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December 3, 2023

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Adriana P

La historia del Duke of Lancaster, el barco olvidado durante décadas con un tesoro único a bordo: 50 recreativas arcade

La historia del Duke of Lancaster, el barco olvidado durante décadas con un tesoro único a bordo: 50 recreativas arcade

La del TSS Duke of Lancaster es una historia de barcos, cazadores de tesoros y cofres repletos de maravillas, aunque en este caso el cofre es el propio barco y el tesoro poco tiene que ver con doblones o ducados de oro. Quizás suene raro, pero es que esta peculiar aventura marina poco tiene de convencional. Por eso vale la pena empezar por el final, por cómo Oliver Moazzezi rescató junto a algunos colegas un fabuloso tesoro compuesto por más de 50 máquinas arcade.

Allá vamos.

De visita por un viejo buque. Hace ya unos años, en 2009, un grupo de exploradores aficionados a pasear por construcciones abandonados decidió visitar un viejo barco varado en Llannerch-y-Mor, Mostyn, un pueblo situado al noroeste de Gales. El navío en cuestión se llamaba TSS Duke of Lancaster, era un ferry de 114 m que llevaba ya varias décadas fuera de servicio y su aspecto, herrumbroso, era digno de una reliquia de los mares. Nada de eso arredró a los aventureros.

Cámara en mano, se deslizaron bajo su cubierta, pasearon entre los pasillos y camarotes y sacaron algunas fotos que luego compartieron en un foro con otros apasionados de la exploración Urbex (Urban exploration). Las imágenes del TSS Duke of Lancaster no tardaron en circular y llamar la atención, aunque entre otra comunidad algo distinta: la de aficionados a las máquinas recreativas arcade.

De revelaciones e intuición. Las fotos se habían sacado de noche y no destacaban por su calidad, pero eran lo suficientemente nítidas como para que Oliver Moazzezi y sus colegas aficionados a las viejas recreativas apreciasen un detalle que les hizo ponerse en guardia: entre otras cosas la imágenes mostraban algunas máquinas arcade; mejor dicho, un buen número de máquinas arcade llenas de polvo y telarañas, pero aparentemente bien conservadas.

Para otra persona aquello no hubiese tenido mayor importancia. No para Moazzezi, coleccionista de videojuegos, apasionado de las recreativas clásicas y quien automáticamente se lanzó a la compleja misión de averiguar quién era el dueño de aquel barco perdido en la costa de Gales. Quizás no suene muy épico, pero ha habido búsquedas del tesoro más sencillas que el enrevesado camino que tuvo que emprender Moazzezi para, pasito a pasito y con mucha paciencia, ir tirando del hilo hasta contactar con los propietarios del Duke of Lancaster.

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La búsqueda del tesoro. “Pasé ocho meses intentando contactar con los propietarios de aquel lugar en el que habían fotografiado las máquinas. Llamé al ayuntamiento, llamé a la oficina de correos de la ciudad… llamé a todas partes. Y con cada nueva llamada lograba una nueva pista para el puzle que me llevaría hasta los dueños”, relataba Moazzezi años después a The Arcade Blogger.

El esfuerzo tuvo recompensa. En enero 2011 localizó a los propietarios del buque y escuchó, al fin, las dos buenas noticias que esperaba oír: le confirmaron que las recreativas estaban a la venta y que podría verlas en persona en Mostyn.

Unas semanas después Moazzezi ya estaba en la carretera, junto a otros dos coleccionistas, para adentrarse en aquel viejo ferry varado plagado de sorpresas. Las expectativas eran altas. Y el barco no defraudó. El coleccionista y sus colegas se encontraron con la madre de los tesoros arcade: ni más ni menos que con decenas y decenas de máquinas recreativas bien conservadas, todas anteriores a 1983.

Una cápsula del tiempo (versión arcade). “No podía creer que todos esos juegos hubiesen estado ahí y luego, un día de 1983, el barco se cerrase para no ser abierto de nuevo por cuestiones legales —relataba Moazzezi en 2016 a The Arcade Blogger—. Esos juegos habían visto veranos e inviernos a través de las portillas: cómo salía y se ponía el Sol durante 30 años. Simplemente estaban ahí”.

Para que nos resulte más fácil entender qué vieron y sintieron al avanzar por los pasillos de aquella herrumbrosa pero fascinante cápsula del tiempo arcade, el equipo grabó un vídeo fascinante en el que se ven las máquinas cubiertas del polvo de los años. Algunas están destartaladas. Otras parecen esperar a que algún jugador introduzca un penique en su ranura para ponerse en marcha.

Galaxy Wars 1979 Arcade Flyer e

Quien la sigue… la consigue, dice el refrán. En el caso de Moazzezi y sus compañeros la máxima se cumplió, aunque, eso sí, a costa de seguirla y perseguirla bastante más de lo habitual. Durante meses tuvieron que negociar y renegociar con los propietarios de las máquinas en un complicado tira y afloja que a punto estuvo de encallar en más de una ocasión. No fue así. Lograron fumata blanca.

Pero eso no significó que los coleccionistas se hubiesen salido con la suya y la historia se fuese a resolver con un final feliz para los amantes de los juegos.

Agua, prisas y grúas. Cuando el equipo regresó al Duke of Lancaster se encontró con que la situación no era la misma que había visto durante su primera visita. Alguien se había colado en el barco y robado los marcos de las ventanas para venderlos como chatarra, con lo que las máquinas habían quedado desprotegidas, expuestas a las inclemencias y la lluvia del norte de Gales. Los coleccionistas se las tuvieron que apañar para empujar las recreativas hasta la zona más guarecida del buque, pero incluso allí seguía llegándoles el agua que se colaba del exterior.

No fue el único desafío que debieron afrontar. El dueño del barco les había dado el OK, pero a cambio de unas condiciones muy exigentes: el equipo tendría que sacar todas las máquinas en solo de 10 días para que luego pudiesen realizarse trabajos de mantenimiento en el ferri. Y eso, tratándose de máquinas pesadas y bastante grandes, exigía echar mano de una grúa y maniobrar a través de la cubierta.

Space Invaders Part Ii Promo Flyer e

¿Imposible, quién dijo imposible? Una cosa es que la operación pareciese imposible. Otra muy distinta que lo fuera. Como relata Arcade Blogger, el equipo logró reunir a una decena y media de coleccionistas y entusiastas de las recreativas que facilitaron la recaudación de fondos, el alquiler de varias furgonetas y una grúa y la delicada labor de retirada de las máquinas. En total se salvaron algo más de medio centenar de juegos que llevaban olvidados desde los años 80.

De las entrañas del barco sacaron máquinas de Ground Shaker, Vintage Time Warp, Galaxy Wars o Space Invaders Part II. “Las más antiguas son muy oscuras, como Meadows Gypsy Jugggler y los juegos de bolos, Exidy SideTrak y TailGunner 2. Había juegos que todos conocen, por supuesto, como Space Invaders, Missile Command, máquinas Battlezone y Atari Asteroids“, explica Maozzezi a la CNN. Algunos de esos aparatos no funcionaban cuando los rescataron, pero han podido recobrar la vida gracias a la habilidad y empeño de los coleccionistas.

Bonus track: ¿Qué hacían allí las máquinas? La historia de cómo se salvaron las recreativas del Duke of Lancaster es fascinante, pero deja botando una pregunta no menos curiosa: ¿Qué hacían más de 50 viejas máquinas arcade dentro de un decrépito buque de 4.000 toneladas varado en la costa de Llannerch-y-Mor, al noroeste de Gales? Para responderla necesitamos repasar las diferentes vidas que tuvo el viejo navío. Y no, lo de vidas, en plural, no es un error.

El Duke of Lancaster se construyó a mediados de los 50, en Belfast, y se diseñó para operar como un ferry en la ruta entre Heysham y Belfast, aunque acabaría navegando por las aguas de buena parte de Europa. Durante su extensa carrera se dedicó a transportar pasajeros y vehículos hasta que en 1979 acabó en manos de un inversor que decidió replantearse su uso por completo. Lo atracó, rebautizó como The Fun Ship y reconvirtió ni más ni menos que en una suerte de mega instalación consagrada al ocio, con bar, salón y una sala provista de máquinas recreativas.

Así fue al menos durante un tiempo, hasta que The Fun Ship se vio obligado a cerrar por trabas legales. Cuando se clausuró lo hizo con todo su despliegue de arcades dentro y se convirtió, para pesar de sus dueños e inmensa alegría de los coleccionistas del siglo XXI, en una cápsula del tiempo de las recreativas.

Imágenes: y Wikipedia 1 y 2

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La noticia La historia del Duke of Lancaster, el barco olvidado durante décadas con un tesoro único a bordo: 50 recreativas arcade fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .

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Adriana P

He descargado todos mis datos de Amazon y he aprendido una lección: es demasiado fácil comprar online

He descargado todos mis datos de Amazon y he aprendido una lección: es demasiado fácil comprar online

Hace unas semanas hice en Amazon una de esas cosas que de vez en cuando deberíamos hacer con los servicios que usamos online, aunque solo sea para tener la ilusión de un cierto control: descargar una copia de todos los datos que tenía sobre mí.

Entre subcarpetas y tablas CSV llegué a la madre del cordero: mi historial de pedidos. Ahí figuraban, en una larguísima lista, todos los productos que he comprado en Amazon. Desde el primero, mayo de 2013, hasta el último, el día anterior a la consulta.

Muchos euros

Tenía una cierta intuición en cuanto vi esa tabla, pero un artículo muy oportuno de Amanda Mull en The Atlantic al hilo de estos repasos me terminó de transmitir por dónde iban los tiros. En un listado así hay dos elementos clave. Uno estaba incluido, claro: el número de pedidos. Otro no lo estaba, pero era tan fácil sacarlo que ni la vergüenza torera podía impedirlo: un sumatorio en la columna del precio.

Tampoco fue un gran problema, aunque también resultase impactante ver esa cifra. Al final Amazon ha reemplazado en cierta forma a otros tipos de compras y no nos solemos parar a calcular cuánto nos hemos dejado durante diez años en Carrefour, o en El Corte Inglés, o en Mercadona. La cifra era llamativa, pero no escalofriante.

El problema, en realidad, estaba al ver ciertos nombres en los productos comprados. Esa lectura fue como ir pegando bocados a una magdalena de Proust que me iba desbloqueando recuerdos de la última década. “¿Yo compré esa mochila”, “¿En qué estaría pensando cuando pagué 60 euros por una bandolera”, “Ni recordaba haber tenido una recortadora para barba de Braun así que no me tuvo que durar mucho” y otros pensamientos en esa línea se me fueron viniendo a la cabeza.

Como a perro flaco todo son pulgas, pude detectar incluso en qué año (y en qué situación financiera, y en qué estado anímico) mis pedidos se convirtieron casi en su totalidad en un desfile de cachorritos directos a la perrera.

Dicho de otro modo, en qué épocas compraba de una forma más impulsiva, menos reflexiva, y por tanto, con menor recorrido de esos productos.

En gran medida, ese es un mérito de Amazon, y si ha arrasado con el comercio online es porque ha sabido trabajar su producto desde muchos frentes: atención al cliente, interfaz, tiempos de entrega, gestión del stock… pero también por una disponibilidad e inmediatez que para el comprador puede ser un arma de doble filo. Han reducido fricciones de forma admirable. Y eficaz.

Esa inmediatez nos ha cambiado ciertas experiencias en otros sectores. La música, por ejemplo. Hace veinte años, el lanzamiento de un nuevo disco de nuestro artista favorito era un ritual. Salíamos de clase o del trabajo, nos dirigíamos al lugar en el que lo íbamos a comprar, hacíamos cola, veíamos con emoción las primeras copias en los estantes, volvíamos a casa tocándolo, pero sin poder escucharlo, limitándonos a pasar las páginas de su libreto y retardar esa emoción antes de darle al play.

O con las películas que íbamos a ver el viernes noche. Íbamos al videoclub, observábamos carátulas, dábamos la vuelta a las que más nos seducían, escuchábamos la recomendación de quien estaba tras el mostrador y volvíamos a casa de forma similar, comentando con la pareja las expectativas sobre esa cinta. Otro ritual.

La era del streaming y el smartphone se han cargado muchos de estos rituales, y también el de la compra. En cierto sentido, hasta la ha desromantizado. Nada que probarnos, ningún material chungo con el que decepcionarnos, simplemente entrar, comparar entre distintos JPGs y precios, y click en ‘Comprar’. Mañana te llega, antes del segundo café ya te habrá pegado un timbrazo el mensajero.

Tan instantáneo que facilita demasiadas compras que hoy me suenan absurdas. Si hubiese tenido que echar veinticinco minutos en metro (y otros veinticinco de vuelta) y pasar frío hasta llegar a la puerta del Gran Almacén® de turno, lo mismo no me hubiera comprado esa bandolera que usé la friolera de dos veces. O hubiera alargado sine die la renovación de la afeitadora. Y así podría seguir con productos que hoy resultan prosaicos.

Esto, por supuesto, no es ninguna queja de nada. Nada que objetar a que una empresa nos ponga tan fácil e inmediato comprar casi cualquier cosa y que nos llegue ridículamente rápido. Solo que también tiene externalidades, como cuando uno pide los CSV con sus datos históricos y empieza a echar cuentas de las compras totalmente superfluas.

Aunque no apostaría ni un euro a que dentro de otros diez años voy a ver otro porrón de absurdeces.

Imagen destacada | Xataka con Midjourney.

En Xataka | Amazon Luna, análisis: el juego en la nube de Amazon es puro potencial. Tan solo hace falta explotarlo.


La noticia He descargado todos mis datos de Amazon y he aprendido una lección: es demasiado fácil comprar online fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .

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Adriana P

El ordenador con más malware del mundo: así es MICE, el reto de Bernardo Quintero y VirusTotal

El ordenador con más malware del mundo: así es MICE, el reto de Bernardo Quintero y VirusTotal

Parece un PC normalito, pero se trata del ordenador con más malware instalado del mundo. El equipo de VirusTotal lo llama MICE (‘The Most Infected Computer Ever’) y durante la inauguración del nuevo GSEC de Málaga hemos podido comprobar que sí sigue funcionando.

La pregunta fue “¿cuántos malware de diferentes familias podemos ejecutar al mismo tiempo?”. Es el reto que se puso Bernardo Quintero, fundador de VirusTotal y director de ingeniería de seguridad en Google. Desde Xataka hemos hablado con él para que nos cuente cómo fue la creación de este ordenador, qué se propuso conseguir y cómo ha cambiado con el paso de los años todo el mundillo alrededor del malware.

El MICE no deja de ser un experimento. Una prueba de cuánto malware se puede llegar a infectar en un solo ordenador sin colapsar el sistema. El resultado es este ordenador que tienen expuesto en el nuevo centro de ciberseguridad de Google y que contiene hasta 30 tipos diferentes de malware, ejecutados al mismo tiempo y sin provocar un colapso del sistema.

Virustotal Pc

“Al final es algo educativo. Queríamos hacer una web donde explicar todos los tipos diferentes de malware que nos atacan, pero no era muy llamativo. Y se me ocurrió esta idea, en plan reto”, explica Quintero.

El fundador de VirusTotal no recuerda el momento exacto en que surgió. Apunta a 2019, algo antes de la pandemia. “El reto era encontrar malware que no se pegara mucho entre sí”, expone. “Al principio fallaba bastante, ya que al tercer o cuarto se encontraba algún tipo de incompatibilidad. Fue a base de prueba y error”.

Bernardo Quintero Perfil

Fue necesario una semana de trabajo para alcanzar los 30 tipos de malware distintos. “La gran ventaja que teníamos era la gran base de datos de VirusTotal. Simplemente fuimos buscando ciertas familias y entre ellas buscando qué ficheros no eran incompatibles. Y también el orden de ejecución”, describe Quintero. Precisamente encontrar el orden de ejecución correcto fue lo más complejo, pues en caso de hacerlo de manera distinta el sistema se colapsa.

Actualmente el MICE es capaz de funcionar durante más de 24 horas sin problema. El equipo de Google lo tiene apagado normalmente y lo enciende cuando quiere hacer la demostración. En este caso tienen un comando ya creado para ejecutar todos los malware de nuevo, en el orden que saben que no se colapsa.

Recuerdan que durante su creación, la GPU del ordenador petó, aunque a priori no  debería estar relacionado. A nivel de hardware, el MICE es un ordenador al uso. Sí dispone de un gran ventilador frontal, principalmente para contrarrestar la temperatura del Miner, que es el tipo de malware que mina criptomonedas sin permiso del usuario.

Este es solo uno de los 30 tipos de malware que están ejecutados. “Hemos escogido algunas muestras representativas de los virus más antiguos. Por ejemplo el de la ambulancia, que fue el primer virus real de su categoría”, nos explica Daniel Vaca, ingeniero de software en VirusTotal.

El listado completo, que se puede encontrar en la página de Github del equipo de VirusTotal, es el siguiente: APT, virus, gusano, puerta trasera, exploit, banker, clicker, FakeAV, spyware, keylogger, VirTool, dialer, toolbar, adware, miner, bot, ransomware, game thief, rootkit, IM worm, Net worm, P2P worm, DDoS, dropper, hack tool, MailFinder, Joke, Autorun, hijacker y troyano.

Mice Project

El MICE funciona sobre Windows XP, ya que con sistemas operativos más modernos probablemente no se podrían ejecutar todos estos malware, apuntan. “Me fui directamente a Windows XP, porque más o menos conozco los sistemas operativos y lo tenía claro”.

“Lo hice en su día y me olvidé un poco del proyecto, porque al final era algo anecdótico. Lo que pasa es que sí me di cuenta de su utilidad, sobre todo educacional y formativa. Con la excusa de que es el ordenador más infectado del mundo. Mi primer objetivo eran 10, después pasé a 20 y luego ya llegué a 30 familias. Busqué principalmente que los distintos tipos de malware tuvieron un efecto gráfico. Porque sino es un poco, este ordenador tiene 30 malware al mismo tiempo pero si están en segundo plano te lo tienes que creer”, describe Quintero.

Mice Software

El resultado es muy llamativo, ya que Quintero apostó por distintos malware con un efecto visual. Tenemos ventanas que van desde alertas en rojo de error hasta avisos en ruso, pasando por la animación del Happy New Year 1999.

“Tenemos el de la ambulancia, el ping pong… ahora un efecto visual ya no tiene sentido, porque lo que les interesa es permanecer el máximo tiempo posible en el sistema sin ser detectados”, apunta.

“Una vez que están los 30 corriendo, es bastante estable“, explica su creador. ¿Sería posible replicarlo? Ante esto, Quintero se para un segundo y contesta que “quizás una persona con conocimiento pueda hacer algo parecido. Sí podría, siempre que tenga acceso a las distintas muestras de malware. Porque esa es la ventaja que tenemos en VirusTotal. No requiere un conocimiento super avanzado, es cuestión de muchas pruebas y errores”.

“Al principio no tenía claro exactamente cuáles eran, dentro de todas las familias, específicamente los más idóneos. Los iba buscando por temas de tamaño; los que consumen menos recursos. Yo creo que no nos falta ningún tipo de malware. Tenemos más de seis millones en nuestra base de VirusTotal y estos 30 representan todas las variaciones”, apunta Quintero, remarcando el valor educativo del experimento.

Desde VirusTotal han llevado el MICE en colegios, como parte de la enseñanza en ciberseguridad. “Lo que más nos preguntan es si corre el Fortnite; qué gráfica tiene y cómo funciona lo del Miner. Creemos que sí sirve para enseñarles muchas cosas, aunque hay que recordarles de repente detalles como que antes los routers se conectaban por teléfono”, apunta Vaca, en referencia al malware del Dialer.

Mice

Quintero nos explica lo mucho que ha cambiado el sector desde entonces. De la época dorada de los virus informáticos, donde detrás no había ningún tipo de monetización y era “un poco el ego personal dentro del mundillo” hasta ahora, cuando la ciberseguridad es un tema que afecta globalmente y las empresas dedicas miles de millones de euros. “Llegó Internet y lo cambió todo, porque ya se vio que había un filón donde se podía monetizar el tema del malware. Ahí empezamos con el tema del AdWare”.

“Yo tenía que estar continuamente buscando por foros underground y entonces se me ocurrió la idea de VirusTotal. La gente me enviará muestras sospechosas, hago recolección y encima en tiempo real voy viendo cómo los detectan los antivirus y me saco mis estadísticas. Esa fue mi idea original. Luego vi que de esas comparativas sabía que cada antivirus cubría una parte del malware y ellos empezaron a utilizarlo para complementarse y al final ofrecer una protección más eficaz”, repasa.

“Se ha perdido un poco esa cultura del anonimato. Ahora se ha profesionalizado todo muchísimo”, explica Quintero, al tiempo que recuerda que en España han habido grandes expertos en malware, como el grupo 29A, compuesto principalmente de españoles y que crearon el primer virus para móviles en symbian y el primer virus para Windows 95. ¿Qué ha sido de ellos?, le preguntamos: “yo creo que la mayoría han acabado dedicándose a temas de seguridad informática. Fueron gente muy especialista a bajo nivel, ensamblador y tal. La verdad es que eran muy buenos técnicamente”.

“Hacían virus muy avanzados, pero nunca eran maliciosos en cuanto a borrar ficheros o hacer daño. Buscaban ser punta de lanza en cuanto a investigación. Hubo un caso que uno de los integrados del 29A diseñó un malware tipo gusano, el primero en formato binario. Pero tenía la preocupación de que se escapara. Lo que hizo fue facilitarme a mí, que estaba en Hispasec, la muestra del virus para que la analizara y sacara el informe antes de que se propagase. Un poco como tener la vacuna antes de que el virus se lance. Había cierta ética”.

En Xataka | Qué fue de ILOVEYOU, el gusano que infectó a más de 50 millones de ordenadores y causó un caos informático global


La noticia El ordenador con más malware del mundo: así es MICE, el reto de Bernardo Quintero y VirusTotal fue publicada originalmente en Xataka por Enrique Pérez .

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Adriana P

La razón científica por la que el café no sabe igual en un vaso de cartón (y tiene que ver con las manos)

La razón científica por la que el café no sabe igual en un vaso de cartón (y tiene que ver con las manos)

Llevo años diciendo que, aunque pueda parecer una tontería, el café para llevar no sabe igual. No sabe igual. Yo no sé qué maldición extraña opera sobre el continuo espacio tiempo que ya puedes coger el más sofisticado y delicioso café del mundo que es caer sobre uno de esos recipientes de cartón y convertirse en agua de fregar el suelo. Es matemático.

Y lo decía y la gente me miraba con escepticismo. Con extrañeza. Como si estuviera loco, incluso.

Pero, ja, ahora me entero de que la ciencia está de mi lado.

Saborear con las manos, tocar con la lengua. Aunque cuando hablamos sobre el sabor de los alimentos solemos centrarnos en los “estímulos quimiosensitivos” y las propiedades organolépticas de los productos en sí, un número cada vez mayor de investigadores están demostrando que en “los atributos físicos” de lo que comemos y bebemos hay mucha tela que cortar.

No es solo que haya una íntima relación entre lo oral y lo táctil hasta el punto que en muchos casos perder uno afecta críticamente al otro; es que varios estudios han demostrado que las propiedades táctiles de la comida afectan a cómo percibimos su olor o sabor.

El mejor ejemplo, por supuesto, es el café.

Cups Carvalho, Moksunova y Spence (2020)

¿El café? Pero si el café es líquido… En 2020, un equipo de investigadores utilizó sistemas de impresión en 3D para ver cómo afectaba la textura de las tazas a la percepción del sabor del café. Descubrieron, por ejemplo, que modificar las texturas lisas “aumentaban” la dulzura del producto, mientras que las superficies angulares hacían que el café se percibiera como más amargo.

Ocurre también con otros productos como el helado: tarrinas con “pinchitos” maximizaban el amargor del sorbete de limón frente al mismo sorbete en tarrinas lisas. El mismo efecto, en sentido contrario, afectaba al helado de vainilla: las lisas reforzaban su cremosidad.

Un truco para el bien… y para el mal. Es curioso porque, aunque aún no entendemos bien los mecanismos que están detrás y queda explorar si son fenómenos culturales o no, hemos descubierto que este pequeño truco tiene un impacto sutil (pero importante) en cómo apreciamos la dulzura, la acidez o la salinidad de los productos.

Y eso tiene implicaciones interesantes. Van Rompay, uno de los investigadores que han trabajado en esto, explicaba que esto puede tener un impacto claro a la hora de hacer menos apetecibles alimentos poco saludables. No obstante, por esa misma regla de tres, este tipo de ‘trucos’ puede ser utilísimo a la industria alimentaria para hacer justo lo contrario. De hecho, ya lo está siendo.

En Xataka | Este aparato recrea multitud de sabores al tener contacto con la lengua

Imagen | Dan Burton


La noticia La razón científica por la que el café no sabe igual en un vaso de cartón (y tiene que ver con las manos) fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .

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Con MediaMarkt puedes adelantarte a los regalos de Navidad: descuentazos en smart TVs, tablets, portátiles y más

Con MediaMarkt puedes adelantarte a los regalos de Navidad: descuentazos en smart TVs, tablets, portátiles y más

Iniciamos el mes de diciembre y nos sumergimos en el espíritu navideño, donde las luces brillan más intensamente y las rebajas en todo tipo de productos tecnológicos siguen sin parar tras el Black Friday. Y es que, si ya estás pensando en los regalos de Navidad, ahora en MediaMarkt tienes una gran oportunidad para hacerte con una smart TV, tablet, portátil, altavoz o auriculares por un precio irresistible. A continuación, vamos a repasar algunas de las mejores ofertas que te puedes encontrar este fin de semana.

Xiaomi TV A2

Si tu prioridad es renovar tu viejo televisor por un modelo más o menos actual a precio económico, ahora tienes esta Xiaomi TV A2 en oferta por unos ajustados 299 euros en MediaMarkt. Con su compra ahorraremos un total de 111 euros sobre sus habituales 410 euros en los últimos meses.

Esta smart TV cuenta con un panel LCD IPS de 50 pulgadas que nos ofrece una retroiluminación LED periférica, resolución 4K, una tasa de 60 Hz y compatibilidad con Dolby Vision, HDR10 y HLG. Asimismo, en el apartado de sonido nos encontramos con dos altavoces de 12 W y se complementa con unas tecnologías Dolby Audio y DTS-HD. Utiliza un sistema operativo Android TV 10 e integra Google Assistant y Chromecast.

TV LED 50" – Xiaomi TV A2, UHD 4K, Smart TV, HDR10, Dolby Vision, Dolby Audio™, DTS-HD®, Inmersive Limitless Unibody

realme Pad

En el caso de que tu prioridad sea una tablet para leer o ver contenido, entre otras muchas más cosas, ahora puedes hacerte con esta realme Pad por un precio nunca antes visto en este comercio de 119 euros, ya que tiene un descuento de 130 euros sobre sus recientes 249 euros.

La realme Pad se caracteriza por ofrecernos una pantalla LCD de 10,4 pulgadas, la cual nos brinda una resolución de 2.000 x 1.200 píxeles. Viene impulsada por un procesador MediaTek Helio G80, una memoria RAM de 4 GB y un almacenamiento de 64 GB que se puede ampliar con una tarjeta microSD compatible hasta 1 TB.

Por otro lado, nos encontramos con una batería de 7.100 mAh que soporta carga rápida de 18 W y dispone de una cámara frontal y trasera de 8 MP, además de que funciona bajo un sistema operativo Realme UI for Pad basado en Android 11.

Tablet – realme Pad, 64 GB, Gris, WiFi, 10.4" WUXGA+, 4 GB RAM, Helio G80, Android

LG Gram 16ZB90R-G.AA75B

Otro chollo para estudiantes o personas que estén en la búsqueda de un portátil potente para trabajar es este LG Gram 16ZB90R-G.AA75B, que está rebajado a precio mínimo histórico de 1.099 euros. Con esta compra puedes llegar a ahorrar un total de 399 euros, pues su PVP es de 1.498 euros.

Este portátil LG tiene un panel IPS de 14 pulgadas, la cual nos brinda una resolución WUXGA (1.920 x 1.200 píxeles) y un brillo de 350 nits. En su interior monta un procesador Intel Core i7-1360P, una gráfica integrada Intel Iris Xe, 16 GB de RAM y un SSD con 512 GB de capacidad.

A todo ello debemos sumarle que nos brinda hasta 13 horas de autonomía (tiempo que puede variar según la configuración), una gran resistencia gracias a su certificación militar MIL-STD-810H y un ligero peso de 1,2 Kg. Viene con Windows 11 Home ya preinstalado.

Portátil – LG 16ZB90R-G.AA75B, 16" WQXGA, Intel® Evo™ Core™ i7-1360P, 16GB RAM, 512 GB SSD, Windows 11 Home

JBL Clip 3 Black

Y para quienes estén interesados en un hacerse con un altavoz Bluetooth para escuchar música en cualquier parte, este JBL Clip 3 Black tiene un irresistible precio de 29,99 euros. Y es que, a pesar de tener un precio recomendado de 59,99 euros, recientemente se estaba vendiendo por unos 39,99 euros, por lo que con su comora ahorraremos unos 10 euros más.

Este altavoz Bluetooth destaca por su tamaño compacto y ligero peso de 200 gramos, además de que incluye un práctico mosquetón para colgarlo en nuestra mochila o cinturón. Alcanza una potencia de 3 W, tiene una certificación IPX7 que lo hace resistente tanto al agua como al polvo y nos brinda una autonomía de hasta 10 horas.

Altavoz inalámbrico – JBL Clip 3 Black, 3 W, Bluetooth, IPX7, Micrófono, Mosquetón, Negro

Huawei FreeBuds 5i Nebula

Por último, nos hemos encontrado con unos auriculares totalmente inalámbricos ideales para escuchar tus canciones o podcasts favoritos. Hablamos de los Huawei FreeBuds 5i Nebula, que en estos momentos tienen un descuento de casi 30 euros que los deja por unos 69,90 euros en sus tres colores disponibles, dejando atrás su precio recomendado de 99,90 euro.

Estos auriculares Bluetooth in ear cuentan con unos drivers de 10 mm para disfrutar de un sonido nítido y de gran calidad. También se acompañan de una cancelación activa de ruido de hasta 42 dB, un modo transparencia, conexión multipunto y una resistencia IPX4. Y en cuanto a su autonomía, nos ofrecen hasta 6 horas con ANC activado y un total de 18,5 horas si contamos con la carga del estuche.

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La noticia Con MediaMarkt puedes adelantarte a los regalos de Navidad: descuentazos en smart TVs, tablets, portátiles y más fue publicada originalmente en Xataka por Roberto Méndez .

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La loca historia del rascacielos “más pequeño del mundo”: cómo se gestó el edificio más contradictorio posible

La loca historia del rascacielos

A comienzos del siglo XX J.D. McMahon, un avispado hombre de negocios de Filadelfia con más ingenio que escrúpulos, entendió que incluso en plena fiebre del petróleo texano había un negocio más lucrativo que los pozos de “oro negro”: la pillería. Quizás con los yacimientos de carburante recién descubiertos en Wichita se ganase dinero a espuertas, cierto, igual que con la especulación inmobiliaria y el ladrillo, pero McMahon comprendió que si metía todo eso en una coctelera y lo aderezaba con un poco de picardía obtenía un resultado mucho más rentable.

Y ya si a la mezcla le sumamos las peculiaridades del sistema anglosajón de unidades, lo que nos sale es el “rascacielos” más pequeño del mundo.

Nos explicamos.

Empacho de oro negro. En la década de 1910 el condado de Wichita, al norte de Texas, disfrutaba de su peculiar borrachera de “oro negro”. El descubrimiento de petróleo al oeste de Burkburnett, en 1912, había convertido lo que hasta entonces era una remota, tranquila y escasamente poblada región en una marabunta de aspirantes a magnates y trabajadores deseosos de ganarse unos dólares.

Si en 1880 la localidad sumaba poco más de 132 habitantes, una tienda y una oficina de correos, a finales de la década de 1910 se calculaba que las explotaciones habían atraído ya a miles de personas y dejaban un flujo frenético de barriles.

Newby Mcmahon Building 1919

De cero a cien en un par de años. La Texas State Historical Association (TSHA) calcula que para 1918 residían en la región 20.000 personas y era tal la actividad de sus yacimientos que cada día producía 7.500 barriles y movilizaba unos 20 trenes entre Burkburnett y la vecina Wichita Falls, cabecera del condado. 

La pequeña capital no tardó en contagiarse de aquel frenesí oleoso, hasta el punto de que empezó a quedarse corta de oficinas. Se cuenta que era tan pronunciada la escasez que a más de un texano no le que quedó otra que firmar los contratados por derechos mineros en plena calle, en tiendas de campaña improvisadas.

Un gran ciudad merece… Un gran rascacielos, claro. O así lo pensó J.D. McMahon, uno de los empresarios que asistía en primera fila a aquel ir y venir de contratos, dólares y barriles de petróleo. McMahon tenía su oficina en un discreto edificio de la ciudad conocido como Newby —una construcción de una sola planta levantada en 1906 por Augustus Newby— y pensó que la parcela que tenía justo al lado era un lugar ideal para levantar una vistosa torre de despachos.

No le costó vender su idea. Al fin y al cabo Wichita Falls estaba subida en el dólar y no era descabellado que sus orgullosos empresarios quisieran grandes rascacielos parecidos a los que ya despuntaban en el skyline de Nueva York o Atlanta.

Actúa rápido, que los negocios vuelan. Aprovechando el hype del momento, McMahon actuó rápido: en 1919 trazó unos planos apresurados, se armó de toda su retórica de hombre de negocios y llamó a la puerta de algunos empresarios con el propósito de recaudar fondos. No le fue mal. Logró 200.000 dólares, una suma que según cálculos de Medium equivale a unos 3,1 millones actuales. 

Con esa más que generosa cantidad en el bolsillo, movilizó a sus trabajadores para levantar el que sería el nuevo rascacielos de EEUU. O eso creían sus socios.

“¿Un rascacielos de hormigas?” McMahon cumplió. Cumplió de forma exquisita, rigurosa y sin eternizarse con las obras. El problema fue que la torre que presentó a los inversores se parecía más bien poco a lo que ellos tenían en mente. Tan poco se parecía, de hecho, que a duras penas podría despuntar en el skyline de Wichita Fall o cualquier otra ciudad de Texas. El supuesto rascacielos de McMahon parecía una greguería arquitectónica, un sinsentido de ladrillos rojizos: estrecho, desproporcionado y sobre todo bajo, ridículamente bajo. Para ser precisos medía 12 metros de alto, por unos seis m de profundidad y apenas tres de ancho.

En Medium deslizan que en su día llegaron a compararlo con sorna con un “rascacielos para hormigas”. Fuera o no así, lo que sabemos es que los empresarios que habían aportado fondos para el proyecto no se dieron cuenta de aquella talla ridícula hasta que ya era demasiado tarde y que se cogieron tal soberano cabreo que llevaron a McMahon a juicio. Al fin y al cabo les había estafado… ¿No?

Cuestión de números (y letra pequeña). No. El juez que tuvo que dirimir la disputa no encontró estafa alguna, ni tampoco engaño. Y si los socios de McMahon recuperaron algún dinero fue solo el que se había reservado para los ascensores después de que la compañía que debía instalarlos se negase a cumplir con el encargo vistas las ridículas dimensiones del supuesto rascacielos.

Que McMahon se fuera re rositas tiene más que ver sin embargo con las matemáticas y la pereza que con su habilidad para embaucar o la pericia del abogado que lo defendió. Si el juez dictaminó que no hubo engaño fue porque, efectivamente, engaño no hubo. No al menos si nos atenemos a los hechos.

De pies, pulgadas y omisiones. El plano que McMahon había presentado en su día a los inversores mostraba una altura de 480. Una cifra que aquellos supusieron automáticamente que se correspondía con pies, pero que en realidad representaba otra unidad de medida considerablemente menor: pulgadas. Trasladado a nuestro sistema métrico equivaldría a que un empresario creyese estar participando en una torre de casi 150 metros cuando en realidad va a medir poco más de 12 m.

¿Estafador yo? La confusión fue posible gracias a la falta de atención de los inversores y la astuta imprecisión en la que se manejaba J.D. McMahon, pero a favor de los primeros hay que precisar que es más fácil confundir sus medidas que las nuestras. Quizás las abreviaturas m (metro) y cm (centímetro) no se parezcan mucho, pero en el sistema anglosajón los pies se marcan con un apóstrofe (’) y las pulgadas con dos (’’). Si en los planos se usan tipos pequeños y a eso se añade las prisas de los inversores por sumarse a un negocio que se promete jugoso…

… el resultado es un grupo de ufanos empresarios creyendo estar firmando el acuerdo de sus vidas cuando en realidad están aportando una pequeña fortuna para levantar un extravagante bloque de 480’’ de alto, 260’’ de profundidad y 120’’ de ancho. El edificio final no pudo acoger siquiera ascensores y Texas Coop Power explica que las escaleras que comunicaban los pisos superiores acabaron ocupando aproximadamente el 25% de sus plantas. Se dice incluso que durante un tiempo quienes querían subir a los pisos más “altos” necesitaban una escalera exterior.

Pequeño edificio, gran ridículo, enorme atracción. De grande el Newby-McMahon, que es como se conoce hoy el edificio, solo tuvo una cosa: el bochorno que pasaron sus inversores, a los que no les quedó más remedio que resignarse y usar aquella peculiar torre como buenamente pudieron, lejos del despliegue con el que habían soñado en 1919. Desde entonces el edificio ha vivido una crónica casi igual de movida que sus inicios: a lo largo del último siglo ha estado tapiado y al borde del derribo, ha pasado por las manos de la Sociedad del Patrimonio, se ha sometido a una ambiciosa rehabilitación y ha acogido varios negocios.

Con el tiempo se ha convertido sin embargo en algo más que el recuerdo de una antigua engañifa. El Newby-McMahon es hoy uno de los reclamos turísticos más peculiares y populares de Wichita Falls y protagoniza un buen número de artículos y reseñas, incluida la que le dedicó el año pasado el arquitecto y divulgador español Pedro Torrijos. Su éxito se lo debe en gran medida a que en los años 20 “Ripley´s Belive It or Not!” lo bautizó “el rascacielos más pequeño del mundo”.

El título aún lo conserva para ¿orgullo? de J.D. McMahon y recuerdo de que siempre es aconsejable leer la letra pequeña antes de firmar un contrato.

Imágenes: Wikipedia (Michael Barera) y Travis K. Witt (Wikipedia)

En Xataka: El edificio más alto jamás diseñado es un colosal (y teórico) rascacielos de cuatro kilómetros: el X-Seed 4000


La noticia La loca historia del rascacielos “más pequeño del mundo”: cómo se gestó el edificio más contradictorio posible fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .

Technology
Adriana P

Qué fue de los Sony Vaio P, los portátiles de bolsillo que propusieron un nuevo concepto de computación móvil

Qué fue de los Sony Vaio P, los portátiles de bolsillo que propusieron un nuevo concepto de computación móvil

Los ordenadores portátiles han cambiado notablemente desde sus inicios. El Osborne 1 de 1981 pesaba unos 11 kg, tenía una pantalla CRT de 5 pulgadas y funcionaba con un sistema operativo de línea de comandos llamado CP/M 2.2. No es ningún secreto que el ordenador tenía muy poco de portátil y trasladarse con él era como llevar encima una pequeña máquina de coser.

Si damos un salto en el tiempo de una década y aterrizamos en 1991 nos encontramos con el Apple PowerBook 100, uno de los primeros portátiles de la firma de Cupertino. Por aquel entonces también apareció la icónica línea ThinkPad de IBM que se caracterizaba por si diseño “compacto”, robustez y, sobre todo, por funcionar con sistema operativo Microsoft Windows.

Con el paso del tiempo, el concepto de lo que debía ser un ordenador portátil quedó bien definido. Cada fabricante jugaba con elementos como el diseño y las prestaciones, aunque dentro de los márgenes de esta categoría. Y claro, nos encontramos con productos para todos los gustos. Desde equipos profesionales hasta gaming. ¿Recuerdas el Alienware Area-51 m9750?

Sony, el concepto de portátil de bolsillo y la serie Soni Vaio P

Hubo un tiempo en el que Sony, que llevaba tiempo en el mundo de la computación, pensó que podía introducir en el mercado de los ordenadores un nuevo concepto de computación móvil. No se trataba de un portátil en sí, si no de un portátil “de bolsillo”. Era básicamente un producto de la categoría “lifestyle PC” que giraba en torno a una portabilidad extrema y diseño atractivo.

La firma nipona denominó a su nueva serie de ordenadores Sony Vaio P y lanzó la primera generación en 2009, curiosamente el mismo año que los netbooks comenzaban a despegar. Así que para esas fechas podíamos comprar un pequeño portátil, que en realidad era mucho más grande que cualquier bolsillo estándar, por 999 euros, con unas características de hardware bastante modestas.

Sony Vaio P Series 8 Inch Notebook

Pantalla de 8 pulgadas, procesador Intel Atom, 2 GB de memoria RAM, almacenamiento entre 60 GB HDD y 128 GB SSD (había versiones intermedias), Wifi, Bluetooth, conectividad 3G a través de SIM. También había botón central al mejor estilo del TrackPoint de las Lenovo ThinkPad. La personalidad, como decimos, era un elemento clave, así que la gama llegaba en cuatro colores: negro, blanco, rojo o verde.

Sony Vaio P

A nivel de sistema operativo, algunos dispositivos llegaron bajo Windows 7, mientras que otros lo hicieron bajo Windows Vista. Este último SO de Microsoft, recordemos, consumía muchísimos recursos, lo que obligó a que muchos usuarios optaran por instalar versiones anteriores e incluso contemplar pasarse a Linux para obtener un mejor rendimiento de los Sony Vaio P. Algo muy similar solía ocurrir con las netbooks con hardware limitado.

Sony Vaio P 1

En 2010, Sony renovó su propuesta de portátiles de bolsillo con un diseño renovado que estrenaba colores más vivos, los cuales se extendían por todo el dispositivo hasta llegar al teclado. El Sony Vaio P tenía más estilo que nunca, pero también se actualizaba por dentro. Además de contar con un procesador Atom más potente, llegaba con acelerómetro y GPS.

P Assortment 1

Pese a todas estas mejoras, el dispositivo arrastraba algunos aspectos de la primera generación, algo que quizá perjudicó su éxito comercial. Era mucho más caro que un netbook y, en comparación, ofrecía un rendimiento equiparable o inferior. Asimismo, sus dimensiones tan pequeñas limitaban enormemente los escenarios de uso.

Cuando el portátil de bolsillo todavía intentaba hacerse un lugar en el público, el mundo abrazaba con mayor fuerza el concepto de teléfono inteligente. Dispositivos como el iPhone 4, el HTC Desire y el Samsung Galaxy S destacaban por su potencia y versatilidad. El iPad original, por su parte, se coronaba como el dispositivo ideal para consumir contenidos.

Fue precisamente en 2010 cuando Sony decidió descatalogar la serie Vaio P, de una vez y para siempre. Los tiempos han cambiado. Los portátiles siguen siendo portátiles, y los teléfonos inteligentes siguen siendo teléfonos inteligentes, aunque tienen mucho de ordenadores. Desde hace años, con mayor o menor libertad, podemos convertir nuestros móviles Android en un un “PC”.

Imágenes: Sony

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La noticia Qué fue de los Sony Vaio P, los portátiles de bolsillo que propusieron un nuevo concepto de computación móvil fue publicada originalmente en Xataka por Javier Marquez .