Hay autocaravanas grandes, las hay lujosas y extralujosas, con precios que pasan del millón de euros e interiores dignos de un hotel de cinco estrellas. Está todo eso y luego están las autocaravanas como Concorde Liner 1090 GIO, creadas para que a quienes viajan a bordo no les falta de nada. Y lo de nada puede interpretarse en este caso en el sentido más literal de la palabra porque ya no se trata de que la Liner 1090 GIO esté dotada de cocina con vitrocerámica, cama king side o su propio salón —comodidades todas que por supuesto incorpora—, es que sus fabricantes han querido ir un paso más allá y dotarla de un garaje propio.
Propio y inserto en la propia autocaravana, entiéndase.
Viajar con el coche a cuestas. La 1090 GIO es una autocaravana para irse de tour con toda la familia y sin renunciar ni a uno de las comodidades que puedas tener en casa. Y eso, claro, pasa por coger tu coche para moverte por la ciudad, sin necesidad de maniobrar con una gigantesca caravana. Porque sí, aunque el modelo fabricado por Concorde es una autocaravana autónoma, con un motor Mercedes Benz Atego 7.7 l de 229 CV, dispone de espacio para guardar un turismo.
Entre sus prestaciones se incluye un pequeño garaje situado en su parte posterior, un hueco de 4,3 m de largo, 1,36 m de alto y en que puede cargarse un vehículo de hasta 1.400 kg. Quizás no sea espacio suficiente para un gran SUV o un 4×4, pero sí para modelos deportivos o roadster. Y como suele mostrar más una buena imagen que mil palabras, Concorde se ha encargado de mostrar su flamante caravana cargando un Mercedes W107 SL. Así lo presentó de hecho en Stuttgart.
Sorprendente, pero no único. Lo de las autocaravanas con garaje integrado es un concepto fascinante, pero la Liner 1090 GIO no es la única en explorar esa idea. Hace unos meses os hablábamos por ejemplo de la Mobil Performance de Volkern de 12 metros de largo, 3,85 de ancho y dotada de su propio garaje con capacidad para vehículos como un Porsche 911, BMW i8 o Mercedes Clase C Cabriolet.
La idea es la misma: viajar sin dejar el coche en casa. De hecho, Concorde también incluye en su catálogo una foto de su Liner 1090 GIO montando un Smart y tiene capacidad para desplazarse con un Mazda MX-5, que no llega a los 4 m de largo.
Garaje… y lo que no es garaje. Que pueda transportar turismos a abordo es solo una de las comodidades que ofrece la Liner 1090 GIO. Y como aquí vuelve a valer aquello de que dice más una imagen que una descripción, por más detallada y profusa en datos técnicos que esta sea, la compañía alemana permite hacer a través de su web un recorrido virtual de 360º por el interior de la autocaravana.
En él pueden apreciarse las butacas para el conductor y su acompañante, la zona de salón, dotada de sofás con cinco o cuatro plazas, a mayores de las asientos del piloto y el copiloto; la cocina, con vitro, horno y nevera; el baño; y la habitación, que incluye una cama, armarios, cajones y una televisión de 32 pulgadas.
Más de 11 metros de despliegue. Semejante despliegue hace de la 1090 GIO una autocaravana grande. La compañía detalla que su modelo de lujo Concorde Liner supera las 12 toneladas de peso y llega a los 11,5 metros de largo y casi 2,5 m de ancho. “Construimos el Liner sobre el chases del Mercedes Atego, con un motor de seis cilindros en línea de 299 CV. El interior también es impresionante, combinando a la perfección un equipamiento de alta gama y el máximo aprovechamiento del espacio”, señala la empresa sobre Liner.
Hacerse con una de estas autocaravanas, eso sí, no sale barato. La ficha publicada por la propia compañía muestra que la Liner 1090 GIO con espacio para vehículos ronda el medio millón de euros, con un coste inicial de entre 474.000 y 542.000.
Hay veces que las ideas más sencillas son las más efectivas. City roads es el ejemplo perfecto: una web que busca cualquier ciudad y convierte sus calles en un mapa minimalista, sin nombres, ni etiquetas, ni leyendas. ¿Para qué? Para lo que tú quieras: un fondo de pantalla, un póster para el salón, el diseño de una taza o un regalo para un amigo con morriña.
Creada por el desarrollador Andrei Kashcha, City roads es una herramienta de código abierto alojada en GitHub. En la página principal, un buscador te pide que introduzcas el nombre de una ciudad. Puedes buscar también regiones o pueblos, pero el resultado será más reconocible si buscas una ciudad con muchas calles, ya que la web descarga el plano de la ciudad de OpenStreetMap y crea una imagen vectorial a partir de sus calles, avenidas y carreteras.
Este mapa se puede personalizar antes de descargar gratis en png o svg. Puedes cambiar el color de las líneas y del fondo, pero también hacer zoom sobre un barrio en concreto y crear una imagen con fondo transparente. Hay también un enlace para comprar una taza con el mapa.
City roads utiliza la API de OpenStreetMap para descargar los datos. Esta base de datos es gratuita y de libre acceso, por lo que puede ralentizarse si recibe demasiadas peticiones. Como solución, City roads tiene indexadas más de 3.000 ciudades de una población superior a 100.000 personas. Con ciudades muy grandes, como Tokio, el cuello de botella podría ser el rendimiento de tu dispositivo, pero en general puede renderizar sin problema cualquier ciudad.
Algunos mapas creados con City roads
Madrid
Barcelona
Sevilla
A Coruña
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Ciudad de México
Imagen de cabecera | Plano de la ciudad de Málaga creado con City Roads
Cuando el dictador rumano Nicolae Ceaușescu visitó Corea del Norte, allá por junio de 1971, se quedó tan impresionado con lo que vio que años después decidió montar su peculiar cachito de Pyongyang en Bucarest, la capital de su propio país. La ciudad había sufrido los estragos de un terrible seísmo en 1977, así que, se dice, Ceaușescu aprovechó la oportunidad para levantar una fortaleza a la altura de Kim Il-Sung. Una capaz de rivalizar con las pirámides de Guiza o cualquier otro palacio europeo. El resultado es la megalomanía arquitectónica llevada a la hipérbole: un coloso que aún hoy ostenta el récord oficial de edificio más pesado del mundo.
Una locura levantadas a base de cifras pasmosas e inversiones delirantes. Y que hoy ejerce como uno de los principales edificios institucionales de Rumanía.
Una fortaleza para Ceaușescu. Cuando visitó Corea del Norte y China al líder del Partido Comunista rumano le sorprendió tanto el culto a las personalidades de Mao Zedong e Il-Sung, abuelo de Kim Jong-Un, que decidió crear en su tierra una peculiar réplica de la capital norcoreana. ¿Cómo? Con un palacio descomunal. Y la oportunidad para semejante plan megalómano acabó dándosela un terremoto, el seísmo que en 1977 sacudió Bucarest, destrozando edificios y sembrando el caos.
En aquellas ruinas Ceaușescu encontró el impulso para construir su particular Casa del Pueblo, un palacio que agruparía todos los ministerios y se convertiría en el centro neurálgico de su gobierno. La primera piedra del megaedificio la colocó el propio líder comunista rumano en 1984, pero no tuvo tiempo de verlo concluido. Cuando murió ejecutado, el día de Navidad de 1989, aún quedaba mucho trabajo pendiente para completar la fortaleza: el edificio estaba al 60%, con lo que los trabajos en la parcela tuvieron que seguir avanzando a lo largo de los 90.
Desmanes desde sus comienzos. El enorme palacio acabaría colándose en las páginas del Guinness World Records por sus toneladas de acero, bronce, mármol y demás materiales, pero la realidad es que el proyecto supuso un desmán desde sus mismos inicios. En vez de adaptar la obra a Bucarest, se decidió adaptar Bucarest a la obra. Para encajar la nueva Casa del Pueblo soñada por Ceaușescu se remodeló un barrio entero de la capital, llevándose por delante otros edificios y templos.
The Guardian precisa que se demolió aproximadamente una quinta parte de la ciudad para levantar el palacio, las construcciones circundantes y la avenida que lo comunica, un vial enorme, a la altura de la fortaleza. ¿El coste de aquello, más allá de la inversión en dinero contante y sonante? El realojamiento forzoso de 40.000 residentes y el desmantelamiento de edificios, algunos reconstruidos más tarde.
Adiós templos y casas. El proyecto original contemplaba 80.000 m2, pero acabó extendiéndose más allá. Mucho más allá. Con el coste que eso implica, por supuesto. La web del palacio detalla que se destruyeron una veintena de iglesias y se trasladaron casi una decena, se demolieron 10.000 viviendas y evacuó a 57.000 familias. Entre las construcciones afectadas se cuentan algunas con un valor especial, como el Monasterio de Văcăreşti o el Hospital Brâncovenesc.
Eso no significa que la zona se quedase desierta. En la construcción de semejante coloso participaron más de 100.000 personas, con casi 20.000 trabajadores que se repartían en tres turnos a lo largo de las 24 horas del día e incluso 12.000 soldados que se sumaron a la latera entre 1984 y 1990. Se habla también de la participación de cientos de arquitectos, si bien la más recordada es sin duda Anca Petrescu, l,a arquitecta jefa, quien identificaba la obra con Buckingham o Versalles.
Un edificio hiperbólico. Pese a que proyectos faraónicos como The Line o la torre Jeddah nos han acostumbrado a las obras XXL, la ficha técnica de la Casa del Pueblo de Ceaușescu sigue impresionando aún hoy, casi 40 años después del inicio de sus obras. Según los datos del Gobierno rumano, el edificio mide 270 metros de largo, 245 de ancho y 84 de alto, aunque se extiende otros 16 bajo el nivel del suelo. Su superficie ronda los 365.000 m2. Quizás no sea el kilómetro de altura a los que aspira el rascacielos saudí o los 170 km de largo de The Line, pero impresiona.
Semejante tamaño convierte al palacio de Bucarest, de hecho, en uno de los mayores del mundo de su tipo. Su web oficial precisa que ocupa el primer puesto entre los edificios administrativos de uso civil y es el tercero en cuanto a volumen, aunque el terreno de los récords suele variar con cierta frecuencia. Sin ir más lejos, en la India acaban de levantar el edificio de oficinas más grande del mundo, un bloque de 613.100 m2, y Boeing gestiona en Washington una construcción de 13.385.378 m3, lo que la convierte en la mayor atendiendo a ese parámetro.
Digno de libro Guinness de los récords. Si por algo destaca el palacio rumano es por las cifras que no se ven, al menos no igual que la altura o superficie. El inmueble figura en el Guinness World Records como “el más pesado” del mundo gracias a la descomunal cantidad de materiales que incorpora: 700.000 toneladas de acero y bronce y 3.500 de cristal, un millón de metros cúbicos de mármol y casi 900.000 de madera. La lista es extensa y no se agota ahí: 550.000 toneladas de cemento, dos millones de toneladas de arena y mil toneladas de basalto. En ocasiones se apunta que es también el edificio más costoso construido.
Hay quien señala que la gran pirámide de Guiza lo supera en peso con sus 5,75 millones de toneladas, pero el coloso rumano sigue manteniendo el título en la web de Guinness. A modo de referencia se calcula que vacío el Burj Khalifa, el edificio más alta del mundo a día de hoy, alcanza un peso de 500.000 toneladas.
Enorme por fuera… y por dentro. Y como no llegan los suelos, techos, ventanas y fachadas para formar un megapalacio, el edificio incluye también una buena cantidad de mobiliario. Su web precisa a modo de referencia que incorpora 2.800 lámparas de araña, 220.000 m2 de alfombras y otros 3.500 m2 de cuero. A la hora de levantar el palacio, por cierto, se priorizaron los materiales nacionales, por lo que casi toda la construcción se creó con productos de Rumanía.
Ceaușescu no quería solo una enorme sede gubernamental; deseaba una eficiente fortaleza blindada, a prueba de terremotos y explosiones y ataques, por más duros que estos fueran. De hecho se dice que pidió a los arquitectos que crearan varios túneles de evacuación y “el búnker antiatómico más eficaz” del mundo, capaz de resistir un temblor de más de 8 grados Richter y dos bombas atómicas.
De Casa del Pueblo… a Parlamento. Hoy el resultado de aquel sueño megalómano es, ironías de la historia, un tributo a la democracia y la memoria histórica rumana. Muerto Ceaușescu surgió la duda de qué hacer con aquel coloso aún en obras. “No podían permitirse el lujo de demoler los edificios, pero tampoco tenían dinero para silenciar la sensación de espanto que desprendían”, explica a The Guardian Emanuela Grama, de la Universidad Carnegie Mellon. Así las cosas se decidió seguir trabajando en el proyecto, eliminando eso sí todos los símbolos que hacían referencia al régimen comunista y los guiños a Ceaușescu.
En cuanto a qué provecho sacarle, se planteó convertirlo en el mayor centro comercial del mundo, un casino que dejaría pequeños a cualquiera de las grandes torres de Las Vegas o incluso transformarlo en un parque temático consagrado a otra figura vinculada a los Cárpatos, a medio camino entre la historia y la fantasía: Drácula. Ninguna de aquellas ideas prosperó. Las autoridades acabaron optando por lo más sencillo, que era convertirlo el edificio en el Palacio del Parlamento. Allí se ubican hoy el Senado, la Cámara de Diputados e incluso varios museos.
… Y reclamo para turistas. Con el tiempo el edificio se ha convertido en un importante reclamo turístico, aunque, al menos en 2019, los visitantes realizaban tours de dos kilómetros que apenas abarcaban el 5% del palacio. Comprensible, si se tiene en cuenta que una sola de esas salas tiene la longitud de medio campo de fútbol, un enorme espacio alumbrado con ocho lámparas de araña. The Guardian explica que al pasear por sus pasillos uno de los detalles que llama la atención son los inmensos espacios en blanco, vacíos, que se abren a ambos lados.
¿La razón? Estaban reservados para los retratos de Ceaușescu y su esposa.
El anuncio original de Microsoft Windows acaba de cumplir 40 años. Un 10 de noviembre de 1983, Bill Gates desveló en un evento en Nueva York que la compañía estaba trabajando en un proyecto llamado Windows cuyo principal objetivo era mejorar notablemente el entorno de MS-DOS de modo tal que pudiera soportar aplicaciones gráficas. El ambicioso proyecto no estaba sólo. Llegaba acompañado, además, de dos conceptos nuevos para la época: las ventanas y el escritorio.
Los años ha pasado y ahora podemos decir que aquel movimiento de Microsoft fue muy acertado. Windows es el responsable de aproximadamente el 70% de la cuota de mercado de los sistemas operativos de escritorio. El producto ha cosechado tal éxito que se ha convertido en un icono de Microsoft y de la historia de la informática. Viajemos al pasado para conocer un poco mejor los inicios del sistema que todos al menos alguna vez en nuestras vidas hemos utilizado.
Cuando Microsoft apostó por el escritorio y las ventanas
Hasta mediados de la década de 1980, Microsoft no tuvo su propio sistema operativo con GUI en el mercado. La compañía de Redmond licenciaba desde 1981 su famoso MS-DOS, un sistema operativo de línea de comandos (CLI) que requería cierta base de conocimiento para poder utilizarlo. Esto se traducía en una importante barrera entre la computación y los usuarios nóveles, aunque la industria ya estaba cambiando para derribarla de una vez por todas.
Si bien hablar de una interfaz de línea de comandos puede resultar algo primitivo por estos tiempos, muchos programas importantísimos convivían en ella. Desde sistemas contables y bancarios hasta los conocidos Lotus 1-2-3 de IBM, que permitía utilizar hojas de cálculo y dibujaba gráficos lineales, y AutoCAD de Autodesk, que era una valorada herramienta de diseño gráfico utilizada en proyectos avanzados.
Pero Microsoft parecía estar quedándose un paso atrás. Una firma llamada VisiCorp presentó en la feria informática COMDEX de 1982 un sistema operativo con GUI que hizo saltar las alarmas en la compañía de Redmond. MS-DOS tenía apenas dos años en el mercado, pero aquel evento sirvió para que Bill Gantes finalmente impulsara un importante cambio de rumbo en la compañía: era tiempo de dar el salto a la interfaz gráfica de usuario.
Apple Lisa
El proyecto no consistiría en un sistema operativo completamente rediseñado. Si no, como decimos arriba, de una ampliación de MS-DOS. De esta forma, Microsoft puso en marcha su programa “Interface Manager” y empezó a negociar con fabricantes de ordenadores IBM PC compatible para su adopción (si Gates tenía claro algo era que las asociaciones en la industria del software con la del hardware era clave para su éxito, siempre ofreciendo licencias).
Auto CAD en MS-DOS
La GUI, no obstante, no fue un invento de Microsoft, ni mucho menos. Ya había cobrado vida dentro del prodigioso laboratorio del Xerox PARC, en California, que inspiró a Steve Jobs a implementarlo en el Apple Lisa. Cuando el ordenador de la compañía de la manzana mordida llegó al mercado en 1983, de hecho, se convirtió en el primer equipo con esta característica disponible para el público en general. A todo esto, Microsoft todavía no conseguía ponerse al día.
Windows 1.0
Una vez más, la astucia de Gates hizo poner a Microsoft en el centro de la escena. Todavía faltaban años para que su alternativa a los sistemas operativos con interfaz gráfica de usuario estuviera lista, pero el cofundador de la compañía forzó un anuncio anticipado. La idea era mostrarle al mundo que Microsoft estaba en carrera. Y no sólo eso: querían demostrar que eran los mejores y que tenían todos los elementos para ganarla con amplio margen.
El anuncio se produjo el 10 de noviembre de 1983, pero Windows 1.0 empezó su despliegue el 20 de noviembre de 1985. Durante estos dos años, Microsoft promocionó las posibilidades del sistema al tiempo que tejió acuerdos estratégicos con otras firmas del sector.
Además, destacó una notable ventaja sobre su competencia. En el caso de Visi On, los desarrolladores que quisieran crear programas para este sistema necesitarían invertir 20.000 dólares (61.805 dólares en la actualidad) para comprar un equipo especial de VAX de Digital Equipment Corporation. “Desarrollar software para Windows sólo requiere de una PC IBM”, decían.
Publicidad de Windows en una revista de la época
Otro de los puntos importante que Microsoft remarcaba era que las compañías de software no deberían preocuparse por la compatibilidad de hardware dado que los programas diseñados para Windows deberían funcionar en Windows, independientemente de las características del ordenador. A nivel de requisitos, se anunció que el sistema necesitaría de dos unidades de disco extraíbles y 192 KB de RAM para funcionar, aunque estos requisitos fueron cambiando.
Panel de Control en Windows 1.0
Cuando Windows 1.0 finalmente llegó al mercado necesitaba un mínimo de 256 KB de memoria RAM para funcionar. Y, efectivamente, traía una gran cantidad de las novedades anunciadas. Los usuarios podían disfrutar de una interfaz gráfica de usuario que les permitía trabajar en “multitarea” con diferentes ventanas bajo un esquema de mosaicos cuya organización no era tan versátil como la que existe en los sistemas de hoy en día. Los programas de MS-DOS, no obstante, se ejecutaban de modo separado en pantalla completa (no en ventanas en el escritorio).
Además de programas de desarrolladores como Lotus Corporation, Ashton-Tate, Software Publishing Corporation y Software Arts, Microsoft acompañó el lanzamiento del sistema con varias aplicaciones propias integradas. Entre ellas encontrábamos a Agenda, Calculadora, Paint, Bloc de Notas, Write, Terminal y Reloj. También apareció el concepto de Panel de Control, que sobrevive hasta estos tiempos, ahora bajo el nombre de Configuración en Windows 11.
Hace tres años, el columnista Jason Snell, especializado en Apple, publicó un artículo en MacWorld en el que explicaba que con Apple Silicon, los chips con arquitectura ARM en los Mac y la memoria unificada formando parte de estos, la memoria ya no era como hasta entonces, y hacía falta cambiar la forma de pensar sobre ella respecto a la que teníamos en la etapa en que Apple usaba x86.
Venía a decir Snell que el paso a la memoria unificada y a ARM había provocado un rendimiento mucho mejor con 8 GB de memoria, la cantidad mínima entregada por Apple en estos equipos, que el que tendrían 8 GB de RAM en un Mac con chip Intel.
Pero eso no significa que 8 GB sean aceptables para todo el mundo. Y menos con según qué precios.
Problemas con pestañas
Una estupenda comparativa de Max Techen YouTube enfrentando al nuevo MacBook Pro 14″ M3 con el mismo chip pero distinta memoria (8 GB vs 16 GB) sirve para entender dónde está el problema (y dónde no) con los 8 GB. Si bien algunas tareas apenas presentan diferencias, destacando así el fantástico rendimiento del modelo básico, como la exportación de vídeo en ProRes, un códec propio de Apple; cuando el formato cambia la diferencia se dispara.
En ProRes, el modelo de 8 GB tardó 1:30 minutos en exportar el vídeo. El de 16 GB, solo cinco segundos menos, 1:25. En cambio, para tareas más pesadas, como una exportación sin códecs propios o una exportación multitarea, con más aplicaciones de fondo, el modelo de 8 GB tardó muchísimo más en completar el trabajo. En uno de los ejemplos mostrados por Max Tech pasó de cinco a veinte minutos.
Esto es importante porque en la vida real a menudo tenemos que seguir trabajando, y no es una opción alejarnos del ordenador y dejarlo que complete la tarea sin pedirle nada más mientras tanto. Al abrir Photoshop, de hecho, el modelo de 8 GB interrumpió la exportación.
No hace falta irse a ejemplos de un tipo de profesional concreto, que edita fotos pesadas o clips de vídeo. La gestión de pestañas es algo universal… y otro aspecto donde pincha el modelo de 8 GB. ¿Una pestaña abierta Estupendo. ¿Cinco pestañas? Manejable. ¿Veinte, treinta pestañas abierta Empiezan los problemas.
Desde la propia velocidad del ordenador y su capacidad para mantener abierto el contenido en segundo plano hasta el momento en que necesitamos ejecutar una tarea pesada sin cerrar esas pestañas.
Por supuesto que podríamos guardar ese listado de pestañas (los navegadores cada vez lo ponen más fácil) y cerrar todo para aislar el trabajo en la aplicación que realmente necesitamos en ese momento. O por supuesto que podríamos cerrar por completo casi todas las aplicaciones, como hábito, e ir abriéndolas solo cuando de verdad necesitemos usarlas. Pero eso no es lo que esperamos de los ordenadores modernos, sobre todo si cuestan más de 2.000 euros, como el MacBook Pro M3 básico y sus 2.029 euros.
Además, un ordenador no se compra pensando en lo que necesitamos hoy, sino en lo que necesitaremos para los próximos años, y ahí es donde 8 GB palidecen más todavía. La necesidad de recursos siempre crece, los sistemas operativos se actualizan con más funciones en segundo plano y en general vamos necesitando más memoria.
La alternativa es adoptar un enfoque minimalista para el uso de nuestro ordenador, dejando abiertas únicamente las pestañas y aplicaciones que necesitemos sí o sí en cada momento. Pero un ordenador no debería suponer un trabajo extra ni una preocupación adicional. De hecho, debería suponer exactamente lo opuesto.
Y en esas estamos. 8 GB son suficientes para quien hace un uso sobrio de su ordenador. Y seguramente, por tanto, no necesitará más que equipos de cierto presupuesto. Pero en ordenadores ya no de 2.000 euros hacia arriba, sino de 1.500 euros hacia arriba, sobre todo cuando llevan el apellido ‘Pro’, no podemos esperar solo 8 GB casi en 2024.
8 GB es lo que tenía el iMac en 2012, hace once años. En esa época, el iPhone (5) tenía 1 GB de RAM. Hoy en día el iPhone 15 Pro viene con 8 GB de RAM. iMac, MacBook Air, MacBook Pro y Mac mini, también con 8 GB. Una anomalía.
Como una anomalía también es el precio de las ampliaciones de memoria cuando compramos un Mac: 230 euros por cada salto (de 8 a 16 GB, de 16 a 32 GB…), que no cuesta más de 50 euros en el mercado. Tan cierto es que Apple no usa placas sueltas, sino integradas en el chip; como que ni siquiera con ese matiz suena razonable esta diferencia.
Las compañías surcoreanas Samsung y SK Hynix dominan el mercado de los chips DRAM y NAND. Solo la empresa estadounidense Micron Technology les aguanta el pulso. Según la consultora Statista, Samsung cerró el tercer trimestre de 2022 con una cuota de mercado del 40,7%, lo que la sitúa a una distancia cómoda de SK Hynix, con un 28,8%, y Micron, que tiene una cuota del 26,4%. Es poco probable que estas cifras hayan variado mucho durante los últimos meses, por lo que nos sirven como referencia.
El mercado chino es muy importante para estas tres compañías. Actualmente la cúpula directiva de la filial de Micron en China está negociando con la Administración de Xi Jinping para reanudar su actividad comercial. Y es que a finales del pasado mes de mayo la Administración del Ciberespacio de China, que es el regulador chino de internet, prohibió a sus empresas comprar a Micron sus chips debido a que sospechaba que podían comprometer la seguridad de sus redes y la información crítica vinculada a la cadena de suministro de China.
Esta es la justificación oficial del Gobierno, pero es razonable aceptar que esta medida ante todo ejerce como una parte de la respuesta de China a las sanciones que está desplegando EEUU. Para Samsung y SK Hynix el mercado chino es tan importante como para Micron. De hecho, estas dos compañías tienen plantas de vanguardia en suelo chino que en gran medida persiguen dar una respuesta al propio mercado chino. Samsung produce chips NAND Flash en Xian, y SK Hynix fabrica circuitos integrados DRAM en Wuxi y NAND Flash en Dalian.
China está invirtiendo cifras millonarias en sus fabricantes de chips de memoria
Esta moneda tiene otra cara. Hasta ahora los integradores chinos han dependido mayoritariamente de los fabricantes de chips de memoria extranjeros, y el Gobierno de Xi Jinping quiere poner fin a esta subordinación. Las sanciones de EEUU y sus aliados impiden a los fabricantes de equipos electrónicos chinos acceder a las tecnologías de memoria más avanzadas de las tres compañías de las que hemos hablado en los párrafos anteriores, lo que merma claramente su competitividad.
Al Gobierno chino no le queda más remedio que dar los pasos necesarios para dejar de depender de los fabricantes de chips DRAM y NAND extranjeros
El conflicto que sostienen Huawei y SK Hynix ejemplifica con claridad la coyuntura actual. Y es que esta última compañía está investigando cómo han llegado sus chips NAND Flash UFS 3.1 de 176 capas y LPDDR5 al Mate 60 Pro, que es el nuevo smartphone insignia de Huawei. Curiosamente la investigación de SK Hynix se ha solapado con la de la Administración estadounidense, que ha determinado finalmente que el SoC Kirin 9000S de este móvil chino ha sido fabricado por SMIC empleando equipos de litografía de ultravioleta profundo fabricados por la empresa neerlandesa ASML.
En las circunstancias actuales al Gobierno chino no le queda más remedio que dar los pasos necesarios para dejar de depender de los fabricantes de chips DRAM y NAND extranjeros. De lo contrario corre el riesgo de que la competitividad de sus integradores de equipos electrónicos se vaya a pique. Como cabe esperar, la Administración liderada por Xi Jinping ya se ha puesto en marcha. A principios de noviembre invirtió 2.000 millones de dólares en el fabricante de chips de memoria Changxin Xinqiao a través de la Industria China de Circuitos Integrados.
No obstante, este ha sido solo el primer paso de una estrategia que con toda seguridad es mucho más ambiciosa. De hecho, esta semana Bloomberg ha desvelado que la inversión del Gobierno chino en Changxin Xinqiao en realidad es mucho mayor: nada menos que de 5.400 millones de dólares.
Esta cifra es a priori suficiente para poner a punto una nueva planta de fabricación de semiconductores de vanguardia que con toda seguridad perseguirá minimizar la dependencia que tienen las compañías chinas de los fabricantes de chips de memoria extranjeros. En cualquier caso, con toda probabilidad la Administración de Xi Jinping también invertirá a corto plazo en CXMT (ChangXin Memory Technologies), que es otro de sus principales productores de chips DRAM.