Durante décadas, la funcionalidad de la tecla Impr Pant en Windows se ha mantenido prácticamente inmutable, pero los tiempos cambian también para los sistemas operativos y Microsoft se está preparando para implementar un cambio que previsiblemente hará que muchos usuarios se posiciones a favor y muchos otros en contra.
Según The Verge, la compañía de Redmond modificará el funcionamiento de Impr Pant en Windows 11 y versiones posteriores. Ahora, al presionar la mencionada tecla, el sistema operativo hace una captura de pantalla y la copia en el portapapeles. Esto dejará de ser así ya que en su lugar se abrirá la herramienta Recortes.
Cambio en la funcionalidad por defecto
El cambio ha empezado a desplegarse inicialmente entre usuarios de Windows Insider, es decir, en versiones en desarrollo del sistema operativo. Quienes instalen la actualización KB5025310 se encontrarán con el nuevo comportamiento de la tecla Impr Pant, aunque podrán revertir fácilmente el cambio en caso de que prefieran los ajustes anteriores.
Para dejar atrás la herramienta Recortes y volver a las capturas de pantalla que quedan guardadas en el portapapeles debemos ingresar en Configuración > Accesibilidad > Teclado y desde este apartado cambiar el funcionamiento de la tecla Print Screen que, recordemos, también podemos combinar con otros atajos de teclado.
Por ejemplo, al presionar Alt + Impr Pant capturamos la pantalla activa (no todas las pantallas en caso de tener varios monitores) y la guardamos en el portapapeles. Win + Shift + S abre la herramienta de Recortes y nos permite seleccionar una zona determinada para la captura que después quedará guardada en el portapapeles.
Win + Impr Pant, por su parte, hace una captura de pantalla general que se guarda en la carpeta de capturas del sistema predeterminada. Esto último, como señalamos en un artículo de Xataka Basics, es muy útil en caso de que no queramos ir pegando cada una de las capturas en un editor de imágenes como Paint o Photoshop.
La tecla en cuestión, también representada como Print Scrn o PS, data de los tiempos de MS-DOS. En aquellos tiempos, como posiblemente te imaginas, tenía una funcionalidad distinta a la actualidad. No hacía una captura de pantalla que quedaba guardada en un archivo, sino recurría a una impresora para imprimir lo que estaba en pantalla.
Con la llegada de los sistemas operativos con interfaz gráfica de usuario, la función de Imprimir Pantalla reemplazó la impresora por la generación de una imagen que quedaba almacenada digitalmente en el sistema y cuyo comportamiento nos ha acompañado durante todo este tiempo.
Unos amigos viajaron a Roma hace unos días. Chateamos en WhatsApp y les pregunté qué tal el viaje. Me contaron que no habían podido ver el Vaticano por un cierre temporal. Entonces aproveché y les pregunté si habían visto al Papa. “Últimamente está muy moderno, no sé si os habéis enterado”, añadí.
“No”, me dijeron. Entonces envié una foto. No una real, sino una en la que el Papa aparece vestido con un singular abrigo blanco. La imagen tiene tal calidad que es difícil distinguirla de una real, y sería difícil que alguien que no conociese el trasfondo del asunto lo supiese.
Mis amigos, que no se habían enterado de todo el debate, se tragaron aquello. Luego les envié otra imagen, esta vez una en las que aparece bailando hip-hop. Aquello, claro, fue demasiado. Se dieron cuenta de que les estaba tomando el pelo, pero si hubiera mandado solo la primera imagen, me habrían creído. Difícil no hacerlo.
La situación es probablemente mucho más común estas últimas semanas, y aquella imagen del Papa desató aún más un fenómeno que lleva meses esperando a eclosionar de forma definitiva. En el caso del Papa, verlo en todo tipo de escenarios —bailando, revolucionando su vestuario o haciendo parkour— parecía cobrar sentido, pero este era solo un ejemplo de hasta dónde pueden llegar plataformas como Midjourney, DALL-E 2 o Stable Diffusion.
Juguemos al juego de las diferencias
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero nosotros hemos querido plantear este tema no con una imagen, sino con 20. Creemos que una buena forma de mostrar lo difícil que es distinguir lo real de lo generado por una IA es ponernos a prueba con un pequeño juego.
Así, a continuación encontraréis 10 bloques de dos imágenes enfrentadas. Una de ellas es una fotografía real tomada por un ser humano. La otra es una imagen generada por Midjourney v5 que precisamente trata de ofrecer una imagen parecida a la real para confundirnos. Javier Lacort, editor en Xataka y ya con muchas tablas en esto de generar imágenes por IA, se ha encargado de esta parte.
El funcionamiento es muy sencillo: basta con que comparéis las imágenes y pinchéis en aquella que créeis que es real. Si acertáis, aparecerá un mensaje de “Correcto”. Si no, aparecerá un mensaje de “¡Incorrecto! ¡Esta imagen es real!” y el botón verde pasará a ser de color rojo.
Podéis encontrar la solución y la lista de imágenes reales al final del artículo. Os proponemos apuntar aparte vuestra lista con las que creéis que lo son, y luego comprobar los resultados. Por favor, contadnos qué tal os ha ido 😉 ¡Vamos allá!
¿Qué os parece? Aunque probablemente hayáis acertado muchas (o quizás todas), seguramente haya alguna que os lo haya puesto especialmente difícil o incluso que haya logrado engañaros. Ya podéis comprobar la solución al final del artículo, pero antes hemos querido debatir sobre la situación actual en este campo.
La ficción lo parece cada vez menos
Las cosas se están desbocando y estamos viendo cómo la capacidad de las inteligencias artificiales generativas se puede usar fácilmente con el propósito de desinformar. Eliot Higgins, fundador del sitio Bellingcat —un medio de periodismo investigativo Open Source— quiso experimentar con esta tecnología.
Aprovechando que Donald Trump comparecía ante la Fiscalía del distrito de Mnahattan, Higgins imaginó cómo serían las imágenes de su arresto. Compartió varias imágenes falsas en Twitter en las que se mostraba a Trump resistiéndose al arresto y siendo reducido por la policía.
Si uno se fijaba en las imágenes era posible detectar fallos, pero en realidad lo único que hacía saltar las alarmas era saber que si todo lo que mostraban hubiera pasado, eso hubiera aparecido en medios de todo el mundo. El hilo con unas 50 imágenes falsas no tiene desperdicio, e incluye a un hipotético Trump haciendo pesas en la cárcel, descansando apoyado en una valla o escapando por un túnel.
Dio igual que Higgins avisara: las imágenes se convirtieron una vez más en virales y reabrieron (aún más) un debate pendiente y probablemente urgente. Y mientras, Higgins indicó en BuzzFeed News que había sido baneado de Midjourney. La palabra “arrested” (“arrestado”) está ahora prohibida en los prompts de esta plataforma, de hecho, pero ese baneo —tanto de la persona como del término— no parecen medidas especialmente efectivas. Son más bien un intento de ponerle puertas al campo.
La inteligencia artificial nos lleva engañando desde hace tiempo. En 2018, en nuestro podcast Captcha, realizamos una prueba tanto a nuestro compañero John Tones como a un experto en estos temas, Andrés Torrubia. Les enseñamos cuatro poemas y tenían que señalar si habían sido creados por una IA o por un humano. Ambos se equivocaron en uno de esos poemas (podéis ver el momento a partir del minuto 26:00 de ese vídeo).
El tema se ha vuelto mucho más delicado con las IAs generativas de imágenes, que han demostrado que confundir al ser humano y hacer que una imagen falsa pase por verdadera no es muy difícil. Ni siquiera cuando se supone que deberíamos detectarlo: ocurrió con el ya célebre concurso de fotografía que un usuario ganó con una imagen creada por IA: no lo confesó hasta ver cómo acababa ganándolo. Antes había ocurrido con un concurso de arte y pese al berrinche de los jueces, todos ellos picaron.
Como indicaban en Vox, los últimos avances en plataformas como Midjourney han hecho que la calidad de las imágenes sea aún más asombrosa. Expertos en el arte —igual deberíamos empezar a llamarlo así— del ‘prompting’ como Nick St. Pierre se han hecho muy conocidos en Twitter por publicar constantemente imágenes que podrían pasar por reales pero que han sido generadas con esta plataforma.
En una de ellas St. Pierre mostraba cómo serían modelos con los rasgos de Brad Pitt o John Oliver vestidos con ropa de Gucci. Aunque las imágenes “cantan”, el resultado era hasta cierto punto factible.
Otras muchas imágenes creadas por él son mucho más indistinguibles de la realidad, y demuestran que una vez uno logra controlar con precisión los términos que debe introducir para mostrar los resultados que desea, estos no suelen decepcionar. Midjourney incluso ayuda a encontrarlos con el ‘prompting inverso’.
Mientras, estamos viendo cómo empresas e incluso medios de todo el mundo comienzan a experimentar con esta tecnología. Levi’s anunció recientemente que iba a colaborar con Lalaland.ai, un estudio que genera modelos por IA para incrementar “el número y diversidad de los modelos”. Como explicaban en The Cut, en otro tiempo la solución habría sido la de contratar a distintos modelos para lograr ese efecto.
Las portadas de algunas revistas de referencia ya están experimentando con las IAs generativas.
En medios el tema está en la cresta de la ola. La revista Cosmopolitan usó DALL-E 2 para crear su primera portada mediante una plataforma de inteligencia artificial generativa. Ellos presumieron de que eran los primeros, pero días antes The Economist había hecho exactamente lo mismo con una técnica llamada Foundation Model. Por supuesto, no serían los únicos.
Incluso revistas fotográficas como la francesa Réponses Photo decidieron publicar dos versiones de su edición de marzo de 2023. Una con la portada generada por una IA, y otra con una portada que usaba una foto real creada por Raymond Depardon. ¿Adivináis cuál es cual? (Respuesta: la de la derecha es la de la IA).
En España ya tenemos un ejemplo especialmente destacable. El pasado 3 de abril apareció en la portada de El Mundo una foto de los políticos Pablo Iglesias y Yolanda Díaz sonrientes y aparentemente en buena sintonía. En el pie de foto se desvelaba la verdad con el texto “¿Una foto imposible?” y explicando que la imagen la había creado el grupo United Unknown mediante inteligencia artificial. Era parte de un reportaje sobre el mismo tema que también trata este texto.
Esa portada generó un debate muy importante en redes sociales como Twitter, donde sobre todo periodistas de diversos medios intervinieron para juzgar la decisión de El Mundo. En Huffington Post entrevistaron a los autores de la imagen, y ellos destacaron que la polémica les parecía “exagerada”.
Las opiniones estaban divididas, pero una conclusión estaba clara. Lo señalaba Almudena Ariza, conocida corresponsal de TVE, que explicaba cómo “Lo bueno que veo en todo esto es que se ha abierto el melón de un debate urgente y necesario. Porque la IA va a transformar por completo nuestras vidas”.
Mientras, Gonzalo Suárez, director de PAPEL, la revista diaria de El Mundo, compartía aún más imágenes generadas por IA que formaron parte del reportaje escrito por Rodrigo Terrasa y que precisamente debatía sobre el impacto que tendrá la IA junto a varios expertos.
Como bien apuntaba Almudena Ariza, se ha abierto el melón. El problema está muy lejos de solucionarse, y estamos enfrascados en una coyuntura en la que las demandas son de momento lo único que está frenando —y no mucho— a estas plataformas.
A principios de 2020 la Unión Europea hizo oficial la Estrategia Digital Europea y el Libro Blanco de Inteligencia Artificial, pero las medidas efectivas para regular un mundo en el que las IAs generativas están revolucionando el concepto del arte y la creatividad siguen sin llegar y no parece que vayan a hacerlo a corto plazo.
Mientras, una cosa está clara: diferenciar las imágenes generadas por una inteligencia artificial generativa de aquellas reales creadas —por ejemplo, con una cámara— por los seres humanos es cada vez más difícil.
La encuesta que hemos realizado al principio de este texto es precisamente un pequeño experimento para demostrarlo, pero esto es solo el principio. La capacidad de redacción de plataformas como ChatGPT es asombrosa —lo demuestran las notas de GPT-4 en varios exámenes—, pero es que a la generación de imágenes le seguirá la generación de vídeo.
Cualquiera podrá convencernos de casi cualquier cosa a golpe de una imagen o un vídeo mínimamente conflicto, y puede que cada día sea como un April Fools’ o un día de los Santos Inocentes en los que tengamos que valorar constantemente si lo que estamos leyendo, viendo o escuchando es real o no.
La cosa es preocupante si tenemos en cuenta que las redes sociales son cada vez el lugar donde más y más gente se informa, y el crecimiento de TikTok —esos datos son del Reino Unido, pero ocurre lo mismo en EEUU— en este sentido es contundente. Aquí hay desde luego una oportunidad para pequeños y grandes medios que logren mantener una buena reputación ante la avalancha que se avecina.
Es cierto que la desinformación siempre ha existido y que la tecnología siempre se ha utilizado también con ese propósito, pero lo que plantea la inteligencia artificial en este caso lleva este escenario a otra dimensión. Será interesante ver cómo lidiamos con ella.
Solución: las imágenes reales son 1, 3, 6, 7, 10, 12, 14, 15, 18, y 19.
Una de las consecuencias que parecía claro que dejaría la pandemia era el auge del teletrabajo. Incluso hace tres años, en la fase temprana del COVID, lo teníamos bastante claro. Ese ha sido finalmente un suflé que ha habido que bajar respecto a las expectativas que teníamos fijadas, pero sí es cierto que hay señales de que en cierto grado ya no hay una vuelta a 2019: el teletrabajo, en mayor o menor medida, llegó para quedarse.
Una de esas señales es el aumento de las oficinas vacías en Estados Unidos, habitual canario en la mina para el sector tecnológico del resto del mundo. Allí, la pandemia llegó con un 12% de las oficinas disponibles. En 2023, cuando la pandemia es poco más que un mal recuerdo, esa cifra ha aumentado al 16%.
No obstante, San Francisco es quien se lleva la palma, pasando del 10% al 23%… y valorando medidas que pronto podríamos ver replicadas aquí.
11.000 viviendas potenciales
Ninguna otra de las grandes ciudades estadounidenses ha tenido un efecto tan marcado como la San Francisco postpandemia: de apenas uno de cada diez metros cuadrados libres… a casi una cuarta parte.
No hace falta irse a empresas que se hayan pasado al trabajo en remoto el 100% del tiempo o a las que hayan cercenado el tamaño de su plantilla: el teletrabajo híbrido da paso a fórmulas en las que se pierden muchos puestos de trabajo fijos. Donde antes había 200 empleados, ahora solo coinciden 120… y por tanto hay mucho espacio que poder liberar. Una fórmula que ya advertimos que podría llegar cuando apenas llevábamos dos meses de pandemia.
Una coyuntura que ha llevado a San Francisco a plantearse convertir oficinas vacías en suelo residencial, algo que no puede hacerse ad-hoc, sino normativa mediante. Y entre esas medidas, se plantean suavizar ciertas condiciones para poder convertir suelo de oficina en suelo residencial, como requisitos de exposición a luz natural o al estacionamiento de bicicletas.
No es San Francisco, en cualquier caso, la única ciudad estadounidense que estudia estas conversiones. Chicago o Nueva York están en una senda similar. Si algo aprendimos de la burbuja inmobiliaria que vivimos en España fue que el problema real es construir viviendas donde nadie quiere vivir, no hacerlo donde la demanda siempre es elevada.
El espectacular éxito de ‘John Wick’, y sus extraordinarias recaudaciones, han hecho que en Lionsgate vengan pensando en grande desde hace tiempo. Si bien recientemente nos enteramos de las intenciones de la productora de expandir el mundo de la mencionada saga al mejor estilo de Marvel, desde hace varios años que también estaban trabajando en una serie.
Se trata de ‘The Continental’, una producción que como podemos intuir por su nombre se centra en el famoso hotel neoyorkino y que acaba de estrenar su primer tráiler. Las imágenes nos invitan a viajar a la década de 1970 y contemplar el ascenso de Winston Scott, personaje interpretado en las películas por Ian McShane y en este nuevo contenido por Colin Woodell.
La historia oculta de una sociedad secreta de sicarios
Mucho se ha teorizado sobre la verdadera esencia del universo John Wick, y esta serie puede ayudarnos a entenderlo mejor. Esto se debe a que precisamente se remonta a unos orígenes donde Winston todavía no era el más poderoso del hotel, pero hace todo lo posible para abrirse camino en una ciudad plagada de asesinos, peligros y un pasado que debe superar.
Como es de esperar en algo que tiene que ver con ‘John Wick’, veremos mucha acción, armas y sangre, todo en tres episodios y en un ambiente setentero que parece unirse a la perfección con la ambientación caracterizada por las penumbras y la oscuridad de la saga. El reparto se completa con Mel Gibson en el papel de Cormac (que no vemos en este tráiler), Mishel Prada, Ben Robson, Hubert Point-Du Jour, Nhung Kate, entre otros.
En cuanto al estreno, sabemos que se lanzará en Estados Unidos en septiembre a través del servicio Peacock. En el caso de España, la veremos desembarcar en Prime Video, tal como confirmó uno de sus ejecutivos recientemente. De momento toda esperar para sumergirnos una vez más en el universo de ‘John Wick’, esta vez no en la pantalla grande, sino en la comodidad de nuestras casas a través de streaming.
Cuando en abril del año pasado se anunció la creación de Warner Bros. Discovery producto de la unión entre los gigantes del contenido estadounidenses WarnerMedia y Discovery asumimos inmediatamente que llegarían grandes cambios. Estábamos frente a una compañía que tendría bajo su órbita a marcas tan importantes y diversas como HBO, HBO Max, TNT, CNN, Animal Planet, Discovery, TLC, entre otras.
Uno de los cambios que se avecinaba, y cuya idea venía circulando desde antes de que se concretara la mencionada unión empresarial, era la fusión entre HBO Max y Discovery+. Los servicios de streaming acabarían convirtiéndose en una única (y enorme) plataforma para competir directamente en un mercado dominado por Netflix y Disney+. El día ha llegado y este sustancial movimiento acaba de hacerse realidad.
Dile ‘Hola’ a Max, el nuevo servicio de streaming de Warner Bros. Discovery
“Queremos compartir historias con la mayor audiencia posible y tenemos una oportunidad de hacerlo aquí”, ha dicho el CEO de Warner Bros. Discovery, David Zaslav, al presentar el nuevo servicio de streaming llamado Max. En este sentido, señala que se han convertido en el “creador de contenidos más grande y exitoso de la industria” cuya nueva propuesta unirá todo tipo de contenidos y estará disponible a partir del 23 de mayo en Estados Unidos. El aterrizaje en Europa se producirá a principios de 2024.
HBO seguirá manteniendo un papel primordial dentro de la plataforma, y por las imágenes del servicio que Warner ha mostrado (con un rediseño que acerca aún más a la plataforma al estilo mayoritario de Netflix, Disney+ y compañía), HBO existirá como categoría independiente. Allí permanecerá su prestigiosa programación, al margen del enfoque más familiar y accesible que tendrá Max en su conjunto.
El nuevo servicio promete una elevada cantidad de horas de contenido cada mes, que llegará en forma de nuevas series, películas, programas de televisión, documentales y especiales. Una de las grandes preguntas que surge después del anuncio es la de qué sucederá con los precios. La compañía ha desvelado los datos para el mercado estadounidense, que llegará con un nuevo plan más caro (todavía no tenemos los detalles de los plans que llegarán a Europa). Según estos datos, la nueva oferta se materializará de la siguiente manera:
Max Ad-Lite (9,99 dólares al mes o 99,99 dólares al año): reproducción en dos dispositivos en simultáneo, anuncios, resolución HD de 1080p, sin posibilidad de descargar contenidos para ver sin conexión, calidad de sonido envolvente 5.1.
Max Ad Free (15,99 dólares al mes o 149,99 dólares al año): reproducción en dos dispositivos en simultáneo, sin anuncios, 1080p HD, hasta 30 descargas para reproducir sin conexión, calidad de sonido envolvente 5.1.
Max Ultimate Ad Free (19,99 dólares al mes o 199,99 dólares al año): reproducción en cuatro dispositivos en simultáneo, sin anuncios, resolución Ultra HD de hasta 4K, 100 descargas para reproducir sin conexión, calidad de sonido Dolby Atmos.
Un punto que no pasa desapercibido es que no todos los planes tendrán el mismo catálogo de contenidos. Este movimiento, que ya hemos visto con Netflix, también se refleja en la nueva propuesta. El plan Max Ultimate Ad Free será el más completo, y tendrá a franquicias como ‘Juego de Tronos’, ‘The Last of Us’, ‘Harry Potter’ y ‘El Señor de los Anillos’ junto a todas las películas de Warner Bros. Discovery que fueron estrenadas este año y las que llegarán en el futuro.
Producto de este cambio, la compañía se ha hecho con el dominio max.com, que será la puerta de entrada al nuevo servicio. De momento, no obstante, todavía quedan algunas dudas sobre la mesa. Por ejemplo, cuál será el precio del servicio fuera de Estados Unidos, aunque de momento allí todos los usuarios de HBO Max se migrarán automáticamente a Max, con el mismo usuario, contraseña y precio. Toca esperar para conocer todos los detalles sobre la plataforma. En Xataka, como venimos haciendo, seguiremos cubriendo todas las novedades.
El mercado de los dispositivos de muñeca se ha ido diversificando hasta cubrir desde los más sencillos, las denominadas pulseras de actividad, a auténticas computadoras de mano preparadas para medir los deportes extremos. El Huawei Watch Ultimate es, precisamente, uno de los que apuntan a ese segmento extremo, todo con una apuesta que recuerda claramente al Apple Watch Ultra. Y que sale bastante bien parado de esta comparación, por cierto.
HUAWEI Watch Ultimate Smartwatch, iOS & Android, Material Innovador de Metal líquido, Tecnología de Buceo a 100 m, Duración de la batería de 14 días, Gestión de la Salud Durante Todo el día, Azul
No es el primer smartwatch de alta gama que me pongo en la muñeca, aún recuerdo el Montblanc Summit 2+ y su excelente construcción y apariencia. Como ocurría con dicho Montblanc, Huawei ha puesto toda su experiencia y saber en construir un reloj inteligente que no lo parece a simple vista. De hecho, el Watch Ultimate pasa por un cronógrafo de alto nivel con el acabado de una marca suiza. El empleo del metal líquido basado en el circonio es una buena muestra (según Huawei es la primera vez que se usa este material en un smartwatch).
El reloj es de enorme calidad a la vista y al tacto. Dicho tacto es sólido, muy robusto y resistente, tanto a los golpes como a los arañazos. Y esto acarrea un problema, que sufrirán quienes tengan una mano no demasiado grande: el Huawei Watch Ultra es inmenso. Y pesado, llevarlo es en sí mismo un ejercicio de pesas.
La versión que estuve probando yo es la Titanio, el modelo en acabado cromado que no sólo trae una correa de goma, también la de eslabones de titanio. Para mi gusto, dicha correa es muy molesta a la hora de hacer deporte, preferí apostar directamente por la elástica, perfecta para ajustar el reloj durante las prácticas deportivas. Aun así, he de reconocer que el Huawei Watch Ultimate con la correa de titanio da una apariencia de completo lujo. El acabado es espectacular.
El Huawei Watch Ultimate con la correa de titanio ofrece una apariencia de completo lujo
La caja del reloj es muy grande, está fabricada en metal líquido con base de circonio, el cristal sobre la pantalla es de zafiro (con un grosor de 2,35 mm) y tanto la parte trasera como el bisel están fabricados en cerámica. Este conjunto de gran resistencia se ve rematado con tres botones: dos en el lado derecho (el superior incluye una corona giratoria) y un tercero en el izquierdo. Dicho botón es el del modo de expedición: basta con pulsarlo para que el Huawei Watch Ultimate registre la ubicación permitiendo la vuelta al lugar de partida en caso necesario.
El botón derecho inferior dirige directamente a las funciones deportivas, una de las claves del dispositivo: Huawei plantea el Watch Ultimate como un smartwatch para el deportista profesional. La alta resistencia del exterior ya demuestra estas intenciones, no en vano aguanta una profundidad de 100 metros y presiones de hasta 10 ATM. El buceo es uno de los deportes donde más partido se le puede sacar al smartwatch; sin que por ello sea el único: como veremos más adelante, es un aventajado de los deportes.
El Huawei Watch Ultimate está preparado para registrar inmersiones de buceo: aguanta hasta 100 metros de profundidad y 10 ATM
Las sensaciones son impresionantes: no se me ocurre una mejor construcción para un smartwatch. Y manteniendo el diseño clásico de los cronógrafos de alta gama, incluida la pantalla redonda: el Huawei Watch Ultimate no despierta objeciones más allá de las dimensiones y el peso. Nada extraño en los relojes de los que recibe la inspiración, por otra parte: los cronógrafos mecánicos tradicionales no son precisamente pequeños.
Pantalla: brillante, enorme y bien protegida
Las dimensiones son generosas en todos los aspectos, especialmente en la diagonal de pantalla: sus 1,5 pulgadas hacen que ver la progresión de los ejercicios sea sumamente sencillo. También colabora el brillo, no ofrece problema alguno de visibilidad en exteriores, ni siquiera bajo la luz directa del sol: según Huawei, el brillo máximo del Watch Ultimate alcanza los 1.000 nits.
Aparte de la gran diagonal de pantalla, el panel AMOLED LTPO que equipa el Huawei Watch Ultimate ofrece una excelente resolución para este tipo de dispositivos: 466 × 466 píxeles. Panel detallado, con un gran contraste, los colores son excelentes y la respuesta al tacto también es muy buena. Incluso con guantes, no encontré inconvenientes a la hora de salir a correr con él de buena mañana (aún hace frío).
Hacer deporte en exteriores no entraña problema: la pantalla se ve bien
La distribución de los elementos en pantalla durante los ejercicios es personalizable dependiendo de la práctica. Cada una dispone de distintas pantallas a las que se accede deslizando de arriba a abajo, también de izquierda a derecha: la respuesta de la pantalla se encuentra a muy buen nivel. Como suele ocurrir, cuando el reloj toca el agua la pantalla pierde capacidad de respuesta, aunque puede controlarse con los botones para el uso deportivo, también para su pausa y su reinicio (esto es especialmente importante para el buceo y la natación, que se gestionan bajo el agua gracias a los botones físicos). El cristal de zafiro con el que queda protegido el panel dota al reloj de gran resistencia, remarco de nuevo este punto.
El Huawei Watch Ultimate puede funcionar con la pantalla siempre encendida (Always On Display o AOD), también con la pantalla apagada y activada mediante los gestos de muñeca. La respuesta al girar la mano suele ser inmediata, también eficaz. Y el gasto de batería no supone un impedimento con el uso del AOD: he tenido el panel siempre activo sin sufrir una caída notoria de autonomía. Durante ese modo, la pantalla se apaga en su mayor parte para mostrar una esfera mínima de reloj. Puede apagarse por completo durante la noche gracias al modo de reposo (funciona de forma manual o automático al detectar que el usuario está durmiendo).
El panel del Huawei Watch Ultimate se encuentra a la altura de la excelente construcción que derrocha el smartwatch: su visibilidad en cualquier circunstancia es sobresaliente. Además, las esferas de reloj incluidas están diseñadas para aprovechar al máximo la pantalla; sin que aumenten el consumo de energía: Huawei ofrece un índice de gasto para cada uno de estos watchfaces.
Rendimiento: así debe ser un smartwatch
Presión atmosférica medida desde el reloj
No he tenido ninguna pega con el funcionamiento del Huawei Watch Ultimate, me ha parecido que está a la altura de lo que marcan las altas expectativas del exterior: tanto por fuera como por dentro, este smartwatch demuestra el buen hacer de Huawei en el segmento de los relojes inteligentes. Incluido el software, que HarmonyOS 3 va de fábula.
Respuesta inmediata a los toques, el reloj no se calienta en ningún momento, el intercambio entre funciones es rápido, el posicionamiento también es veloz y se aprecia más que suelto en cualquier tarea: el Huawei Watch Ultimate rinde a la perfección. Con sus pegas, como suele ocurrir.
Ajustes del reloj en Huawei Salud para Android (Nothing Phone )
Quienes emparejen el smartwatch con su smartphone tendrán más o menos funciones dependiendo del sistema operativo del teléfono. El iPhone es el que ofrece más problemas, no en vano se queda sin la instalación de aplicaciones (y sin la cartera, aunque en España no se encuentra disponible). En un móvil Huawei el Watch Ultimate ofrece máxima compatibilidad, como es lógico: la app de Salud, ya incluida en EMUI, habilita la instalación de algunas aplicaciones directamente desde la AppGallery. En cualquier otro Android también existe esta posibilidad,y sin que Huawei requiera la instalación de su tienda. Sí hay que descargar manualmente Huawei Salud, no está en Google Play.
Huawei Salud en el iPhone 14 Pro
Uno de los aspectos que me resultó más positivo fue la facilidad del smartwatch para mover su enlazado entre mis distintos teléfonos: una vez la aplicación Huawei Salud estaba sincronizada con mi cuenta de usuario, podía mover fácilmente el Huawei Watch Ultimate entre mi iPhone 14 Pro, el Huawei Mate 40 Pro y el Nothing Phone (1) sin perder ningún dato por el camino, ni siquiera los pasos. El proceso no necesita más de un minuto. Y habilita utilizar el reloj con independencia del móvil con el que salga a la calle: todos los datos registrados se sincronizarán con la cuenta de Huawei; sincronizada a su vez entre los distintos móviles. Mil veces mejor que Wear OS, por ejemplo, aunque con un problema importante en Android: Huawei Salud no exporta los datos a Google Fit, sí a plataformas como Strava, Adidas Running y Komoot. En el iPhone se sincroniza con Apple Salud.
Listado de apps instaladas en el Huawei Watch Ultimate
El botón derecho superior da acceso al listado de apps instaladas en un menú bastante parecido al de WatchOS. También el comportamiento de la corona es similar: girándola se aplica zoom sobre los accesos directos, ordenados en pantalla con forma de cuadrícula. El botón derecho inferior ofrece acceso directo a los ejercicios. Y el izquierdo, como ya dije, activa el modo de expedición. Para volver a la pantalla inicial basta con apretar el botón derecho superior.
Los gestos de control sobre la pantalla permiten el movimiento entre los distintos elementos de la interfaz. Horizontalmente, HarmonyOS dispone las tarjetas con acceso directo a las distintas funciones de salud y de las apps; con el tiempo en el lado izquierdo. Deslizando desde abajo hacia arriba aparecen las notificaciones, perfectamente legibles gracias a la enorme pantalla. Y deslizando el dedo desde la parte superior a la inferior se desvelan los ajustes rápidos, iconos que activan y desactivan las distintas opciones de hardware. Los desplazamientos son intuitivos una vez se le toma el pulso a HarmonyOS (y no se alejan mucho de Wear OS o WatchOS).
Para volver atrás hay que mover el dedo por la pantalla desde la zona izquierda a la derecha, el clásico movimiento de retroceso. Para apagar la pantalla basta con poner la mano sobre el reloj
Una parte de las configuraciones puede ajustarse desde el móvil, pero la mayoría de las opciones se encuentran en los menús del reloj. El Huawei Watch Ultimate es muy personalizable, permite responder a los mensajes con opciones de texto predefinidas (pueden crearse las necesarias para decir lo habitual con una pulsación) y ofrece la posibilidad de descolgar las llamadas desde el reloj, también de rechazarlas. Además, resulta posible hacer llamadas añadiendo los contactos favoritos a la agenda o devolviendo las recibidas desde el listado de llamadas, la app instalada en el reloj.
Llamadas a contactos favoritos directamente desde el Huawei Watch Ultimate
El altavoz incluido en el smartwatch es muy potente: la guía del ejercicio se escucha a la perfección incluso en entornos ruidosos. Y no sólo suena para notificaciones, llamadas y entrenamiento: Huawei habilita el Watch Ultimate para reproducir música cargada directamente en el dispositivo. Suena mucho mejor de lo que parece.
Deporte y sensores: es uno de los smartwatches más completos
El Huawei Watch Ultimate apunta a lo más alto en términos de smartwatch. Por fuera se aprecia especialmente, por dentro también. Y esto se traslada a sus capacidades deportivas y de salud: Huawei ha nutrido a base de bien su dispositivo. El seguimiento constante del día a día ofrece notable precisión en la mayoría de los aspectos; ya se esté realizando una práctica deportiva como el simple paseo diario.
En lo que respecta a sensores, el reloj que he llevado en la muñeca me registró de manera constante el ritmo cardíaco (muy preciso en bajas y medias pulsaciones), la saturación de oxígeno en sangre (también con buena precisión), el Watch Ultimate puede medir la temperatura cutánea (no arroja una cifra fiable debido a que la muñeca suele estar templada), registra los pasos (no es completamente preciso, sí está a buen nivel), mide la calidad del sueño (datos suficientemente fiables) y ofrece funciones avanzadas que requieren una activación: el electrocardiograma y la flexibilidad de las arterias. En principio, estas dos últimas mediciones mantienen buena fiabilidad (dentro de lo que implica un dispositivo no médico).
Medición de saturación de oxígeno en sangre
La cantidad de mediciones corporales es muy alta, la mayoría automáticas, pero no se queda ahí: el Huawei Watch Ultimate incluye barómetro, brújula y sensor de profundidad. Estos son perfectos para las escaladas, buceo y cualquier deporte en el que se realicen ascensiones: los datos quedan registrados en la mayoría de prácticas deportivas. No me encontré con inconvenientes al comprobar los datos, me parecieron suficientemente precisos.
De izquierda a derecha: registro automático de variables de salud, ECG y rigidez arterial
Turno del posicionamiento por satélite. Huawei asegura que incluye un sistema de posicionamiento multisatelital de alta precisión que graba los recorridos de manera precisa y constante. Por mis comprobaciones, el Watch Ultimate sirve como reloj de cabecera para aquellos que registren prácticas amateurs, pero no alcanza los niveles que requiere un registro de rutas profesional. En tramos rectos se aprecian las notables variaciones en las líneas, también las diferencias con respecto a los caminos del mapa. Aun así, no entraña mayor problema para quienes deseen salir a correr sin llevar el smartphone, por ejemplo.
Desviación en el registro de posicionamiento sobre una ruta en bicicleta de montaña
El posicionamiento es muy rápido: por lo general tarda unos pocos segundos. Y no pierde los satélites durante el trayecto, ni siquiera haciendo deporte en el bosque. El consumo energético está ajustado, como detallaré en el próximo punto del análisis.
Desviaciones de una práctica en circuito donde fui y volví repetidamente por el camino en blanco
Huawei incluye soporte para más de cien deportes, aunque no todos ofrecen el mismo nivel de profundidad en los datos. Correr, hacer bicicleta, caminar y resto de prácticas más habituales incluyen una gran cantidad de opciones, como metrónomo, por ejemplo. Y en el buceo es donde más empeño hace la marca: el Watch Ultimate es un completo ordenador de mano que puede hasta dictar los tiempos de descompresión o el alcance de oxígeno en la botella. No fue un deporte que pude probar, el tiempo de análisis no dio mucho de sí.
Registro de ejercicio en Huawei Salud. Capturas de iPhone
Realicé varias salidas a correr, caminatas de trekking, hice prácticas de fuerza y también bici de montaña: en todas estas salidas el Huawei Watch Ultimate se portó como un campeón. El registro de la posición podría mejorar, la medición cardíaca sí la encontré muy precisa, incluso a altas pulsaciones. Aunque eso sí, hay que colocar el reloj de manera adecuada: apretado a la muñeca y a unos dos dedos de distancia de la articulación. En caso contrario, resulta habitual que la medición de pulsaciones vaya muy por debajo de la real.
Opción de vuelta al punto de partida utilizando la brújula
Aparte del registro de rutas, con todos sus datos relacionados (cadencias, respiración, zancadas, altitudes, pulsaciones…), resulta posible cargar nuevos trayectos en el reloj desde la app de Salud. Y todas las prácticas de pueden compartir como una captura multimedia; además de exportar la información a Komoot, Adidas Running y Strava, todo desde la gestión de privacidad del perfil de usuario, en la app de Salud.
Autonomía: una semana lejos del cargador
Acostumbrado a usar un Apple Watch Series 7 como reloj inteligente personal, recibir los más de siete días con una sola carga es casi una bendición. De hecho, fue tal que así: lo cargué nada más recibirlo y estuve una semana completamente despreocupado; semana en la que estuve haciendo deporte de manera habitual, mantuve el Always On Display y todos los sensores corporales activos.
Con un poco de contención el Huawei Watch Ultimate aguanta diez días sin problema, en especial si no se utiliza en exceso el registro de rutas por GPS. Durante las prácticas con el posicionamiento activo, el smartwatch consume aproximadamente un 5 % de batería cada media hora; lo que me dio un gasto energético en torno al 15-17 % diario. Sin preocuparme de ahorrar consumo.
En cuestión de batería no tengo más que buenas palabras, sobre todo tratándose de un smartwatch de gran tamaño, con unas dimensiones de pantalla enormes y plagado de sensores: Huawei, y HarmonyOS, mantienen la eficiencia a un gran nivel. No sólo eso, la carga también ofrece alegrías: muy rápida durante los primeros minutos sobre el cargador, para que el Huawei Watch Ultimate aguante varios días tras un cuanto de hora cargando.
Los tiempos que arrojó con su cargador inalámbrico de serie fueron:
5 minutos de carga: 24 % de batería.
10 minutos de carga: 39 % de batería.
20 minutos de carga: 64 % de batería.
30 minutos de carga: 82 % de batería.
40 minutos de carga: 96 % de batería.
Total: 47 minutos de carga.
El Huawei Watch Ultimate incluye su cargador inalámbrico unido a un cable USB A, pero no ofrece el transformador de corriente. Es compatible con cualquier base de carga Qi estándar.
Huawei Watch Ultimate, la opinión de Xataka
El Huawei Watch Ultimate con la correa de titanio
El tiempo transcurrido junto al protagonista de este análisis fue muy positivo, el smartwatch se encuentra a la altura de las expectativas. El exterior es magnifico, la construcción resulta envidiable y las sensaciones transmitidas con el Huawei Watch Ultimate son de lujo. Literal, podría pasar perfectamente por un cronógrafo suizo. Tanto por fuera como por dentro, la marca ha hecho un excelente trabajo.
Como es lógico dadas las características, el reloj no es barato; de ahí que la ligera falta de precisión en el registro de rutas sea más notoria. Más allá de aquí, las capacidades deportivas y de salud se encuentra a un gran nivel; con las pegas de no tener excesivas aplicaciones disponibles en Android y cero apps si se sincroniza el Huawei Watch Ultimate con un iPhone. Eso sí, quien no pueda instalar las aplicaciones añadidas tampoco se pierde demasiado, no aportan un valor extra a las enormes capacidades implícitas en el dispositivo.
izquierda, Huawei Watch Ultimate; derecha, Apple Watch Series 7 de 45 mm
Los 749 euros que Huawei pide por el Watch Ultimate negro, el más barato, son muchos, incluso pese a que el dispositivo ofrezca unos materiales de enorme calidad. El modelo de titanio, el que tuve la suerte de probar yo, se eleva a los 899 euros: bajo mi punto de vista, no vale la pena a no ser que se busque la cadena de metal. Es más: si no se necesita el extra de resistencia y las capacidades de buceo, un Huawei Watch GT3 Pro es más que suficiente. En todos los casos, la experiencia smartwatch es exquisita.
9,1
Diseño 9,75
Pantalla 9,75
Software 8,5
Autonomía 9,5
Interfaz 8
A favor
La construcción y los materiales son de lujo, literalmente.
Muy buena autonomía, incluso con registros deportivos.
Gran cantidad de sensores y deportes.
En contra
Es algo caro.
La precisión del GPS necesita un punto de mejora.
Sin apenas apps para instalar.
HUAWEI Watch Ultimate Smartwatch, iOS & Android, Material Innovador de Metal líquido, Tecnología de Buceo a 100 m, Duración de la batería de 14 días, Gestión de la Salud Durante Todo el día, Azul
Twitter Inc. ha dejado de existir. La red social que todos conocemos ahora pertenece a X Corp., nombre oficial de la compañía que posee Elon Musk. Por el momento es solo un cambio de nombre, pero anticipa planes más ambiciosos por parte del magnate.
Elon Musk confirma el cambio de nombre. Con uno de sus enigmáticos tuits, Musk ha dado validez a la noticia del cambio de nombre. A principios de abril salió a la luz un documento judicial en el que se describía que Twitter Inc. ya no existía y había sido fusionada con X Corp.
El nombre de la red social por el momento no parece haber cambiado, pero sí lo ha hecho la compañía. Al menos a nivel legal.
X Corp. viene de lejos. En abril de 2022, Musk registró tres compañías: X Holdings I, II y III, todas ellas en Delaware y enfocadas a facilitar la compra de Twitter.
La primera de ellas era la empresa matriz, la segunda la operativa y la tercera gestionó el dinero recibido de los bancos. Según apunta Slate, a principios de marzo se crearon dos nuevos compañías: X Holdings Corp. y X Corp., ubicadas en Nevada. La primera de ellas se fusionó con X Holdings I, por lo que es ahora la empresa matriz. Mientras que Twitter Inc. se fusionó con X Corp.
X es el proyecto de ‘superapp’ de Musk. Ya en octubre de 2022, Musk publicó un tuit afirmando que comprar Twitter aceleraría la creación de X, su “aplicación para todo”.
El historial de Musk con la letra X es largo, desde Space X hasta el Model X, pasando por el dominio X.com que compró en 2007 para Paypal.
Desde entonces poco se sabe de los planes de Musk con X, salvo que su modelo sería similar al de WeChat, una aplicación donde no solo se puede enviar mensajes, sino enviar dinero, jugar o incluso pedir comida a domicilio.
X como supercompañía que también abarque Tesla o SpaceX. Lo que sabemos es que Twitter Inc. se ha convertido en X Corp., pero el papel de X Holdings Corp., la empresa matriz, podría ser todavía mayor.
A finales de 2020 Musk consideró una “buena idea” que X fuera la compañía matriz de Tesla, SpaceX, Neuralink y Boring Company, muy al estilo de Alphabet con los proyectos de Google. Por el momento esto queda ahí, ya que no hay registro de que esas compañías tengan todavía relación con X Holdings Corp.
Creando una nueva marca para distanciarse de los problemas heredados de Twitter. Los cambios no paran de sucederse en Twitter, hasta el punto de que cuesta seguir el ritmo. La compañía se encuentra buscando la rentabilidad y entre sus planes pasa incluso por crear una alternativa a Substack.
El paso de Twitter Inc. a X Corp. no evitará que la empresa de Musk deba enfrentarse a los distintos juicios, como el que ha revelado el cambio de nombre o posibles regulaciones. Por el camino, Musk juega al despiste. El cambio del logo del pajarito al perro de Dogecoin es un ejemplo de que Musk está dispuesto a modificar de arriba a abajo la concepción de marca original.
El CEO de Twitter fue uno de las personalidades que hace unos días firmaba la carta para pausar el desarrollo y entrenamiento de las IAs. A juzgar por los últimos datos, quería pausarlo en otros casos, pero no en el suyo: todo apunta a que el multimillonario está trabajando en la creación de un rival de ChatGPT.
GPUs. Fuentes cercanas al proyecto revelan que Musk ha comprado cerca de 10.000 tarjetas gráficas que estarían destinadas a entrenar modelos de inteligencia artificial. El proceso de entrenamiento es especialmente intensivo, y combinar la potencia de esos miles de GPUs es crucial para acelerar esa tarea.
Y no unas GPUs cualesquiera. Las tarjetas gráficas más potentes de NVIDIA son muy caras, pero en realidad las GPUs que se utilizan para estos procesos son modelos especializados como las NVIDIA A100, cada una de las cuales ronda los 10.000 dólares. De ser ciertos estos datos, Musk habría invertido decenas de millones de dólares para crear esta particular supercomputadora para entrenar su IA.
Fichando a expertos. Otro de los movimientos que está realizando el multimillonario es el de captar talento para ese proyecto. A principios de marzo contrató a Igor Babuschkin y a Manuel Kroiss, que hasta ese momento estaban trabajando en DeepMind. En The Information ya avisaron de que al menos desde febrero el CEO de Twitter empezó a mover hilos en este sentido.
Datos de sobra. A la hora de entrenar a un modelo de estas características lo que uno necesita son cantidades ingentes de datos, y Musk desde luego tiene acceso a ellos. La razón es simple: es propietario de Twitter, y parece factible que haga uso de todos esos datos para entrenar este modelo. En OpenAI ya usaron la API de Twitter para entrenar a ChatGPT, pero Musk puso freno a eso en diciembre.
El objetivo, incierto. Aunque estos movimientos plantean el potencial lanzamiento de un rival para ChatGPT, este sistema de IA podría por ejemplo utilizarse para mejorar el sistema de búsquedas en Twitter, una característica para la que ya fichó temporalmente al conocido hacker George Hotz.
¿Mejorar la publicidad? También se habla de aprovechar ese modelo de IA para reforzar el apartado publicitario y así permitir ajustar mejor los anuncios a ciertos perfiles. La desbandada de anunciantes hace unos meses y la mala acogida del nuevo Twitter Blue hacen que Musk esté buscando buscar alternativas para lograr ingresos.
Turquía ha presentado su buque más grande y avanzado. El TCG Anadolu es la nueva joya de la marina turca, pero además es el primer “portadrones” del mundo. Con 232 metros de eslora, el Anadolu es un gigantesco y avanzado portaaviones en toda regla, pero tiene una diferencia respeto a sus hermanos: no llevará cazas F-35, sino distintos modelos de drones y helicópteros de combate.
El TCG Anadolu L-400 ha tardado más de siete años en fabricarse. Según explicó el presidente turco Tayyip Erdoğan, el 70% está fabricado utilizando recursos locales y su construcción se llevó a cabo en el astillero de Estambul, pero España ha tenido un papel muy destacado.
Navantia ha sido la encargada de diseñar y aportar la tecnología para la construcción del Anadolu. A la práctica estamos ante un equivalente del portaaviones español Juan Carlos I.
Con una manga de 32 metros y un desplazamiento de 27.400 toneladas, el TCG Anadolu es el barco más grande de la Armada turca. Completamente cargado, el barco tendrá una velocidad máxima de casi 21 nudos y una autonomía de unas 9.000 millas náuticas a 15 nudos.
El mayor buque de la armada turca
El barco está equipado con un UCAV Bayraktar TB3, un moderno dron militar de más de 8 metros que puede aterrizar en pistas pequeñas. Está fabricado por la marca local Bayrak.
Fue en 2019 cuando el Anadolu empezó sus pruebas técnicas y esta semana cuando ha sido presentado oficialmente para su uso. Es la nueva joya de la Armada turca y actuará como su centro de mando. Además de operar como portadrones, el buque está armado con cuatro cañones de 25 mm y tres ametralladoras, suministradas por las firmas turcas Havelsan y Aselsan.
España, a través de la empresa Navantia, ha tenido un gran papel en la fase de diseño y construcción, aunque desde Turquía destacan que han participado más de 131 empresas nacionales.
¿Por qué estamos ante un “portadrones” en vez de un portaaviones? Principalmente por la ruptura de relaciones entre Turquía y Estados Unidos en relación a la venta de cazas F-35 por motivos de seguridad. Aquella decisión llevó al Anadolu a repensarse.
Bayraktar TB3, un nuevo dron de combate para la ocasión
Los drones Bayraktar ya se utilizan en Ucrania. El nuevo modelo, el TB3, permitirá realizar operaciones de asalto y misiones de reconocimiento, gracias en parte a sus alas plegables.
En total, el Anadolu está preparado para operar diez F-35B, en caso de que Turquía finalmente compre esos aviones de combate, doce helicópteros de combate o entre 30 y 50 drones de combate como el TB3.
El TCG Anadolu podrá contar con hasta 1.223 tripulantes y transportar en el interior un total de 94 vehículos, incluidos 13 tanques y 27 blindados anfibio. Todo un buque de combate que, por motivos políticos y tecnológicos, estará centrado en el transporte y la logística de drones de combate no tripulados.
Es un tema que está generando un revuelo poco habitual en la industria de la exhibición de cine: el derecho de los cines a prohibir que los espectadores entren en las salas con sus propios alimentos. Que las entradas son caras es algo de conocimiento más que generalizado (por eso se reciben con especial entusiasmo iniciativas como la de la “tarifa plana” de Cinesa), y de ahí la prohibición a los espectadores de que lleven a cabo acciones que les permiten ahorrarse unos euros sienta especialmente mal.
Una polémica cíclica. Esta prohibición vuelve, en forma de polémica, una y otra vez. En esta ocasión ha vuelto a ponerlo sobre la mesa el conocido tuitero El Hematocrítico, que fotografiaba desde su cuenta un cartel en una sala de la cadena Yelmo en la que se lee “la compañía no permite el acceso a estas instalaciones con alimentos y/o bebidas adquiridas fuera de YELMO, reservándose por tanto el derecho de admisión”. El Hematocrítico se preguntaba si esa prohibición era legal.
No es la primera vez que Yelmo es objeto de este tipo de polémicas. Periódicamente vuelven las discusiones acerca de la prohibición, que la cadena tiene activa desde hace tiempo. En 2021 el tuitero @MarcosMre21 denunciaba lo arbitrario de la prohibición, y en 2022 volvía a hablarse de ello por la aparición de carteles que aclaraban esta prohibición.
Pero… ¿es legal? En cierto modo, los cines tienen un par de leyes a las que agarrarse, pero con las uñas. El decreto 86/2013 regula las actividades clasificadas y espectáculos públicos, y en Yelmo dicen que su actividad económica ahora es también la de “Servicios especiales de restaurante, cafetería y café-bar” (epígrafe 674.6 IAE), Así que estaría prohibido traer la comida de casa. ¿La trampa Es un reglamento (no ley) que afecta a la Comunidad Autónoma de Canarias.
Además, los carteles se refieren al artículo 7 del reglamento de Admisión de personas en los establecimientos de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas, aprobado por Decreto 10/2003 (modificado por Decreto 211/2018), y que permite a los locales impedir el acceso de espectadores con comida. Pero hay otro problema (para las salas): los cines no pueden acogerse a ello porque no son establecimientos de hostelería o de ocio y esparcimiento, conforme a la clasificación del Decreto 155/2018 (Nomenclátor).
La ley, a favor de los consumidores. La principal ley que se infringe es la Ley de Consumidores y Usuarios, que en su artículo 82 habla de condiciones abusivas y arbitrarias y que atenten contra la libertad del consumidor, condiciones que no se estipulan en detalle cuando adquirimos la entrada de cine. Nuestros compañeros de Espinof han hablado con FACUA y les han dejado claro este punto, poniendo algunos ejemplos en los que la ley ha fallado a favor del consumidor.
El caso más popular ha sido el de Cádiz, donde después de varias denuncias, la Delegación del Gobierno Autonómico llevó a cabo medidas que declaraban ilegales las condiciones de admisión de las salas. La institución deja claro que “ninguna empresa puede unilateralmente anunciar una condición específica de admisión sin haberla sometido a los medios de intervención municipal que correspondan”, según explicaba Juan Cabañas Rojas, jefe del Servicio de Juegos y Espectáculos Públicos de la provincia.
Come lo que quieras. La conclusión está más o menos clara, desde el punto de vista legal: una cosa sería prohibir el consumo de alimentos de todo tipo. Pero si lo permite indirectamente con la instalación de un bar que venda comida y bebida, no puede prohibir el consumo de productos de fuera porque su actividad principal no es la restauración. El derecho de admisión para todo tipo de locales existe, pero tiene que producirse en base a unos criterios razonables y que no puedan considerarse abusivos.
Zafra multó en su día a una sala, en un ya lejano octubre de 2019 (lo que demuestra que esta polémica no es reciente, ni mucho menos), por impedir el acceso a espectadores con comida y bebida de fuera. Es decir, que hay hasta precedentes en forma de multas, lo que genera un marco legal al que podría acogerse cualquier posible cliente de unas salas cada vez más arrinconadas en según qué prácticas.