La heredera de la pulsera de actividad con mejor relación calidad/precio salió finalmente de China para conquistar el resto del mundo. Y tiene aptitudes más que de sobra para hacerlo: la Xiaomi Smart Band 8 es la puerta de entrada perfecta a aquellos que necesiten un accesorio capaz de seguirles el ritmo. Porque aguanta lo que le echen, es una gran compañera de andanzas.
Han sido muchas las pulseras de actividad que pasaron por mis manos desde aquella mítica Fitbit Flex de 2013, tanto compradas como analizadas: este tipo de dispositivo siempre me pareció muy acertado. Por su sencillez, por lo bien que estimulan el ejercicio y porque tampoco son demasiado caras; al menos hasta que aterrizó Xiaomi con sus Mi Band, fue la marca que revolucionó el mercado con su excelente relación calidad/precio. Tras nueve generaciones del primer modelo, he probado la última heredera de la saga. Y sí: continúa siendo una excelente compra. Con sus lógicas pegas.
Ficha técnica de la Xiaomi Smart Band 8
XIAOMI SMART BAND 8 |
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DIMENSIONES Y PESO |
48 x 22,5 x 10,99 mm 27 gramos (con correa) |
PANTALLA |
AMOLED de 1,62 pulgadas Resolución de 490 x 192 píxeles Brillo de 600 nits Función de pantalla siempre encendida |
SENSORES |
Sensor de frecuencia cardíaca Sensor VO2 (nivel de oxígeno en sangre) Sensor de movimiento de seis ejes Acelerómetro Giroscopio |
BATERÍA |
190 mAh Hasta 16 días de autionomía Carga en 1 hora |
CONECTIVIDAD |
Bluetooth 5.1 |
RESISTENCIA AL AGUA |
5 ATM |
COMPATIBILIDAD |
iOS 12 y posteriores Android 6 y posteriores |
FECHA DE LANZAMIENTO en españa |
Septiembre de 2023 |
PRECIO EN SU LANZAMIENTO |
Xiaomi Smart Band 8 – Pulsera de Actividad, Autonomía de hasta 16 días, Pantalla AMOLED con Tasa de refresco de 60 Hz, 5 ATM, 150 Modos Deportivos, Negro (Versión ES)
Diseño: si algo funciona mejor no lo toques
No hay cambios notorios a simple vista entre la Smart Band 8 y la Xiaomi Smart Band 7, incluso habría que afinar la mirada para distinguirla entre los anteriores modelos: la forma de píldora se mantiene con una pantalla que ocupa casi toda la superficie frontal. Está claro nada más verla que es una heredera de la mítica saga Xiaomi Mi band.
El grosor se ve reducido, eso es algo que se agradece. La pulsera mantiene el cuerpo construido en plástico, aunque con un acabado brillante que derrocha calidad y aspecto metálico; cristal endurecido cubriendo la pantalla para protegerla de los arañazos (no apareció ninguno durante mi tiempo de análisis) y cara posterior de plástico con los dos pines de conexión magnéticos y sensores de seguimiento en el centro.
El conjunto de la pulsera no aparenta mala calidad en ningún momento, incluso pese a ser un dispositivo bastante económico. En línea con modelos de mayor precio, la Smart Band 8 queda bien en la muñeca y no se hace molesta, ni durante el ejercicio ni a la hora de sobrellevar la rutina diaria. Con una correa de TPU que se ajusta bien a la muñeca, es precisamente en este punto donde la nueva generación inicia los cambios con respecto a modelos previos: el sistema de enganche es muy similar al de los smartwatches.
De tener que encajarse la píldora en el contorno de la correa a anclarse cada uno de los extremos directamente al cuerpo de la Smart Band 8: Xiaomi añade un botón oculto a la parte posterior del accesorio que, una vez apretado, libera el anclaje de la pulsera. El mecanismo es firme, permite un intercambio rápido de las correas y ofrece seguridad ante los tirones. Eso sí, tiene una pega: las pulseras de anteriores modelos ya no pueden utilizarse.
La Xiaomi Smart Band 8 rompe con el sistema de correas anterior sin que la apariencia a simple vista sufra variaciones. Aunque, gracias a los nuevos anclajes, este modelo amplía sus modos de uso: puede utilizarse como colgante y también como medidor de zancadas anclado a las zapatillas. No es que fueran modos ajenos a modelos anteriores, pero ahora resulta mucho más sencillo expandir el uso más allá de la muñeca. Dichos modos pueden elegirse desde la aplicación móvil.
Pantalla: algo más visible en exteriores
1,62 pulgadas de pantalla AMOLED con representación a todo color del contenido y resolución de 192 x 490 píxeles: el panel se aprecia nítido, con un alto contraste y sin que los ángulos de visión estropeen la visibilidad. Todo con el formato típico en vertical que permite distribuir los distintos valores de información en toda la altura de la pulsera.
El brillo de la pantalla asciende desde los 500 nits de la generación anterior hasta los 600 nits de la Xiaomi Smart Band 8 actual. Esto se traduce en algo más de visibilidad en exteriores, un punto que se agradece durante los entrenamientos a plena luz del día. Bajo la luz directa del sol cuesta distinguir la información de la pantalla, en el resto de situaciones no acostumbra a entrañar problema. Y en cuanto al brillo automático, éste se muestra algo perezoso cuando toca ajustar el brillo desde los niveles altos hasta los bajos: tarda un par o tres de segundos en ajustarse la iluminación. Pero es bienvenido, me alegro de que Xiaomi incluya por fin el brillo automático en la gama básica de pulseras.
El modelo actual añade otro cambio en el entorno de la pantalla: por fin está disponible el Always On Display o panel siempre encendido. Esto permite mantener el reloj activo con distinta información añadida según la esfera de reloj que se elija. Es una gran ventaja para quien desee mantener el reloj siempre a la vista, pero tiene un par de inconvenientes: el gasto de batería se incrementa de manera notable y el brillo del AOD no es demasiado alto; por lo que si hay mucha luz resulta imprescindible encender la pantalla para ver la información.
El panel puede mantenerse siempre encendido, que se encienda al tocarlo, con el gesto de girar la muñeca y todo a la vez. La respuesta al gesto es bastante eficaz, aunque hay veces que no es inmediato y resulta imprescindible repetirlo. Y para apagar la pantalla basta con cubrirla con la mano, todas estas funciones son configurables desde los ajustes de pantalla.
Los marcos son generosos y no se muestran simétricos: el grosor del área inferior es más grande que el resto. Y sin que la Xiaomi Smart Band 8 disponga de botón de control: sólo puede manejarse deslizando el dedo por el panel, igual que si fuera un teléfono. Toque para seleccionar cualquier elemento de la interfaz y deslizado desde el área izquierda a la derecha para retroceder al paso anterior. Este sistema de interacción tiene el inconveniente de que, para regresar al inicio, resulta imprescindible repetir varias veces el gesto de retroceso; sin que la pantalla se muestre perezosa en el desplazamiento o en las animaciones, ambos son bastante fluidos. El refresco de la pantalla es adecuado, no se aprecian saltos a la hora de desplazarse por los distintos menús.
La pantalla es de muy buena calidad para un dispositivo tan económico como la Xiaomi Samart Band 8: se ve bien en casi todas las condiciones, fluye perfectamente en las animaciones y la respuesta a los gestos suele ser la adecuada. Además, es muy personalizable, tanto en funciones como en las esferas: Xiaomi incluye una enorme cantidad de ellas en la app Mi Fitness. También resulta posible crear watchfaces de cero.
Rendimiento y experiencia: evolución mínima, sin que eso sea malo
Xiaomi tiene claro lo que es una pulsera de actividad y a eso apunta con este nuevo modelo: a convertirse en la mejor de su especie. La Smart Band 8 es perfecta como monitor de pasos, sirve para medir el sueño, permite una interacción básica con lo que sucede en el smartphone sincronizado y también controla algunas de sus funciones; como la cámara o la reproducción. Más allá de aquí las posibilidades chocan con la frontera del formato, este dispositivo no es un smartwatch.
Me he encontrado muy cómodo utilizando la Xiaomi Smart Band 8, como si su interfaz me fuera familiar incluso tras estrenar el accesorio. Todos los elementos de software se encuentran accesibles por medio de desplazamientos, tanto en sentido horizontal como vertical: desplazando la pantalla de arriba a abajo aparecen las notificaciones, en sentido contrario las apps; de izquierda a derecha la pulsera va alternando entre ajustes rápidos y los widgets que hayamos elegido desde la app Mi Fitness. Hacerse con este sistema de control no es complicado, lo difícil es recordar dónde estaba cada cosa. Eso sí, los distintos elementos de la interfaz son personalizables. ¿Que quieres un orden distinto de las apps o, sencillamente, que no aparezcan en la banda Puedes configurarlo.
Todas las notificaciones pueden verse en la pantalla de la pulsera, pero no se pueden responder (ni siquiera con respuestas predefinidas). Los menús de configuración del dispositivo permiten ajustar una gran cantidad de valores, no hace falta acudir a la aplicación móvil. Incluso se puede elegir el watchface desde la Smart Band 8: basta con mantener pulsado sobre la pantalla hasta que salte el menú de selección entre las últimas esferas añadidas. Un par de toques y aspecto cambiado. Y un detalle que no me gusta nada: las fechas están en inglés, no se pueden poner en español. Xiaomi sigue arrastrando este inconveniente.
Xiaomi ha conseguido una pulsera de actividad más precisa de lo que me esperaba, siempre dentro de los capacidades donde acostumbran a moverse los dispositivos de su clase. Pese a las lógicas desviaciones en las lecturas, los registros de sueño, pasos, ritmo cardíaco o satauración de oxígeno en sangre acostumbran a estar al nivel de relojes mucho más especializados en salud y deporte. Durante el análisis contrasté los datos obtenidos con mi Apple Watch Ultra y no existieron exageradas diferencias; con dependencia de la actividad, como detallaré en el siguiente apartado.
Como buena pulsera de actividad que es, la Smart Band 8 mide el movimiento diario y compara todo el esfuerzo con un sistema de medición con forma de arcoíris en el que se reflejan los pasos, las calorías consumidas estimadas y los minutos de actividad. Estos valores son personalizables, conviene ajustarlos al ritmo diario para que así la pulsera estimule el esfuerzo justo para cumplir con los objetivos. Como dije, las mediciones son bastante precisas para un accesorio tan económico como esta banda: pese a que nunca hay que tomar los valores de un dispositivo no médico como determinantes, la Smart Band 8 es correcta para un uso informativo.
De media, y contando pasos manualmente para después contrastar esa medición con la obtenida por el dispositivo, he apreciado un error en el conteo que suele situarse alrededor del 1 %, al menos siempre que las zancadas se hagan lo suficientemente marcadas. En términos de registro de sueño, se detectan correctamente los diferentes estados del descanso, la hora de conciliación, la de despertar y el ritmo de respiración. La saturación de oxígeno en sangre tiende a ser acertada, aunque puede desviarse si la pulsera no se sitúa correctamente. Y esto es importante: la mejor colocación es apretando la correa a unos dos dedos de la muñeca. En esta situación los valores acostumbran a tomarse de forma satisfactoria.
Veamos qué ocurre con la aplicación móvil. La Xiaomi Smart Band 8 es compatible tanto con móviles Android (6.0 y superior) como con el iPhone (iOS 12.0 y superior). Incluso permite alternar entre varios móviles a la vez: llevé el accesorio sincronizado en mi iPhone 14 Pro y en mi Google Pixel 6a sin diferencias en la sincronización ni en la recepción de notificaciones. Para cambiar basta con desconectar la pulsera del Bluetooth activo y sincronizarla en el otro móvil, un proceso que no dura ni 20 segundos.
Mi Fitness ofrece gráficas muy detalladas de todos los valores obtenidos por la Xiaomi Smart Band 8, permite competir con otros usuarios, incluye registro deportivo con GPS para combinar el móvil en los entrenamientos al aire libre, la app permite una gran cantidad de personalizaciones y, también, actualizar la pulsera. Recibí una actualización durante el periodo de análisis, Xiaomi mantienen el soporte bastante activo.
La Xiaomi Smart Band 8 es uno de esos accesorios que no sólo ofrece complicidad con el smartphone, también ayuda en la mejora de las rutinas diarias del usuario. Eso sí, a costa de brindar una gran cantidad de datos personales, porque para configurarla correctamente, y durante el uso, se guarda en la cuenta de Xiaomi una notable cantidad de información. La mayor parte de ella puede visualizarse en la pantalla del teléfono, aunque también en la de la banda: desde las respectivas apps instaladas el sistema ofrece la última información que se registró.
La Xiaomi Smart Band 8 no admite la instalación de aplicaciones: las que hay son las que están. Sí que admite la descarga de una incontable cantidad de watchfaces: desde los ajustes de dispositivo resulta posible cambiar por completo el aspecto de la pantalla. Bajo mi opinión, creo que Xiaomi ha hecho muy buen trabajo con las esferas disponibles.
Deporte: si no necesitas GPS puede servirte
La Xiaomi Smart Band 8 no es un reloj deportivo, tampoco un accesorio que se especialice en la medición del deporte. Aun así, puede hacer bastante más que medir los pasos de forma automática, ya que incluye seguimiento de hasta 150 modos de entrenamiento. Desde los habituales de running o bicicleta a algunos más especializados, como los bolos, el futbolín o los e-sports. Dichas mediciones se llevan a cabo utilizando los sensores de movimiento y del ritmo cardíaco. Y se seleccionan desde el menú de «Entrenamiento», un conjunto de opciones bastante lioso: cuesta encontrar un deporte que no sea demasiado común.
Durante el tiempo que estuve analizando el dispositivo realicé distintas practicas deportivas, tanto de interior como de exterior. Acostumbro a hacer deporte a diario: aeróbico por la mañana (normalmente correr) y fuerza por la tarde. Para las pruebas acompañé el uso de la pulsera con mi Apple Watch Ultra. Y combiné la Band 8 con el móvil para las prácticas de bicicleta de montaña.
La pantalla de la pulsera es apta como monitor de ejercicio: pese a sus reducidas dimensiones, permite la visualización del entrenamiento en curso de manera constante (ofrece pantalla siempre encendida). Latidos, distancia recorrida, ritmo, tiempo de práctica, cadencia… Todo es visible en el panel con las dificultades que ya mencioné en el apartado de pantalla: a pleno sol la pantalla no termina de verse todo lo bien que debería. Aunque puede utilizarse.
La medición de los deportes sin el smartphone sincronizado depende del tipo de movimiento: corriendo no se puede utilizar porque el margen de error resulta exagerado (unos 500 metros de desviación por cada kilómetro); en los ejercicios de pesas la pulsera no mide las repeticiones; en deportes de salto se realiza la medición sin que apenas se pierdan brincos y en los deportes de agua más vale no esperar un registro preciso de la distancia. Es apta para meter en la piscina, mejor no hacer lo propio en la playa.
Decía antes que la medición de ritmo cardíaco me había sorprendido. Y es que Xiaomi monta un sensor que clava las pulsaciones bajas y medias, acostumbra a realizar un progreso adecuado durante la evolución del entrenamiento y hasta es capaz de registrar las altas pulsaciones; siempre con un margen de error que crece ligeramente conforme sube el ritmo. Por encima de las 155 pulsaciones el registro puede dar error: a ritmo muy alto el sensor óptico tiene dificultades. He estado a 165 mientras la pulsera me mostraba 117, no es demasiado fiable para entrenamientos que requieran controlar al detalle el esfuerzo (ni lo pretende).
En deportes que no sean muy intensos la Smart Band 8 puede ser un buen complemento del ejercicio, al menos siempre que se busque medir los valores corporales a nivel amateur. Para prácticas de alta intensidad la fiabilidad cae, como dije, aunque las gráficas de Mi Fitness no suelen reflejar esos vaivenes en la bajada de ritmo cardíaco. Echo en falta un desglose por pulsaciones en Mi Fitness: por parciales (sí separa por distancia) o, al menos, que pueda arrastrar el dedo por la gráfica para saber el ritmo cardíaco de cada momento concreto.
Un último aspecto a destacar es que Mi fitness otorga dos puntuaciones de estado físico para valorar la carga de entrenamiento («Estado») y los niveles de actividad habituales («Vitalidad»). Son dos interpretaciones de los datos obtenidos por la pulsera que ayudan a ver de forma gráfica el estado físico de cada persona.
No es un monitor deportivo, pero tampoco es su intención: como dispositivo de actividad todo en uno la Smart Band 8 es más que válida. Y sirve también para quien desee comenzar a entrenarse: es una compra que puede servir como puerta de entrada al gigantesco universo de los dispositivos de deporte. Que ya es mucho para una banda que vale 40 euros.
Batería: como quieras registros tendrás que cargarla con frecuencia
La batería me ha durado unos siete días con todos los sensores activados, incluido el registro cada minuto del ritmo cardíaco; además de mantener la pantalla siempre encendida, un aspecto que reduce en gran medida la autonomía. Quitando estas funciones, y con un uso moderado, la Xiaomi Smart Band 8 aguanta tranquilamente unos diez u once días; con una extensión de hasta dos semanas, máximo que declara la marca, reduciendo el registro de salud hasta los modos manuales y sin seguimiento de prácticas deportivas.
La carga rápida que proporciona Xiaomi con su pulsera de actividad es realmente rápida: con sólo diez minutos enchufada a la corriente la Smart Band 8 puede aguantar hasta cinco días de uso básico. El cargador incluido es magnético y tiene en el otro extremo un USB A. Los tiempos de carga quedan tal y como siguen:
- 10 minutos de carga: 26 % de batería.
- 20 minutos de carga: 56 % de batería.
- 30 minutos de carga: 74 % de batería.
- 40 minutos de carga: 90 % de batería.
- 50 minutos de carga: 92 % de batería.
- Total: 1 hora y 15 minutos.
Xiaomi Smart Band 8, la opinión de Xataka
La saga Smart Band no se caracteriza precisamente por la revolución, ya que Xiaomi, con Huami como fabricante (la marca de las Amazfit), ha evolucionado su accesorio a costa de pequeños cambios generación tras generación. En la actual nos encontramos con la novedad del brillo automático, de la pantalla siempre encendida y con 100 nits más en el citado brillo, tres aspectos que mejoran de manera considerable el uso de la pulsera en exteriores. Sólo por eso ya vale la pena decantarse por la Smart Band 8, sobre todo porque no hay una barrera de precio: Xiaomi ha mantenido el coste de entrada habitual. Me parece digno de mención.
Perfecta para estimular la actividad diaria (especialmente en aquellas personas que no practican deporte), no entraña dificultad la sincronización con el teléfono, más fiable de lo que parece con el ritmo cardíaco y también en la mayoría de registros habituales; como la saturación de oxígeno en sangre, sueño o estrés. No es un dispositivo de salud, tampoco de deporte. Aun así, los valores de medición me han parecido bastante correctos para un accesorio que cuesta 40 euros.
No se puede pedir más por lo que vale, la Xiaomi Smart Band 8 es uno de esos dispositivos tecnológicos que no arruinan ni con la compra ni con el uso. Y sigue manteniéndose como la elección prioritaria para quien busque un monitor de actividad y quiera medir de manera amateur sus prácticas deportivas. De rebote, se lleva un complemento perfectamente adaptado al smartphone, sea cual sea la marca o sistema operativo.
8,1
A favor
- El brillo automático es una buena mejora.
- El sistema de anclaje favorece el atractivo general.
- Sigue siendo la pulsera a recomendar por calidad/precio.
En contra
- La autonomía desciende mucho activando el seguimiento de salud.
- La pantalla es difícil de ver bajo la luz directa del sol
Xiaomi Smart Band 8 – Pulsera de Actividad, Autonomía de hasta 16 días, Pantalla AMOLED con Tasa de refresco de 60 Hz, 5 ATM, 150 Modos Deportivos, Negro (Versión ES)
El dispositivo ha sido cedido para la prueba por parte de Xiaomi. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
Imagen de fondo de la Smart Band | Dall-E 3 editada (descarga)
En Xataka | El mejor móvil Xiaomi en calidad precio (2023): guía de compra y comparativa
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La noticia Xiaomi Smart Band 8, análisis: la reina de las pulseras de actividad lo pone aún más difícil para que le conquisten el trono fue publicada originalmente en Xataka por Iván Linares .