En Los Ángeles han decidido bombardearse a sí mismos con millones de moscas de la fruta para conseguir un objetivo ambicioso: un Los Ángeles libre de moscas de la fruta. No, no es un error. Sí, sí suena raro. La campaña que las autoridades californianas se plantean desplegar tiene sin embargo más lógica de lo que pueda parecer y una relevancia económica de primerísimo nivel. Con ella quieren evitar una plaga que podría devastar una industria de miles de millones de dólares.
Nos explicamos.
“Autobombardeo” con moscas. Quizás suene exagerado, pero eso es más o menos lo que han decidido hacer las autoridades californianas en el condado de Los Ángeles. A lo largo de varias semanas dejarán caer desde el cielo cientos de miles de moscas de la fruta sobre su territorio. ¿Cuántas? Millones.
Los Angeles Times habla de que mientras dure la campaña cada semana se soltarán más de 250.000 ejemplares por milla cuadrada en un área de nueve millas cuadradas y la cadena CBS va algo más allá y precisa que el Departamento de Alimentación y Agricultura de California (CDFA) prevé liberar 2,25 millones de insectos. Todo para acabar con las moscas mediterráneas de la fruta que vuelan a sus anchas por la zona, una especia conocida por los entomólogos como Ceratitis capitata o, dependiendo la zona en la que se encuentre, moscamed o medfly.
Matar moscas a moscazos. Quizás la iniciativa suene algo descabellada, pero una cosa es que lo parezca y otra muy distinta que lo sea. El plan de la CDFA está bien estudiado y se basa en un dato clave: esas 2,25 millones de moscas liberadas no son insectos normales, sino ejemplares macho criados a propósito en una base militar de Los Alamitos. Cada una de ellas está marcada con un tinte especial, visible bajo luz ultravioleta, que las identifica entre las moscas salvajes.
Lo que hace que esos ejemplares resulten tan especiales —y valiosos— es sin embargo otra de sus peculiaridades: no pueden reproducirse. Todos y cada uno de esos 2,25 millones de machos son estériles, por lo que los huevos resultantes de su apareamiento con hembras silvestres serán infértiles. La estrategia se llama “TIE”, siglas en inglés de “técnica de insectos estériles”, y como reconoce la propia CDFA busca “reducir el potencial reproductivo” en un área determinada. “Este enfoque de ‘control de la natalidad’ puede usarse para prevenir y erradicar poblaciones de mosca sin efectos secundarios sobre el medio ambiente”, abunda el organismo.
Un arma… pero no la única. Jay Van Rein, portavoz de la CDFA, explicaba hace poco a Sfgate que el plan pasa por liberar 250.000 moscas de la fruta estériles por milla cuadrada cada semana y que la campaña para erradicar toda la población actual de insectos podría prolongarse seis meses. O incluso más tiempo. Semejante “bombardeo” no es la única baza que juega la CDFA, que a principios de mes puso en cuarentena alrededor de 69 millas cuadradas —equivalente a 179 km2— del condado de Los Ángeles precisamente para plantar cara a estas moscas.
Para ganarle el pulso al molesto díptero, eliminarlo y evitar que se propague a nuevas zonas, las autoridades californianas han pedido a los vecinos de esa región con cosechas propias que no repartan sus frutas y verduras y que si se deshacen de ellas usen siempre bolsas dobles. La CDFA se planteaba también en octubre usar un pesticida natural elaborado a partir de una bacteria del suelo. La medida afecta a los particulares, pero también a las empresas mayoristas y los minoristas de fruta, lo que ya ha llevado a algunos a hablar de pérdidas sustanciosas.
Todo por unas moscas. Quizás lo más sorprendente de lo que ocurre en Los Ángeles no es que se vayan a liberar moscas para acabar con las moscas —la TIE es al fin y al cabo una práctica no tan extraña, la contempla la FAO y ya la hemos visto en Singapur para eliminar mosquitos—, sino qué ha llevado a tamaño despliegue. Si la CDFA ha puesto en marcha la maquinaria institucional y se ha trazado semejante plan de control ha sido por el descubrimiento de tres moscas.
Así lo detalla Los Angeles Times, que revela que lo que hizo saltar todas las alarmas fue el hallazgo de tres moscas de la fruta en octubre. Sí, has leído bien: tres. El descubrimiento lo hizo un técnico de la oficina de agricultura del condado de Los Ángeles, que encontró dos ejemplares adultos en una trampa instalada en un árbol de caqui y otro más en un granado situado en un patio de Leimert Park, al sur de Los Ángeles. Solo unas semanas después tenemos una orden de cuarentena que, asegura el rotativo, se ha extendido hasta abarcar un amplia área de casi 90 millas cuadradas, y un plan para liberar millones y millones de moscas.
Pequeña, pero temible. Quizás no fuesen muchas y quizás no fuesen especialmente grandes, pero como explica Ken Pellman, portavoz de la oficina de agricultura del condado de Los Ángeles, “más vale prevenir que curar”. Ahora los expertos prevén liberar los machos estériles cada tres o cuatro días durante dos ciclos de vida de las moscas de la fruta, que suelen durar a su vez entre cuatro y seis meses. Tienen buenas razones para ser tan cautelosos.
La Ceratitis capitata deposita sus huevos en el interior de más de 250 tipos diferentes de frutas y verduras. Cuando eclosionan, sus larvas abren luego galerías que acaban pudriendo y destrozando las cosechas. Citando cálculos de la propia CDFA, Independent asegura que si esas poblaciones se salen de control pueden acabar costando al estado hasta 1.800 millones de dólares anuales.
Una vieja conocida enemiga. No es la primera vez que el estado de California se las ve con estas moscas. A comienzos de la década de 1980 alcanzaron tal nivel que el entonces gobernador, el demócrata Jerry Brown, decidió lanzar una intensa campaña con un insecticida malatión. Funcionó más o menos. La medida generó un fuerte rechazo social y, si bien las moscas parecieron desaparecer durante un tiempo, estaban de vuelta a finales de esa misma década.
Las moscamed o medfly tampoco son el único quebradero de cabeza de la CDFA. En agosto Los Ángeles detectó varias decenas de moscas de la fruta Tau, oriundas del Sudeste Asiático, lo que obligó a desplegar la primera cuarentena de la que se tiene constancia en el hemisferio occidental para frenar esta especie en concreto. En aquella ocasión se habían identificado cerca de Santa Clarita una veintena de ejemplares de Tau, que puede representar una plaga “grave” para el sector.
Imágenes: Katja Schulz (Flickr), CDFA y Jean and Fred Hort (Flickr)
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La noticia Los Ángeles va a soltar dos millones de moscas de la fruta. Su plan: un Los Ángeles sin moscas de la fruta fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .