Antes de meternos en harina ahí va una declaración de intenciones: me gustan mucho los teclados mecánicos, pero no me considero un fan incondicional de estos dispositivos. Durante las últimas dos décadas he utilizado simultáneamente teclados mecánicos y de membrana de buena calidad, y estos últimos me han deparado una experiencia fantástica. Sin embargo, a principios de este año se me ocurrió embarcarme en una pequeña aventura.
Hasta ese momento nunca había tenido un teclado mecánico personalizable (mi veterano Corsair K63 es relativamente modesto y manifiestamente mejorable), y me apetecía comprobar si cabía la posibilidad de que tuviesen un impacto beneficioso en mi productividad. Al fin y al cabo me paso al menos 8 horas al día de lunes a viernes “aporreando” teclas en uno de ellos. Después de indagar durante varias semanas y llegar a la conclusión de que necesito dos porque utilizo con frecuencia otros tantos PC simultáneamente, decidí cuáles serían mis opciones.
No tenía la intención de gastarme una fortuna (si te dejas llevar puedes invertir tanto como en cualquier otra afición “adictiva”), pero quería que fuesen dos teclados de buena calidad y completamente personalizables. Finalmente me decanté por estos dos modelos: el Ducky One 3 TKL y el Keychron Q1. Por supuesto, hay muchas más opciones atractivas, pero sobre el papel estos dos tenían muy buena pinta y su precio me parecía razonable (ambos se mueven en la órbita de los 200 euros).
Merecen mucho la pena, pero no son la mejor opción para todos los usuarios
Ya hace casi seis meses que convivo diariamente con estos dos teclados, y durante este tiempo he descubierto qué es lo que más me gusta de ellos, y también qué características no me convencen del todo. No obstante, antes de que las exponga merece la pena que invirtamos unos minutos en repasar sus principales peculiaridades (aunque tienen mucho en común). Vaya por delante que ambos teclados, como os he anticipado desde el principio, son personalizables, y, lo que para muchos usuarios es si cabe más importante, su distribución es ISO en español (podéis verlo en la fotografía de portada de este artículo).
Son una buena opción para cualquier usuario que quiere hacerse con un buen teclado mecánico sin complicarse la vida lo más mínimo
El de la firma taiwanesa Ducky es un teclado TKL con RGB (aunque, eso sí, tiene una retroiluminación moderada y nada estridente), interruptores Cherry MX Brown, es de tipo hotswap y las teclas están fabricadas en plástico PBT de doble inyección (que habitualmente tiene más calidad que el ABS). Y el de la empresa china Keychron, el modelo Q1, también es un RGB “discreto”, es de tipo 75%, la versión que tengo incorpora interruptores Gateron G Pro prelubricados, es de tipo hotswap y las teclas son de plástico PBT de doble inyección.
Honestamente, aunque estos dos teclados son personalizables, y, por tanto, nos permiten cambiar buena parte de sus componentes a nuestro antojo, tal y como los he recibido son muy disfrutables. Ambos están impecablemente acabados en aluminio y tienen un diseño que a mí me gusta bastante. Son muy diferentes desde un punto de vista estético, de eso no cabe la menor duda, pero los dos me parecen bonitos. Sea como sea me parecen una buena opción para cualquier usuario que quiere hacerse con un buen teclado mecánico sin complicarse la vida lo más mínimo.
Llegamos a la parte final de este artículo y lo prometido es deuda, así que ahí van mis conclusiones, por si a alguna de las personas que estáis leyéndolo os resultan de ayuda. Estoy razonablemente satisfecho con ambos teclados. Me gustan su tacto, el sonido de los interruptores me parece agradable (de hecho, lo buscaba) y lo cierto es que su ergonomía es mucho mejor que la de mi anterior Corsair K63. No obstante, si tuviese que quedarme solo con uno de los dos me decantaría por el Keychron Q1. Al fin y al cabo es el que más he utilizado en mi sesión diaria de escritura.
Si tuviese que quedarme solo con uno de los dos me decantaría por el Keychron Q1
En cualquier caso, también tengo pegas. No son inconvenientes que representen un problema para mí, pero creo firmemente que pueden serlo para otros usuarios. El más evidente en su precio. No son extremadamente caros, pero, desde luego, tampoco son ninguna ganga. Además, entiendo perfectamente que el ruido que emiten puede llegar a molestar a algunas personas, especialmente cuando son utilizados en espacios compartidos.
Y, por otro lado, su tacto puede no ser del agrado de todo el mundo. De hecho, me parece absolutamente razonable que algunas personas prefieran los teclados de membrana o los híbridos. Tanto es así que he cambiado de opinión. Creí que no volvería a estos últimos, pero no descarto hacerme con un buen teclado de membrana en el futuro.
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La noticia Esta es mi experiencia después de seis meses utilizando dos teclados mecánicos personalizables fue publicada originalmente en Xataka por Juan Carlos López .