delante del robot y éste se paró en seco al instante. Fue un instante, pero se paró, retrocedió y volvió a emprender la marcha. Ahora bien, como digo, es una cámara, así que necesita algo de luz.
Cuando la luz cae, si no has mapeado un árbol como un punto de exclusión, lo rodeará como hacen algunos robots aspiradores o como haría este modelo si no tuviera el Vision Fence instalado: chocando hasta que le dé la vuelta completa y “sepa” que ahí hay algo que no se mueve. Por el precio, considero que un LIDAR no habría venido nada mal.
Tiempo que tarda/autonomía
Y antes de pasar a la conclusión, vamos con un tema importante: el tiempo que tarda en cortar el césped y la autonomía. Por lo segundo no te vas a tener que preocupar y, de hecho, hay cuatro modelos de Navimow y el propio nombre nos da una pista del terreno que cubren. Los tenemos de 500 metros cuadrados, de 800, de 1.500 (el nuestro) y de 3.000 metros cuadrados. Este último es el que viene con el sensor ultrasónico en el paquete.
Todos tienen las mismas especificaciones técnicas en lo que a cortado y GPS se refiere, pero solo los 800E, 1500E y 3000E cuentan con conexión 4G y el modo “encuéntrame” por si te lo roban. Esto es lógico porque es el GPS y el 4G el que lo hacen posible. Y las baterías se han calculado para poder cubrir esa cantidad de terreno.
En el caso del H1500E, tenemos una batería de 7,8 Ah (enorme) que no se ha calentado lo más mínimo estos días y que permite cubrir esos 200 metros cuadrados sin problema. En total, en mi casa consume un 35% de la batería. Sobre el tiempo que tarda, aquí tengo que decir que tendrás que dejarlo trabajar porque tarda unas dos horas en cubrir mi territorio.
No puedo decir qué pasará en un jardín distinto (al final, entre los árboles y las zonas de baldosa, tiene más obstáculos que si esos 200 metros cuadrados fueran solo de césped), pero tampoco es un proceso por el que tengamos que tener prisa. Y pudiendo programar el corte, no nos tenemos que preocupar por los tiempos.
Tampoco tendría prisa con la carga. Para tener un 100% necesitarás algo más de tres horas. ¡Ah! Algo importante: tanto la fuente de alimentación como los cables tienen protección contra el agua y los tirones.
Segway Navimow H1500E, la opinión de Xataka
Llegamos al final del análisis de este Navimow H1500E y… bueno, es un dispositivo para un tipo de usuario muy concreto. A no ser que tengas una superficie de césped bastante amplia, no sé si recomendaría la compra porque la inversión es considerable. Nuestro modelo se mueve alrededor de los 2.400 euros el sistema Vision Fence son otros 300 euros. El más barato, el H300E, cuesta unos 1.600 euros.
Es una inversión, pero la verdad es que con el dinero y el terreno, es un dispositivo que “da gusto” tener. Deja el césped muy bien, perfectamente ‘afeitado’ a la altura que le marquemos, no hace ruido, no necesita un gran mantenimiento, no hace falta salir al jardín para ver qué hace porque todo se marca en la aplicación y el control es extremadamente simple.
Si tienes el dinero y estás harto de cuidar el jardín, es una compra que debes valorar. ¿Lo necesitas? Realmente no, pero aporta calidad de vida.
Una vez hecha la configuración, te olvidas. Sin embargo, siendo un muy buen producto, lo he probado en las mejores condiciones posibles al contar con el sistema de cámara. Por ese precio debería tener un LIDAR para mapear los árboles o elementos decorativos como un banco o una fuente automáticamente, así como un sistema antichoque incorporado en todos los modelos, sobre todo para trabajar eficientemente cuando caiga la luz.
Dicho esto, son las mayores pegas que puedo poner a uno de esos dispositivos que echaré de menos cuanto me toque devolverlo, ya que no sabía que quería un robot cortacésped hasta que he analizado uno. Curiosamente, lo mismo me pasó con los robots aspiradores…
Nueva polémica en Twitter. En esta ocasión coprotagonizada por Substack, la popular plataforma estadounidense para la creación y distribución de newsletters. La red social capitaneada por Elon Musk ha decidido marcar los links de Substack como “peligrosos”, una decisión que se suma a otras —adoptadas también a lo largo de los últimos días— que afectan a la posibilidad de retuitear o dar like a mensajes vinculados directamente con la web de boletines. En la práctica los cambios limitan la capacidad de los autores para promocionar sus piezas.
La medida es interesante por sus detalles. Y trasfondo.
¿Qué ha pasado? Grosso modo, que Elon Musk parece haberle declarado la guerra a Substack, una plataforma estadounidense muy popular entre los autores de newsletters. Durante los últimos días la red social ha aplicado ciertos cambios que limitan la posibilidad de compartir o promocionar sus contenidos.
Si intentas acceder desde la red a un link de Substack te encontrarás con un mensaje automático que advierte sobre sus posibles riesgos. “Ha sido identificado por Twitter o nuestros socios como posible contenido peligroso o de spam, según la política relativa a las URL de Twitter”, informa la compañía de Musk, remitiendo a una publicación interna en la que detalla su criterio a la hora de bloquear links, una descripción fechada en julio de 2020, hace casi tres años.
¿Es el único cambio? No. Como señalan en The Verge la red social ha restringido la posibilidad de retuitear o marcar como “me gusta” al menos ciertos contenidos asociados a la web de Substack. Podrás publicar tuits con enlaces de la plataforma e incluso citarlos, pero si intentas marcar el icono de like o retuitearlos quizás veas cómo Twitter despliega una pestaña en la que advierte de que se han “desactivado acciones” asociadas al tuit. No aporta más información.
El jueves la propia Substack señalaba otro cambio: “Las incrustaciones y autentificación de Twitter ya no funcionan”. Poco después los fundadores de la compañía incidían en la polémica: “Twitter ha empezado a bloquear los links a Substack. Esperamos que esta medida se haya tomado por error y sea temporal. Los escritores merecen la libertad de compartir links a Substack o a cualquier otro sitio. Incluso si el cambio no es temporal, es un recordatorio de por qué empiezan a aparecer grietas en los modelos de negocio heredados de Internet”.
¿Y por qué ahora Los cambios llegan en un momento clave, justo después de que Substack haya presentado su nueva función “Notes”, un servicio que recuerda en cierto modo al que ofrece Twitter: permite a sus usuarios compartir pequeños mensajes sobre “publicaciones, citas, comentarios, imágenes y enlaces”.
Su feed es de hecho similar al de Twitter y otras plataformas, peculiaridad que reconocen los propios creadores de Substack: “Aunque Notes puede parecerse a las redes sociales conocidas, la diferencia está en lo que no se ve. La red Substack funciona con suscripciones de pago, no con anuncios. Eso lo cambia todo”.
¿Y cuál es el contexto? Más allá del últimos anuncio de Substack, la medida llega en un contexto muy particular para Twitter, embarcada en una búsqueda de rentabilidad marcada por el descenso en los ingresos por publicidad y para la que ha apostado con fuerza por la suscripción de pago. Con ese telón de fondo, durante los últimos meses la red capitaneada por Elon Musk ya ha adoptado otras medidas polémicas, como suspender la cuenta de Mastodon y periodistas que cubren sus informaciones o aplicar cambios relevantes relacionados con su API.