San José, Costa Rica – Unos 72 millones de personas que viven en zonas rurales de países latinoamericanos y caribeños carecen de conectividad con estándares mínimos de calidad, mostró la investigación “Conectividad rural en América Latina y el Caribe: estado de situación, retos y acciones para la digitalización y el desarrollo sostenible”, presentada el jueves por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Mundial, Bayer, CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, Microsoft y Syngenta.
El nuevo documento aporta un mapa del presente estado de la conectividad rural en la región, actualizando los datos publicados por el IICA en octubre de 2020 en el documento “Conectividad Rural en América Latina y el Caribe – Un puente al desarrollo sostenible en tiempos de pandemia”.
Comparados con el 2020, cuando se verificó que unos 77 millones de personas no accedían a conectividad significativa rural, los datos del nuevo reporte indican una mejora del 12 por ciento en el acceso a este servicio vital.
El estudio, que concentró su trabajo en 26 países latinoamericanos y caribeños y ofrece un completo panorama sobre la situación de la conectividad rural en la región, reveló también que la brecha de conectividad urbano- rural, que mina un inmenso potencial social, económico y productivo en un ámbito estratégico en el que se juega la seguridad alimentaria y nutricional de buena parte del planeta, se ha expandido respecto a las mediciones presentadas en el 2020.
Actualmente, un 79 por ciento de la población urbana cuenta con servicios de conectividad significativa (ante el 71 por ciento reportado hace dos años), mientras que en las poblaciones rurales el porcentaje es del 43,4 por ciento, (ante 36,8 por ciento en el informe previo), lo que indica una brecha de 36 puntos porcentuales y muestra que si bien respecto al informe de 2020 el porcentaje de conectividad significativa rural mejoró en casi 7 puntos, la brecha urbano-rural de conectividad significativa se acrecentó 2 puntos en 2022.
Los datos presentados, por lo tanto, constataron que existe una brecha rural persistente, que reclama acciones decididas y soluciones innovadoras.
Las estimaciones realizadas permitieron caracterizar la situación de la región mediante tres clústeres de 26 países, en los que todos exhiben rezagos de conectividad, presentes en las áreas rurales desde hace décadas:
- Argentina, Barbados, Bahamas, Belice, Brasil, Costa Rica, Chile, Panamá, Trinidad y Tobago y Uruguay son los 10 países que integran el clúster de alta conectividad significativa rural y que representan un 24 por ciento de la población rural de los países analizados. En este grupo, los países que mostraron el mayor avance respecto a la medición previa fueron Barbados y Belice, con incrementos de más de 50 por ciento de pobladores rurales que ahora acceden a conectividad significativa. Argentina, Costa Rica, Trinidad y Tobago y Uruguay también registraron mejoras relevantes respecto al porcentaje de habitantes de la ruralidad con conectividad significativa, cercanos o mayores a 30 por ciento.
- Colombia, Ecuador, El Salvador, Jamaica, México, Perú, República Dominicana, Paraguay y Surinam son los nueve países que integran el clúster de nivel medio de conectividad significativa rural, grupo que representa un 46 por ciento de la población rural analizada. De este grupo Perú, México, Honduras y Bolivia presentaron los avances más significativos en términos del porcentaje de habitantes de la ruralidad que mejoraron sus condiciones de conectividad.
- Bolivia, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela son los siete países que integran el clúster de baja conectividad significativa rural, que representa 30 por ciento de la población rural analizada. Según la evolución del ICSr de 2022 respecto a 2020, Jamaica, El Salvador, Belice y Perú pasaron a formar parte del clúster de nivel medio de conectividad significativa rural.
De acuerdo al nuevo trabajo, las dificultades para incrementar más rápidamente el acceso a la conectividad rural pasan por obstáculos persistentes en la mayoría de los países en el empleo de los fondos de acceso universal, problemas en la implementación de nuevas instalaciones debido a la infraestructura eléctrica y de carreteras, elevados costos de inversión y menor costo-efectividad para las compañías operadoras, y una escasez de estímulos que alienten las inversiones en el ámbito rural.
“Superar la brecha de conectividad y en las habilidades digitales en la ruralidad requiere de la concurrencia de políticas públicas, de la participación del sector privado y de la cooperación internacional para resolver el estado de situación actual. Los países de la región, si bien están encarando acciones en materia de actualización de marcos regulatorios y desarrollo de agendas y políticas digitales, no han logrado implementar soluciones a gran escala, y presentan requerimientos importantes en materia de inversiones en infraestructura. Muchos de los avances son aún transitorios y por lo tanto hay riesgos de que se pierdan los logros obtenidos”, señaló la investigadora del IICA que lideró la elaboración del trabajo, Sandra Ziegler.
“Mejorar e invertir en conectividad es una apuesta que favorecerá el crecimiento económico de los países. Hay evidencias que demuestran el vínculo positivo entre el uso de infraestructura y el Producto Interno Bruto (PIB). La conectividad, el desarrollo de las redes móviles y la inversión para su sostenibilidad y su eventual expansión son un aporte importante en el proceso de recuperación económica post-pandemia, y para el desarrollo regional”, indicó por su parte Joaquín Arias Segura, especialista técnico internacional del IICA y co-líder de la investigación.
Objetivos del estudio
El IICA realizó este trabajo con el apoyo del Banco Mundial, Bayer, CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, Microsoft y Syngenta a partir de un consenso inter-institucional que considera que promover la conectividad es condición indispensable y prioritaria para permitir el desenvolvimiento del conjunto de la vida productiva, social y comunitaria en la ruralidad.
Además, las transformaciones tecnológicas y las aplicaciones de éstas a la producción en el ámbito rural, con los consecuentes beneficios económicos y sociales que generan, exigen alentar políticas e iniciativas que salden la brecha de conectividad rural.
La investigación constituye un llamado a una acción decidida de gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para corregir las brechas de conectividad rural de forma rápida.
El trabajo considera que el cambio tecnológico en el ámbito rural ha contribuido a aumentar los niveles de productividad de los cultivos en las regiones más rezagadas, por lo que la conectividad tiene un gran potencial para fomentar las rupturas de círculos viciosos que hoy generan inseguridad, pobreza y emigración de la población que habita en la ruralidad.
Por eso, una mejora sustancial de la conectividad rural sería clave para facilitar el acceso de los productores a las cadenas de comercialización, contribuir al relevo generacional en la agricultura, empoderar a las mujeres rurales e impulsar la bioeconomía, entre otros impactos, además de ser una condición necesaria para la diseminación de conocimientos e información estratégica para mejorar cultivos y rendimientos, e implementar buenas prácticas agrícolas, contribuyendo a la generación de más ingresos en el campo.
Recomendaciones en materia de políticas públicas
El estudio incluye una serie de recomendaciones en materia de políticas públicas para desarrollar las habilidades digitales en la población rural, buscando maximizar las oportunidades que brinda la conectividad en la ruralidad. Son las siguientes:
- Garantizar la conectividad asequible y significativa para fines educativos y abordar junto con la brecha de acceso el uso de las nuevas tecnologías entre la población.
- Abordar el problema de las habilidades digitales segmentando los destinatarios de las iniciativas. Se requieren estrategias diferenciales de formación para los jóvenes inmersos en la escolaridad y la población económicamente activa que tiene que atravesar el proceso de reconversión productiva.
- Crear oportunidades genuinas de inmersión en tecnologías y diseñar experiencias a medida con los usuarios, de modo de generar mejores condiciones para la adopción de las habilidades digitales necesarias.
- Los jóvenes, que se encuentran cursando estudios ligados a la formación agropecuaria requieren recibir una formación acorde a los procesos de digitalización de dicha actividad.
Impulsar la llegada de la tecnología digital a través de la educación formal. La presencia de niños y jóvenes en los hogares y la incidencia de las escuelas son impulsores de la incorporación de tecnologías en el ámbito rural. Se requiere alentar a los Estados en el sostenimiento de políticas TIC como motor de impulso en el ámbito rural, para la formación de recursos calificados entre la población joven que favorezca el arraigo y como incentivo para la adopción de estas tecnologías entre los adultos.
- Los jóvenes rurales deben recibir capacitación digital que debe incluirse en los programas educativos desde la escuela primaria hasta la educación superior. Garantizar el acceso universal a internet en las escuelas rurales es una condición necesaria para impulsar el despegue de la digitalización.
- Apoyar estudios sobre habilidades digitales en la región. La vacancia en investigaciones científicas en la materia y las evidencias que puedan recabarse a partir de éstas son una llave para el diseño de políticas e iniciativas que fomenten el desarrollo de habilidades digitales en la región.
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Gerencia de Comunicación Institucional