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August 20, 2023

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Adriana P

Canadá ha tomado una decisión peculiar en su lucha contra el cambio climático: teñir un puerto de rosa

Canadá ha tomado una decisión peculiar en su lucha contra el cambio climático: teñir un puerto de rosa

Hace unos días un grupo de investigadores de la Universidad de Dalhousie se acercó a la estación de Tufts Cove, una planta de generación eléctrica situada en la costa de Halifax, al este de Canadá, y arrojó a su emisario ni más ni menos que 500 litros de un líquido colorante que se extendió por las aguas de la bahía hasta cubrir de rosa un área de 500 metros de diámetro. Igual que si de un estrafalario vertido de chapapote fucsia se tratara, la mancha se prolongó a lo largo del litoral, dibujó más de una mueca de asombro a su paso y, a poco a poco, se esfumó.

No fue una performance relacionada con Barbie.

Ni una gamberrada o despiste de los estudiantes de la Dalhousie.

El propósito del vertido fue bien distinto: combatir el calentamiento global.

¿Qué es esa enorme mancha rosa Una pregunta tal que así se hizo probablemente más de un vecino de Halifax cuando el jueves de la semana pasada se asomaron a la costa y observaron cómo el agua se teñía de una intensa tonalidad rosada. El vertido salía aparentemente de la estación de Tufts Cove de Nova Scotia Power y se extendió por las aguas del puerto de Halifax hasta formar una columna que, según los cálculos iniciales de los responsables de aquel extraño espectáculo, estaba diseñada para cubrir un área de alrededor de 500 metros de diámetro.

La sustancia rosada fue perfectamente visible en el agua durante algunas horas, hasta que su concentración pareció diluirse poco a poco en la bahía Bedford.

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Agua teñida con Rhodamine WT durante un experimento realizado en 2008 en el puerto de Goderich.

¿Gamberrada, despiste, homenaje a ‘Barbie’? No. Experimento. Sus autores fueron un grupo de investigadores de la Universidad de Dalhouise y su objetivo poco tuvo que ver con la última película de Greta Gerwig. Lo que arrojaron a las aguas del puerto de Halifax a través del emisario de la estación de Tufts Cove fue 500 litros de una solución diluida de colorante. Y no una cualquiera.

Lo que usaron fue rodamina WT, un tinte soluble al que los científicos recurren desde hace décadas cada vez que quieren estudiar los fenómenos de dispersión y flujo en los sistemas de agua, como ríos, arroyos, lagos, manantiales subterráneos o, como ocurría en este caso, el mar. Además de liberar los 500 litros los expertos de Dalhouise desplegaron barcos, drones y vehículos submarinos autónomos que les permitieron examinar cómo se comportaba la mancha de colorante rosado durante los siguientes días, antes de que acabase diluyéndose en el mar.

Todo esto… ¿Para qué? Pues por más extraño que parezca el objetivo del vertido era ayudar al planeta. Para ser más preciso, mostrarnos nuevas formas de frenar el calentamiento global. Lo que hicieron los investigadores canadienses fue acumular experiencia de cara a las pruebas que se desarrollarán entre septiembre y octubre con tecnología creada por Planetary Technologies, una firma especializada en tecnología climática. Su propósito: aumentar la capacidad de los océanos para extraer y retener dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero cuyo nivel de concentración se pretende que descienda en la atmósfera.

¿Y cómo quiere lograrlo? Mejorando la alcalinidad del océano. Lo que plantean los investigadores es dispersar una sustancia “ligeramente alcalina” que incremente la capacidad del océano para extraer y retener CO2 de la atmósfera. En Dalhouise lo comparan con los antiácidos que tomamos después de las comilonas para la acidez estomacal. “Este enfoque, llamado mejora de la alcalinidad oceánica u OAE, es uno de varios que se están considerando dada la necesidad de alcanzar cero emisiones netas de fases de efecto invernadero para 2050”, detalla.

¿Para qué el tinte? Para pasar de la teoría a los hechos. Lo que quieren los investigadores es tener todos los recursos a su alcance para que, cuando en otoño realicen nuevas pruebas con la solución alcalina, puedan determinar con precisión si su propuesta es o no efectiva. “Este estudio de rastreo con tintes nos permitirá determinar como de rápido se dispersa el agua del emisario, por dónde se mueve dentro del puerto y si las predicciones de nuestro modelo sobre dispersión y movimiento del agua son precisas”, explica Katja Fennel, oceanógrafa.

Cuando en septiembre u octubre los expertos de Planetary desplieguen su sustancia alcalina en el puerto de Halifax, repetirán el experimento del tinte para de esa forma observar el movimiento del agua alterada y —lo más importante— medir con precisión el carbono adicional absorbido de la atmósfera.

Imágenes: y University of Toronto

En Xataka: Todo el CO2 que emitió la humanidad a lo largo de 2021, reunido en este mapa interactivo de la NASA


La noticia Canadá ha tomado una decisión peculiar en su lucha contra el cambio climático: teñir un puerto de rosa fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .

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Adriana P

Estamos lanzando más cosas al espacio que nunca. Y el siguiente problema ya está sobre la mesa: cómo contaminar menos

Estamos lanzando más cosas al espacio que nunca. Y el siguiente problema ya está sobre la mesa: cómo contaminar menos

Si te preocupa el medio ambiente, seguramente no te hará gracia algo como los jets privados que realizan vuelos de cinco minutos, pero tampoco estarás mirando con entusiasmo los cada vez más numerosos cohetes que lanzamos al espacio. Con el recién estrenado turismo espacial, Rusia volviendo a la carrera espacial, pruebas privadas como las de SpaceX o China montando una estación, los lanzamientos y la contaminación se van a multiplicar. Es por eso que ya se están planteando alternativas para que la industria aeroespacial sea menos contaminante.

Una contaminación importante. Actualmente, los lanzamientos no son un problema demasiado grande. Como leemos en TechCrunch, se estima que los lanzamientos actuales producen unas emisiones de carbono similares a las del resto de la aviación mundial. Sin embargo, como decimos, eso se va a multiplicar y el RP-1 ya no es viable.

Peligrosos para el clima y la salud. Los investigadores llevan varios años alertando sobre el uso del RP-1 como elemento principal a la hora de impulsar los cohetes. Se trata de un combustible similar al queroseno que es el más popular de esta industria y su combustión provoca toneladas de CO2 que se quedan en la atmósfera, así como una gran cantidad de hollín y dióxido de aluminio que también se quedan flotando.

Que haya cohetes reutilizables es un buen paso adelante para minimizar (en la medida de lo posible) la basura espacial, pero la emisión de toneladas de carbono a la atmósfera es un problema porque se aumenta el efecto invernadero y, evidentemente, puede traer consecuencias para la salud humana. En 2019, se estimó una inyección de 11.000 toneladas de residuos a la atmósfera cada año, esa cifra hoy es superior.

El propano para ir al espacio. Parece que hay que seguir lanzando objetos al espacio y, por eso, hay empresas que están experimentando. Hemos visto ‘catapultas’ espaciales o el uso de plásticos como combustible, pero lo que proponen tres empresas (dos europeas y una estadounidense) es utilizar el propano. Como los del camping gas, vaya, y que según ciertos estudios, un cohete lanzador con combustible de biopropano reduciría las emisiones de CO2 hasta en un 96%.

Toca limpiar el anillo de basura espacial. Se están dando pasos para esa revolución verde de la exploración y conquista espacial, con nuevos combustibles o puertos que quieren ser neutros en carbono, pero hay otro problema: la basura espacial que se está acumulando alrededor de nuestro planeta.

Ya hay varias propuestas en desarrollo y la ESA tiene mucho que decir aquí. Y es que, se han hecho pruebas con satélites que despliegan una vela al final de su vida útil para, poco a poco, frenar su velocidad y terminar acercándose a las capas interiores de la atmósfera en las que, debido a la fricción, se descompondrían. De la manera que sea, está claro que si el resto de la sociedad aplica medidas más ecológicas, los cohetes no deberían estar exentos.

En Xataka | Basura espacial: un problema de 60 años de antigüedad, ideas teóricas y remedios peores que la enfermedad


La noticia Estamos lanzando más cosas al espacio que nunca. Y el siguiente problema ya está sobre la mesa: cómo contaminar menos fue publicada originalmente en Xataka por Alejandro Alcolea .

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Adriana P

Hay quien cree que hace 50 años encontramos vida en Marte (y que acto seguido la destruimos sin querer)

Hay quien cree que hace 50 años encontramos vida en Marte (y que acto seguido la destruimos sin querer)

Conforme hemos ido conociendo más sobre la química de Marte, una nueva hipótesis ha ido gestándose sobre por qué aún no hemos sido capaces de encontrar vida en el planeta vecino. Esta hipótesis postula que quizá la tuvimos bajo el microscopio, pero la matamos sin darnos cuenta.

El origen de la hipótesis está en las misiones enviadas hace casi 50 años por la NASA a Marte. Las Viking fueron algunas de las primeras sondas en aterrizar el el planeta y las primeras en hacerlo exitosamente.

A bordo de ellas había diversos instrumentos, varios estos instrumentos tenían el objetivo de realizar experimentos con el suelo marciano en busca de signos de vida. Según la hipótesis, estos experimentos habrían encontrado signos de vida pero nuestro desconocimiento sobre el entorno marciano de la época habría causado que las naves mataran toda la vida recogida en la muestra antes de llegar a analizarla.

Una de las claves de esta hipótesis está en los compuestos orgánicos. A lo largo de los últimos 50 años hemos comprobado que este tipo de moléculas son habituales en Marte. Los resultados de aquellos experimentos fueron considerados bien negativos o bien no concluyentes, pero para unos pocos investigadores el caso no quedó cerrado.

Investigadores comoDirk Schulze-Makuch, profesor en la Univerisdad Técnica de Berlín (TU), uno de los principales valedores de esta hipótesis. El experto alemán daba recientemente algunos detalles sobre los fundamentos de esta hipótesis en un artículo en Big Think.

En él explica cómo, cuando uno de los experimentos encontró compuestos orgánicos clorados, los responsables de la nasa los achacaron a contaminación terrestre. Es por ello que dedujeron que la vida no era posible, al no haberse detectado compuestos orgánicos nativos. Hoy en día sabemos sin embargo que los compuestos orgánicos están en Marte.

Si bien la existencia de compuestos orgánicos es una característica necesaria de los entornos con vida, lo contrario no es cierto: estos pueden surgir de procesos abióticos. El problema es que quizá los expertos encargados de los primeros (y por ahora únicos) experimentos realizados in-situ buscando vida en otros planetas habían sido infructuosos.

Pero uno de los fundamentos más llamativos de la hipótesis de Schulze-Makuch es la posibilidad de que las Viking recogieran muestras con vida y la mataran durante sus experimentos. La clave está, de nuevo en los  compuestos orgánicos clorados.

Durante sus experimentos, las Viking echaron agua a las muestras recogidas con la esperanza de que este compuesto básico para la vida en la Tierra permitiera que la hipotética vida de las muestras prosperara y fuera más fácil de detectar. Sin embargo, hay quienes creen que las sondas “ahogaron” las muestras hiperhidratándolas.

Existen paralelismos a este fenómeno en algunos organismos extremófilos que habitan lugares áridos de la Tierra como el desierto de Atacama. Estos organismos están acostumbrados, señala  Schulze-Makuch, a absorber de la humedad del ambiente el agua que necesitan. Más de eso podría haber acabado matando a estos seres.

Agua oxigenada

Otro compuesto importante para el Schulze-Makuch es el peróxido de hidrógeno o agua oxigenada. Como los orgánicos clorados, el agua oxigenada es higroscópica, es decir, ayuda a absorber la humedad del ambiente.

Esta molécula abunda en algunas áreas de Marte, sin embargo aquí en la Tierra suele ser considerada como incompatible con la vida. Aunque no siempre es el caso. El investigador alemán da algunos ejemplos de organismos que conviven con el peróxido de hidrógeno, desde microbios que lo producen y otros que lo consumen hasta escarabajos que lo utilizan como mecanismo de defensa.

Esto implica que las Viking también podrían haber matado a posibles organismos marcianos no por “rehidratarlos” sino tras haberlos calentado. El calor habría matado la muestra y habría propiciado que el peróxido reaccionara con posibles moléculas orgánicas liberando dióxido de carbono a la atmósfera marciana.

Gilbert Levin trabajó en las misiones Viking y fue otro defensor de esta hipótesis. Fallecido en 2021, Levin publicó un artículo en 2016 junto con la ya también fallecida bióloga y también trabajadora de las Viking Patricia Ann Straat en el que explicaba, su hipótesis, no muy distinta a la de  Schulze-Makuch.

Los investigadores aludieron al experimento conocido como Labeled Release (LR). Los resultados de este experimento fueron consistentes con la existencia de vida y, según estudios posteriores de Straat y Levin, implicaban que ésta sería la explicación más probable.

La búsqueda de vida fuera de nuestro planeta es una de las grandes obsesiones científicas del siglo XX. Resulta casi irónico pensar en la posibilidad de que hayamos podido tenerla al alcance de nuestra mano (o al alcance de los brazos robóticos de las sondas espaciales) y no hubiéramos sido capaces de verla.

Aunque no contamos con misiones tan centradas en la búsqueda de vida como las Viking, misiones como Mars 2020 (la misión capitaneada por el rover Perseverance) están trabajando de manera activa por compilar pruebas que de una vez por todas nos permitan descubrir vida (pasada o presente) en el planeta rojo o, en caso contrario, desechar la idea.

Hoy por hoy la búsqueda sigue más allá de Marte, en lugares como las lunas heladas de los planetas de mayor tamaño, Júpiter, Saturno e incluso Urano. Y todo esto sin descartar la posibilidad de encontrar algún día vida más avanzada más allá de los confines de nuestro sistema solar. Algo que por ahora sigue siendo ciencia ficción.

En Xataka | “Estamos destruyendo información guardada ahí 4.000 millones de años”: el problema de los geólogos, los imanes y los meteoritos

Imagen | Réplica de la sonda Viking, NASA/JPL-Caltech/University of Arizona


La noticia Hay quien cree que hace 50 años encontramos vida en Marte (y que acto seguido la destruimos sin querer) fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Martínez-Juarez .