Vivimos en una época en la que estamos más conectados que nunca. Contactos en un amplio sentido. No solo tenemos Internet al alcance de la mano gracias a nuestro teléfono inteligente, sino que podemos movernos de un extremo a otro del mundo gracias a una avanzada red de transporte global.
Si quisiéramos viajar de Londres a Nueva York bastaría con comprar un billete de avión y presentarnos en el aeropuerto (teniendo en cuenta los requisitos de ingreso al país, claro) para llegar a destino en unas pocas horas. Esta realidad que hoy podemos disfrutar era inexistente hace unos setenta años.
Cuando el barco era el transporte transatlántico por excelencia
A finales de la década de 1940, Queen Mary y Queen Elizabeth eran dos de los transatlánticos más famosos de la época. Llevaban décadas transportando personas a un lado y otro del Océano Atlántico en servicios regulares donde lo que importaba era la velocidad. Sus viajes solían tener una generosa duración de entre tres y siete días.
En aquellos tiempos, como decimos, el barco era el transporte transatlántico por excelencia, por lo que hacer viajes más rápidos era una prioridad. Estados Unidos, por cierto, no quiso quedarse fuera de la carrera, así que impulsó un ambicioso proyecto para crear el transatlántico más ambicioso en ese sentido.
Después de varios meses de diseño, un enorme barco llamado SS United States empezó a construirse en 1950 en un astillero en Newport News, Virginia. El barco sería operado por United States Lines, y Estados Unidos se ofreció a financiar casi el 70% de los 79,4 millones de dólares (993 millones en la actualidad) del proyecto, eso sí, con una condición.
El SS United States debería convertirse en una embarcación de transporte de tropas en caso de ser necesario. La necesidad de construir un vehículo marítimo rápido, lujoso y apto para la guerra dio como resultado una embarcación con características únicas. Para ahorrar peso, se utilizó una enorme cantidad de aluminio (más que cualquier otro proyecto de la época).
También se instalaron cuatro turbinas (las más potentes del momento) que, en combinación con ocho calderas, eran capaces de suministrar 180.000 kW de potencia a sus cuatro hélices de bronce cuyo diámetro era de 5,5 metros. Con una carga de combustible al máximo podía viajar aproximadamente 19.000 kilómetros.
La velocidad era importante, recordemos, así que podía moverse a 38 nudos (70 kilómetros por hora). El SS United States alcanzó esa velocidad en su viaje inaugural desde el puerto de Nueva York hasta Bishop Rock, hito que le permitió recibir el galardón Blue Riband. El transatlántico completó el viaje de ida en tres días, 10 horas y 40 minutos. De regreso, el tiempo de viaje fue de tres días, 12 horas y 12 minutos.
Uno de los aspectos más notables de esta obra de la ingeniería es que desde el 3 de julio de 1952, día en el que se realizó el mencionado viaje, ningún otro transatlántico en la historia ha conseguido arrebatarle el título. En la actualidad, los cruceros, por avanzados que sean, viajan a una velocidad promedio de unos 20 nudos.
Como ya hemos visto, en los últimos años se han desarrollado proyectos monstruosos de transporte marítimo. El Wonder of the Seas, el crucero más grande del mundo, puede alcanzar una velocidad máxima de 20 nudos. El Icon of The Seas, que le sucederá el año que viene, eleva la marca a 22 nudos.
El SS United States tenía 395 camarotes y 14 suites de primera clase. Todo el interior estaba decorado con colores rojos, azules, verdes y dorados. Los diseñadores minimizaron al máximo el uso de madera para reducir el riesgo de incendio y cumplir con las pauta de protección establecidas por la Marina de Estados Unidos.
Las obras de arte también estaban presentes en varias partes del barco, principalmente en las dedicadas a la primera clase. Un elemento ampliamente presente también en toda la estructura interior era el asbesto. Se trata de un material perjudicial para salud que ha se ha dejado de utilizar o ha sido prohibido en gran parte del mundo.
El transatlántico cumplió a la perfección con su misión durante varios años, pero para 1958, cuando los vuelos aéreos intercontinentales se volvieron más accesibles, su popularidad cayó en picado. Continuó operando hasta 1969, año en el que finalmente fue retirado y atracado en Filadelfia, Estados Unidos.
Desde aquel entonces, el SS United States ha sido vendido varias veces. Primero fue remolcado a Turquía, después a Ucrania, donde en el astillero de Sebastopol se retiró el asbesto de su interior. En la actualidad se encuentra nuevamente en Filadelfia, donde los planes para restituirle su esplendor y volver a ponerlo en funcionamiento no han llegado a buen puerto.
Imágenes: Frederic Logghe | René Beauchamp | Brian W. Schaller
–
La noticia SS United States: tenía lo máximo en lujo y era el transatlántico más rápido del mundo. Ahora se oxida en un muelle fue publicada originalmente en Xataka por Javier Marquez .