“En mi área, las hormigas están extrayendo tierra frenéticamente de sus hormigueros”. Con esa prueba, los meteorólogos tradicionales Pablo Ochera y Jorge Rey (“el joven que predijo Filomena”) han anticipado que en “tres, cuatro, máximo cinco semanas” […] “habrá una gota fría o DANA que solucionará en parte el problema de la sequía”.
Y ante la desesperante falta de aguas, la predicción se ha vuelto viral. Tanto que la propia AEMET ha tenido que tomar cartas en el asunto.
Hablemos de las hormigas. Empecemos por el principio, sí, los animales pueden ver, oír y sentir cosas que nosotros somos incapaces de hacer. Hay muchísimos ejemplos de ello: los murciélagos ven el mundo vía radar, las pitones indias ven en infrarrojos o las abejas se orientan gracias a la luz polarizada.
De hecho, es casi un lugar común aquello de que ante los incendios los animales son los primeros en salir huyendo (aunque con desiguales resultados). Por eso, puede parecer “de sentido común” el hecho de que ver a las hormigas hacer nidos en altura o con diferentes animales es un indicador de que “saben algo que nosotros no sabemos”.
Lo que podemos y lo que no podemos aceptar. En este sentido, estoy dispuesto a aceptar de buena gana que, como las rodillas reumáticas que duelen cuando va a llover, las hormigas (o cualquier otro tipo de animal) aprecian cambios en el ambiente y ponen en marcha repertorios etológicos completos para evitar que esos fenómenos les afecten de lleno.
Lo que no estoy dispuesto a aceptar sin pruebas sólidas es que son capaces de intuir cambios a cuatro o cinco semanas vistas. Y mucho menos en estaciones de transición como la primavera cuando, como recuerda AEMET, “la atmósfera se vuelve más impredecible”.
Otra liga. “La predicción que cualquier servicio meteorológico avanzado del mundo se basa en modelos numéricos que resuelven con técnicas supercomputacionales las ecuaciones físicas que describen el comportamiento del fluido atmosférico”, explicaba AEMET. “Ecuaciones físicas”, además, que tratan de modelizar el caos. Y pretender que las hormigas (o cualquier tipo de animal) pueden jugar en esa liga es entre absurdo y malintencionado.
Porque, además, es mentira. Como llevamos días explicando, sí. En los próximos días va a llover generalizadamente en España. Serán chubascos escasos y tormentas de poca intensidad. En resumen: “Aún no se contempla ese escenario [el del fin de la sequía] a corto plazo”.
Al contrario, lo que se contempla es que las temperaturas que esperamos para la última semana de abril “sean propias de la última semana de junio” (o la primera de julio). Hablamos de que los termómetros marcarán entre 6 y 10 ºC por encima de la media en la mayor parte de España.
Y esto no es algo normal. Ni siquiera frecuente. Todo parece indicar que se alcanzarán registros muy poco habituales para estas fechas. “Las temperaturas que se esperan para el miércoles, jueves y viernes, […] estarán claramente dentro del rango del 10 % de las más cálidas registradas por estas fechas”.
Pero eso no es lo peor. Porque pasan los días, la atmósfera sigue moviéndose y seguimos sin lluvias de entidad. Es decir, solo un milagro podría hacer que abril de 2023 no fuera el abril más seco en España desde que tenemos registros. Verano cada vez pinta peor.
Y esto, tal y como dicen desde la Agencia, ni siquiera es lo peor. “Las tendencias observadas y proyecciones futuras del IPCC indican que el calor extremo y las sequías han ido a más en las últimas décadas” y la tendencia continuará. Es decir, que “es probable que episodios como el de la semana que viene, con calor intenso y ausencia de precipitaciones en plena primavera, sean más frecuentes en las próximas décadas”. Vienen cuervas.
En Xataka | “No tienen fundamento científico alguno”: era cuestión de tiempo que AEMET arremetiera contra las cabañuelas
Imagen | AEMET
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La noticia Según las cabañuelas, las hormigas predicen el fin de la sequía. Según AEMET, ya es hora de dejarnos de tonterías fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .