En 1916 España le declaró la guerra a los pueblos con el mismo nombre. Hoy aún sobreviven más de 30
Esto que lees lo escribo desde Vigo. El Vigo de Galicia, el del Celta, las luces de Navidad y las Islas Cíes. Quizás pienses que la aclaración está demás, pero no es descabellada. Hay al menos otras dos ciudades con el mismo nombre repartidas por el largo y ancho mundo: una en la región de Miraropa, en Filipinas, y la otra, más próxima, en el Trentino-Alto Adigio, Italia. Lo que sería mucho más difícil es que hubiera un segundo Vigo en España. Al menos desde comienzos del siglo XX, cuando geógrafos y administración unieron fuerzas para poner algo de orden en el desmadrado nomenclátor local, un listado de 9.266 pueblos en el que había ni más ni menos que un millar largo que compartían un nombre idéntico, sin coletillas, añadidos ni referencia toponímica alguna que ayudasen a diferenciarlos.
Aquel cambio transformó el mapa español a las bravas. Pero no ha evitado que lleguemos a 2023 con más de una treintena de pueblos repetidos.
¿Qué pasó en 1916? Que se decidió atajar un problema tan curioso como molesto: las repeticiones de nombres en el listado de pueblos españoles, lo que derivaba en una “extraordinaria y lamentable confusión”. Según recoge el Real Decreto publicado en julio de 1916, de los 9.266 ayuntamientos repartidos por el país había al menos 1.020 que compartían nombres calcados, sin añadidos que permitieran diferenciarlos. Se había encargado de estudiarlo la mismísima Real Sociedad Geográfica, en la que destacó en concreto la labor desarrollada por el historiador Manuel de Foronda, más conocido como marqués de Foronda.
El decreto no se limitaba a exponer el problema. El texto, publicado en la Gaceta de Madrid y refrendado por el conde de Romanones, se encargaba de precisar los 573 municipios que debían cambiar de nombre: Becerril se rebautizó Becerril de la Sierra, Montalbán se reconvirtió en Montalbán de Córdoba, los vecinos de Salceda, en Pontevedra, vieron cómo a la designación oficial de su localidad le salía un “de Caselas” y en Madrid Buitrago extendió su nombre para añadir “del Lozoya”.
¿Fue importante? Y tanto. No solo supuso el cambio de nombre de más de medio millar de pueblos de España. Como recordaba Fernando Arroyo durante la V jornada de la CENG, celebrada en 2017, los topónimos locales se replantearon tras un largo proceso en el que participaron funcionarios e instituciones y, a su modo, marcó también un hito destacado en la administración española.
“Supuso por vez primera una acción directa y dirigida del Estado sobre los nombres de lugar de buen número de municipios”, precisa el experto. Para que el proceso resultase más simple y solventar el gran escollo, que era decidir cuál de los “pueblos repetidos” debía renunciar a su nombre, las autoridades optaron además por una decisión salomónica: conservarían sus designaciones aquellas poblaciones de mayor categoría administrativa o las que sumaran más habitantes.
¿Y cuál es la realidad en 2023? Distinta. Pero no tanto. Aunque lo de las repeticiones de nombres ya no es tan frecuente como a comienzos del siglo XX, lo cierto es que probablemente para desesperación de Foronda y el resto de geógrafos de 1916, en España aún tenemos unas cuantas localidades homónimas. El tema se trató durante la V Jornada de la Comisión Especializada de Nombres Geográficos, celebrada en 2017, en la que Antonio Vázquez y Ayar Rodríguez ofrecieron una ponencia de título esclarecedor: “¿Es necesario un nuevo Marqués de Foronda”.
La pregunta, claro está, no tenía nada que ver con nombramientos aristócratas, sino con el listado de pueblos de España, en el que pese a los denodados esfuerzos de comienzos del siglo XX seguía habiendo 34 localidades con nombres repetidos.
¿Y cómo es posible? Por varias razones. La principal, que durante el último siglo las instituciones españolas no siempre han conservado el prurito contra la isotoponimia del que hacía gala Manuel de Foronda allá por 1916. Desde entonces el mapa administrativo ha sufrido alteraciones y cuando ha tocado gestionarlas los funcionarios de turno no siempre prestaron atención para evitar solapamientos.
Segregaciones administrativas realizadas entre 1927 y 1930 explican por ejemplo que en Navarra haya un Castejón cuando ya había otro en Cuenca o que ocurriese exactamente lo mismo con El Campillo, Huelva, nombrado de la misma forma que otro municipio que ya existía lejos de allí, en Valladolid. Otros dos casos igual de interesantes los deja Fonfría en Teruel y Rebollar en Cáceres, con nombres que pueden encontrarse también respectivamente en Zamora y Soria.
¿Y el resto de casos? Vázquez y Rodríguez precisan que la administración es responsable de otros ocho casos que afectan a Arroyomolinos, El Molar, Torrent, Mieres, Cabanes, La Zarza, Villanueva de los Infantes y Moya. Que esos nombres aparezcan repetido en el mapa patrio se explica porque en su día las autoridades no lo evitaron. Y no hace falta remontarse muy atrás para encontrar casos.
En 2001 la localidad pacense de Zarza de Alange pasó a llamarse La Zarza, igual que otra localidad de Valladolid. Una década antes había ocurrido algo similar con Cabanas de Girona, que en el censo de 1991 pasó a figurar ya como Cabanes, con la consiguiente confusión con otra localidad homónima de Castellón. A comienzos de los 80 Arroyomolinos de Montánchez cambió a Arroyomolinos, Molá de Tarragona a El Molar, Torrente de Valencia a Torrent y Mieras de Girona a Mieres. Cada uno de esas decisiones pareció razonable en su día, pero dejó solapamientos. Lo mismo ocurrió cuando Sada de Sangüesa, en Navarra, decidió recuperar el nombre que había tenido antes de 1916, el mismo que lucía otra localidad coruñesa.
Pero… ¿Quedan algunos, no? Así es. Habría cuatro casos en los que las repeticiones se remontan ya a los años del marqués de Foronda, por lo que los expertos no les encuentran explicación: Sancti-Spíritus, nombre que comparten villas de Salamanca y Badajoz; Cieza, que designa un pueblo de Cantabria y otro de Murcia; Villaescusa, presente en Zamora y Cantabria; y Sobrado, palabra que puedes encontrar tanto en el mapa de A Coruña como en el de León.
¿Es algo exclusivo de los pueblos? No. Al menos en 2017, Vázquez y Rodríguez señalaban que el problema resulta aún más grave entre las conocidas como EATIM, entidades territoriales inferiores a los municipios. En un listado de más de 3.700 los expertos identificaron 61 nombres duplicados y 13 triplicados. Las reiteraciones de nombre tampoco son extrañas en otros elementos del paisaje, como las carreteras o embalses. Tampoco son algo exclusivo de España.
El año pasado os contábamos la cantidad de veces que aparece Myhailivka en el territorio ucraniano o cómo en Polonia hay 588 pueblos distintos llamados Stara Wies, 434 Podlesie y 373 Piaskis. Incluso hay también poblaciones que se llaman Londres o París más allá de las emblemáticas capitales de Reino Unido y Francia.
¿Y cómo se viven las repeticiones? El Real Decreto firmado por el conde de Romanones en 1916 hablaba de una “extraordinaria y lamentable confusión”. Hoy la situación quizás no sea tan dramática, pero genera también molestias. En 2010 Heraldo hablaba por ejemplo con al alcalde de Alberite de San Juan, un pequeño municipio de la provincia de Zaragoza que explicaba cómo era vivir compartiendo nombre, en su caso con una localidad de La Rioja que se llama también Alberite. Una de las consecuencias del solapamiento: las confusiones con el correo.
“Antes era algo muy habitual —explicaba el regidor—. Ahora ya no tanto porque suele ponerse el código postal, pero en muchas ocasiones nos han llegado cartas al Ayuntamiento que hemos tenido que devolver una vez abiertas o lo mismo por su parte”. A lo largo de la geografía aragonesa hay otros casos más o menos similares, como Aldehuela de Liestos, que comparte nombre con La Aldehuela, de Ávila; o Cabañas de Ebro, que lo hace con Cabañas del Castillo, de Polendos o la Sagra.
Imágenes: Candi… (Flickr), Amfeli (Wikipedia) y Jaime Calatayud (Wikipedia)
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La noticia En 1916 España le declaró la guerra a los pueblos con el mismo nombre. Hoy aún sobreviven más de 30 fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .