Espero que no estéis leyendo esto mientras echéis gasolina. Y no porque la DGT esté multando a gente por ello, sino porque aunque en Xataka nos gustan los experienciales… tampoco hay que llevar las cosas hasta el extremo.
Sea como sea, cada vez que surge un nuevo bulo sobre gasolineras y teléfonos móviles la pregunta es la misma: ¿De verdad hay peligro de que salte todo por los aires? ¿No será un mito urbano? ¿Estamos seguros ni siquiera de que esté prohibido? Bien, vayamos por partes…
¿Realmente está prohibido? El Reglamento General de Circulación dice en el artículo 115.3 que [las gasolineras] “no podrán facilitar los combustibles para su carga si no está parado el motor y apagadas las luces de los vehículos, los sistemas eléctricos como la radio y los dispositivos emisores de radiación electromagnética como los teléfonos móviles”.
Por supuesto, puede haber normativas internas de las estaciones de servicio, pero (aunque la redacción puede resultar algo equívoca) la prohibición de nuestra legislación vigente hace referencia a eso: a usar el móvil mientras se llena el depósito.
¿Realmente es tan peligroso? Lo cierto es que, como señala la RACC, “no hay constancia de incidentes por culpa del uso del móvil en una gasolinera. Y, si nos ponemos estrictos, no es de extrañar.
Porque… ¿a qué se debe esta prohibición? Y la respuesta, como era previsible, no está demasiado clara. La primera posible explicación (muy relacionada con el texto del Reglamento) tiene que ver con lo que son: “transmisores de radiofrecuencia de baja potencia (entre 450 y 2700 MHz)” y un pico de potencia que “oscila entre los 0,1 y los 2 vatios”.
El problema es que ninguno de los dos problemas vinculados a esto (que se produzcan una explosión o un incendio) tienen una alta probabilidad de ocurrir. Al fin y al cabo, tienen muy poca potencia (menos de 1 w/cm2) y solo un defecto de la batería podría causar un problema serio en este sentido.
¿Y si el problema fuera otro? No obstante, en los últimos días se ha viralizado otra explicación. En este caso, la ha dado RubenBlackMountain, tiktoker, bombero y divulgador de temas relacionados con su profesión. Y tiene que ver con los botones físicos.
“Para explicar [esta prohibición] nos tenemos que ir unos años atrás, cuando los teléfonos móviles eran analógicos y tenían botones físicos. Los combustibles líquidos liberan gases muy inflamables y todos sabemos que haría falta una pequeña fuente de ignición para que esto para se incendiara”.
“¿Y dónde se produce esa chispa” En el caso de los teléfonos analógicos, siempre según RubenBlackMountain, esta posible chispa se produciría en los botones físicos y “al no ser estancos podían ser suficiente para que provocara un incendio en un ambiente muy inflamable”.
¿Entonces? No hemos podido confirmar esta última teoría y, aunque puede ser cierta, no está claro que el legislador tenga en mente las teclas físicas del Nokia 3310 para mantener la prohibición vigente. De todas formas, también parece algo muy improbable.
Como en el caso de los aviones, la prohibición de los teléfonos móviles mientras repostamos parece más bien un residuo del pasado que, en aplicación del principio de precaución (“para que no pase nada”) se mantiene. Al fin y al cabo, es más probable que el uso de móviles sea más peligroso como fuente de distracción (“atropellos, despistes con el coche y otros peatones, etc”) que como posible origen de una explosión.
No debería de sorprendernos, al final siempre la clave está en el factor humano.
En Xataka | La DGT no te va a multar por llevar el móvil en un soporte con ventosa (pero hay algunas excepciones)
Imagen | Erik Maclean
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La noticia “Más peligro que un móvil en una gasolinera”: las razones científicas de una de las prohibiciones más raras de la DGT fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .