El Hematocrítico, alias del coruñés Miguel López, ha fallecido repentinamente a los 47 años, y pese a su juventud, resulta complicado echar la vista atrás y resumir en solo unas líneas todo lo que ha aportado a la cultura digital en español. De sus inicios virtuales, antes de las redes sociales y cuando las interacciones se limitaban a mensajes entre foros y blogs, hasta su inmersión en formatos como Twitter, Tumblr o los podcasts, El Hematocrítico exploró nuevas formas de hacer humor y difundir la cultura que en muchos casos siguen coleando hoy.
Yo conocí a Hemato en una internet mucho más joven y asilvestrada, en El Focoforo, un sencillo foro donde -en sus primeros pasos, antes de que se convirtiera en una espeluznante hidra que fue reflejo, también, de la internet de troleo y lágrimas que estaba por venir- los usuarios intercambiaban conversaciones y archivos sobre películas, cómics, libros y series. Él emprendió en solitario la tarea de subtitular en español un par de series entonces muy poco conocidas, ‘The Thick Of It’ y ‘Mr. Show’. Porque quería que más gente las disfrutara.
En pocos años fue compaginando su trabajo habitual como profesor de escuela infantil en Coruña con múltiples proyectos en los que aprovechaba al máximo el potencial de las nuevas plataformas de difusión de contenidos. Parecía que las ideas le quemaban, tal era el nivel y la abundancia de sus creaciones. Usaba Twitter como campo de experimentación de nuevas ideas que luego trasladaba a plataformas como Tumblr, y nacieron así algunas de sus primeros éxitos.
Uno de ellos fue El Hematocrítico de Arte, una tronchante recopilación de pinturas clásicas ignotas que iba titulando de forma que contrastara o reformulara las imágenes. Los resultados eran casi una clase intuitiva y magistral sobre los mecanismos del humor. Su otro gran triunfo en este formato fue Drama en el portal, una recopilación de notas entre comunidades de vecinos que acabaron conformando una auténtica enciclopedia de la amenaza velada y los recados pasivo-agresivos. Ambos fueron recopilados en varios volúmenes por ¡Caramba!.
Con este segundo proyecto, Hematocrítico entendió una de las claves de su trabajo digital: la importancia de la interactividad en las redes, ya que a través de su cuenta de Twitter (en el momento de escribir estas líneas, con más de 161.000 seguidores) recibía decenas de esos dramas en portales. Fue en Twitter donde encontró sus principales éxitos y donde exprimió formatos e ideas. Por ejemplo, él fue el que, de forma intuitiva y sin red, se lanzó a comentar programas de televisión en directo. En ‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’, que ayudaba a convertir en trending topic cada semana, dio con el felicísimo palabro ‘tróspido’, que ya ha pasado al vocabulario cotidiano común.
Otro formato que cultivó fue el de los podcasts: en su programa ‘Los hermanos Podcast’, que hacía en colaboración con Noel Ceballos y desde hace unos meses, también con Nus Cuevas, revisaban puntales inauditos del lado oscuro de la cultura. Desde las películas de los Hombres G a las webs de tronadísimos filósofos esotéricos, y revisaban capítulo a capítulo ‘Médico de familia’. Todo esto antes de que los podcasts fueran devorados por la maquinaria de las plataformas, de los extractos minúsculos para redes sociales y del true crime para todos los públicos.
Su otra gran faceta como autor (aparte de colaborar en los guiones del talk-show bizarro ‘Los felices veinte’, presentado por Nacho Vigalondo) está en la literatura infantil, donde estuvo volcado en los últimos años, y donde fue artífice de éxitos editoriales como la serie Max Burbuja. A menudo contó con colabores de excepción. Por ejemplo, el ganador del Goya Alberto Vázquez imaginó las aventuras de ‘Feliz Feroz’ (‘Lobiño riquiño’ en gallego), entre otros. Con el Premio Nacional del Cómic Paco Roca concibió ‘Doña Problemas’, sobre una niña que resuelve las cuitas de sus compañeros en el colegio. Y con Albert Monteys inventó ‘Leyendas del recreo’, con aventuras y fantasía en el patio de la escuela.
Este volcarse en la literatura infantil y juvenil no solo era algo con compartía con su pareja Ledicia Costas, sino que lo llevaba más allá, como teórico de la crianza empática que desarrolló en el libro ‘¡Escúchalos!’ o en múltiples columnas sobre novedades culturales apropiadas para los más pequeños. Él mismo siempre tuvo esa aproximación sin contaminar de los niños hacia todo aquello sobre lo que escribía: los libros, las películas y hasta las series que subtitulaba para El Focoforo.
Desde ayer, Twitter está volcado en homenajear a Hemato, y el hashtag #Graciashemato se ha convertido en trending. Como muchos destacan, es quizás el mejor símbolo de cómo aunque internet se ha convertido en un sitio a ratos tenebroso, hay quien logró sortear esa mala sombra y no perder nunca la sonrisa. Como serendipia total, ayer se cumplían 25 años de la muerte de Gloria Fuertes, con quien Hemato compartía tanto en su forma de contemplar el mundo. Otro recordatorio de lo que aún nos queda por aprender cada vez que empezamos la enésima discusión del día en Twitter.
Cabecera: Albert Monteys
En Xataka | Me he ido de Twitter a Bluesky y su principal problema es, más bien, mío: gestionar mi ego
– La noticia Con El Hematocrítico nos deja uno de los últimos vestigios de una internet más amable y divertida fue publicada originalmente en Xataka por John Tones .