Para al menos una parte de los vecinos del casco histórico de Toledo las Navidades están lejos, muy lejos, de ser esas fechas de harmonía que celebran los villancicos. En su caso las fiestas equivalen más bien a todo lo contrario: música, luces y ruido, mucho ruido, tanto algunos de los residentes de la zona reconocen que se sienten casi al lado de una discoteca móvil. Y no por el trasiego de peatones o mercadillos. Lo que les quita el sueño son los adornos de Navidad desplegados en la calle.
Es la enésima demostración de lo difícil que resulta en ocasiones conjugar el día a día de los residentes con la celebración de la Navidad, sobre todo con las ciudades lanzadas a una delirante carrera por ver cuál despliega más leds o el árbol más alto.
“40 días de sufrimiento”. Así resume Teresa Montero, una vecina del casco histórico de Toledo, cómo vivió las Navidades del año pasado. En una entrevista con elDiario.es explica que pese a que en su casa tiene doble acristalamiento y los balcones están bien aislados no consigue librarse de la barahúnda que suele dejar la Navidad en su zona, la plaza de Zocodover, en pleno centro neurálgico del casco antiguo toledano. Le ocurrió en 2022. Y teme que vuelva a ocurrirle en 2023.
“No es un hecho puntual, es un bucle”, recalca. Aunque comprende que vivir en pleno corazón del barrio histórico tiene sus desventajas y el runrún de los peatones y buses resulta “inevitable”, lo que demanda Montero es una fiesta “compatible con la convivencia”. “Es algo con lo que la gente no empatiza hasta que lo vive”, añade. Su objetivo no es suprimir las fiestas, pero advierte que tampoco está dispuesta a quedarse sentada: “No voy a tener más remedio que pedir medidas cautelares”.
Luces, villancicos… y discordia. En Zocodover se instala una enorme estructura con forma de bola de Navidad adornada con bombillas, similar a las que montan por estas mismas fechas otras ciudades, como Madrid o Vigo, y se ofrece además un espectáculo de luces y música. elDiario.es precisa que las pruebas de sonido arrancaron hace ya semanas, el 9 de noviembre, y demostraron que será difícil ignorar los shows. Sobre todo para los vecinos de la plaza y su entorno.
Y como dice más un vídeo que mil palabras, ha publica en X una grabación en la que puede apreciarse el estruendo del espectáculo. La pieza es breve pero capta el elevado volumen con el que se reproduce la música y también las quejas de quien lo grabó. “Pensé que era un camión discoteca”, reconoce Montero.
El encendido oficial del alumbrado de Navidad en la ciudad se celebró ayer, con luces y villancico de Mariah Carey incluidos, como puede apreciarse en otro vídeo de La Tribuna de Toledo. El Consistorio ha dedicado a la programación navideña un presupuesto de alrededor de 757.000 euros, 23.000 menos que la campaña pasada, y ha desplegado cerca de 1,2 millones de luces led por el municipio.
El ejemplo de Ocaña. El de Toledo es solo un ejemplo de lo complicado que resulta en ocasiones dar con un equilibrio entre el derecho de los vecinos a seguir con su día a día y el de las propias ciudades a desplegar reclamos para incentivar el comercio y la hostelería locales o incluso captar turismo. El caso más ilustrativo lo deja probablemente Ocaña, una localidad de la misma provincia, situada a escasos 50 kilómetros de la capital toledana. Allí un juzgado decretaba hace poco medidas cautelares que, en la práctica, han obligado a suspender cualquier celebración de Navidad que supere los límites de ruido habituales en la plaza mayor.
¿El motivo? Una querella presentada por dos vecinas, como confirmaba a principios de mes el propio Consistorio en un anuncio en el que reconocía que no le quedaba más remedio que acatar las medidas cautelares y suspender parte de las actividades que había organizado para las Navidades, como desfiles, atracciones o la reproducción de villancicos desde los balcones del ayuntamiento. La medida afecta incluso a la cabalgata de Reyes, lo que obliga a buscarle una nueva ruta.
“Un retumbar constante”. El bando del Ayuntamiento de Ocaña acaba aconsejando a los vecinos que eviten “la algarabía navideña” en la plaza mayor para cumplir las medidas impuestas por el juez. Una reportera de Antena3 lograba poco después hablar con una de las residentes que se han quejado del ruido, quien aseguraba que lo único que buscaban era que el ruido parase a medianoche.
El motivo, insistía, es que su casa “retumbaba constantemente”. La SER precisaba por las mismas fechas que el Ayuntamiento ya había presentado un recurso en el juzgado y que los vecinos incluso habían organizado una manifestación para protestar por la decisión que les obligaba a apagar el sonido de su Navidad.
Más allá de Toledo. El despliegue de luces led y megafonía de Toledo se queda lejos, en cualquier caso, del de otras localidades del país, como Badalona, Madrid, Málaga o Vigo, inmersas en una carrera por ofrecer el espectáculo navideño más despampanante del país. A lo largo de los últimos meses el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y el de Badalona, Xabier Albiol, incluso protagonizaron un rifirrafe por cuál de las dos ciudades celebraba la mejor Navidad y levantaba el árbol más alto. El regidor gallego ha protagonizado un “pique” similar con Martínez Almeida.
Sus despliegues de millones de luces led y árboles tamaño XXXL también han llegado acompañados, en ocasiones, de quejas de los vecinos por las molestias y el ruido que genera la Navidad. En 2021 el Ayuntamiento de Málaga tuvo que bajar el volumen del hilo musical que había desplegado por las quejas y en Vigo se ha dado un problema similar: hay residentes que denuncian el barullo que soportan en sus casas, lo que les ha llevado a acudir incluso al juzgado y lanzar una recogida de firmas en Change. Incluso la Fiscalía habla de “ruido difícilmente soportable”.
Imagen de portada: Ayuntamiento de Toledo (X)
–
La noticia “40 días de sufrimiento”: los vecinos de Toledo tienen claro qué implica la iluminación navideña fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .