La pandemia supuso un punto de inflexión determinante en la concepción de las relaciones laborales. Una de las reacciones más llamativas por sus implicaciones fue el fenómeno de la Gran Renuncia, que provocó una ola de renuncias sin precedentes entre los trabajadores de todo el mundo.
Pero no solo los empleados están hartos de sus condiciones laborales. Los altos ejecutivos de las compañías también están dejando sus cargos a un ritmo sin precedentes.
La Gran Renuncia llega con fuerza a los altos cargos. Según un informe Challenger CEO Turnover Report 2023 de la firma de coaching ejecutivo Challenger, Gray & Christmas, más de 1.400 directores ejecutivos de empresas en Estados Unidos han dejado sus puestos entre enero y septiembre de 2023. Eso supone un aumento del 50% en el número de renuncias con respecto al mismo periodo del año pasado y el nivel más alto desde que la consultora empezó a hacer el seguimiento en 2002.
El total de renuncias en los puestos de CEO de las empresas norteamericanas se cifraba en septiembre en 1.425 altos cargos dimitiendo de sus funciones, superando por mucho a las 1.235 renuncias que se registraron en todo 2022. Todavía está por ver si se superará el récord de dimisiones registradas en 2019, donde la cifra ascendió a 1.640 dimisiones en todo el año. La tendencia y los malos resultados económicos previstos de cara a 2024, indica que en 2023 se superará esta cifra.
La tormenta perfecta: cambio de prioridades y escasez de talento. Los motivos que ha llevado a los CEO a renunciar de su cargo no son muy distintos de los de sus empleados. Algunos acusan el Síndrome de Burnout tras vivir en primera línea la toma de decisiones estratégicas para el futuro de las empresas en un escenario inédito para el que no te preparan en ninguna escuela de negocios. Simplemente, deciden dar un paso al lado para priorizar el equilibrio entre la vida personal y profesional, la salud mental y el propósito de su trabajo.
Según un estudio de Deloitte, alrededor del 70% de los altos ejecutivos de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia han considerado seriamente dejar sus trabajos, y el 37% lo haría por una mejor calidad de vida. Otro factor que influye es la alta demanda y escasez de talento en el mercado laboral, que ofrece a puestos tan especializados más opciones y mejores ofertas laborales.
El CEO no es un empleado más. Los puestos de liderazgo están especialmente vinculados a la toma de decisiones, por lo que dejar vacante ese puesto implica un periodo de incertidumbre e inestabilidad interna que deja a la empresa en pausa y sin capacidad de toma de decisiones.
Además, esta figura representa a la empresa, por lo que su dimisión puede restar competitividad a la empresa al generar incertidumbre interna, pero sobre todo va a minar la confianza de los inversores, clientes y socios.
Spain is different. En España no se ha registrado un aumento significativo de dimisiones en este perfil ejecutivo y las salidas más notables se han producido como consecuencia de un cambio de estrategia o por fusiones entre empresas.
Al igual que ha sucedido con el resto de los empleados, en España no se ha producido un seguimiento tan masivo de la Gran Renuncia como en Estados Unidos u otros países, aunque sí se tiende más a posiciones más pasivas como la renuncia silenciosa o presentarse a otras vacantes por ira como reacción al descontento laboral.
Imagen | Pexels (Andrea Piacquadio)
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La noticia Los directivos viven su propia Gran Renuncia: las dimisiones entre altos cargos se han disparado un 50% fue publicada originalmente en Xataka por Rubén Andrés .